En una respuesta escrita que ha sido aprobada por el Papa, el cardenal dice que «a las mujeres que, en esa situación, han optado por la vida y llevan una existencia muy compleja a causa de esa opción, se las debe alentar a acceder a la fuerza sanadora y consoladora de los sacramentos». Por lo tanto, sus hijos deben ser bautizados y ellas tienen el mismo derecho que los demás católicos a participar en la misa y eventualmente recibir la comunión.
La mano tendida incluye a las mujeres que se dedican a la prostitución. «Puede ocurrir que alguna de estas madres, dada la fragilidad de su situación, algunas veces recurra a vender su cuerpo para sostener su familia», escribe el purpurado. En ese caso, «la comunidad cristiana esta llamada a hacer todo lo posible para ayudarle a evitar este gravísimo riesgo, más que juzgarla duramente».
«A Usted, le corresponde velar para que ese tipo de comportamientos no se den en su iglesia local», escribe Fernández al obispo Ramón Alfredo de la Cruz Baldera, de República Dominicana, que le había planteado la cuestión, preocupado porque algunas madres solteras «se abstienen de comulgar por temor al rigorismo del clero y de los dirigentes comunitarios».
El cardenal recuerda que en octubre el Papa denunció las «actitudes machistas y dictatoriales de aquellos sacerdotes que se exceden en su servicio y maltratan el pueblo de Dios». También transcribe la respuesta que en 2015 dio Francisco a una mujer de 31 años de Los Ángeles, que le contó que era madre soltera, tenía dos hijos pequeños y era atendida por una institución de la Iglesia: «Sé que no es fácil ser una madre soltera, sé que la gente a veces las puede mirar mal, pero te digo una cosa, sos una mujer valiente porque fuiste capaz de traer éstas dos hijas al mundo. Vos podrías haberlas matado en tu vientre, y respetaste la vida, respetaste la vida que tenías dentro tuyo, y eso Dios te lo va a premiar, y te lo premia. No tengas vergüenza, andá con la frente alta: 'Yo no maté a mis hijas, las traje al mundo'. Te felicito, te felicito, y que Dios te bendiga».
«Se debe trabajar pastoralmente para hacer comprender que el hecho de ser madre soltera no impide el acceso a la Eucaristía. Como el resto de los cristianos, la confesión sacramental de los pecados cometidos les permite acercarse a comulgar. La comunidad eclesial debe valorar, además, que son mujeres que acogieron y defendieron el don de la vida que llevaban en sus entrañas y que luchan, cada día, por sacar sus hijos adelante», concluye el documento.
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete