El Vaticano elige a una mujer que escapó de una red de prostitución para presentar un mensaje del Papa sobre los migrantes

«Nací y crecí en el Estado de Edo, que hoy se considera el centro de la trata de seres humanos en Nigeria», comenzó. Explicó que en esa tierra «miles de mujeres y niñas son reclutadas y obligadas a una vida de abusos, deudas, humillaciones, violencia, explotación y, sobre todo, silencio».

A Blessing, que estudió informática, la captaron en Benin City, con la falsa promesa de un empleo en España. Le hizo la propuesta una mujer a la que conoció en una iglesia pentecostal, pues le ofreció trabajar para su hermano, que supuestamente tenía una tienda de ordenadores y estaba buscando una nueva empleada honesta y competente.

Cuando aterrizó en Italia, no se encontró una tienda de ordenadores sino unos delincuentes que le informaron de que tenía con ellos una supuesta «deuda» de 65.000 euros. «Para los explotadores, eres una mercancía en venta, contigo pueden especular y ganar dinero; para los compradores de sexo eres una mercancía en venta que comprar y utilizar para su placer, imponiéndote una violencia que se 'justifica' con el uso del dinero», aseguró.

Junto a ella, había otras chicas a las que amenazaban y asustaban. Si no pagaban semanalmente una cantidad establecida, tomarían represalias contra ellas y contra su familia en Nigeria. Una de sus compañeras aseguró que habían asesinado a su hermano por no haber podido pagar.

Cuenta que pidió ayuda al primer hombre que le solicitó un encuentro sexual. Era un médico y había vivido algunos años en Nigeria. Ella le contó su historia y le explicó que deseaba denunciar a sus explotadores. Pero él tuvo miedo, le entregó 50 euros y la llevó de regreso a la acera. Desde ese momento Blessing decidió escapar.

«Gracias a la educación que me permitió conocer mis derechos básicos, y gracias a Dios que me dio la fuerza y el valor, conseguí escapar y denunciar», explicó en el Vaticano. Sin dar más detalles, explica a ABC que los «explotadores no se rindieron fácilmente», y que siguieron amenazándola a ella y a su familia, pero que el «apoyo incondicional de su padre» le ayudó a no dar ni un paso atrás. «No te rindas, me decía», asegura Blessing.

Cuando escapó, la policía italiana la condujo a un refugio gestionado por religiosas, y ella entró en el pánico, pues recordó que precisamente una mujer cristiana fue quien le engañó en Nigeria. Por eso, aceptó pasar con ellas sólo una noche. «Los traficantes deshumanizan y cosifican a sus víctimas, lo que hace perder la autoestima y el control sobre sus propias vidas, su libertad y su dignidad. Pero esas religiosas me ayudaron a recuperar la confianza en mí misma y en los demás, a retomar mis estudios y a empezar a trabajar como mediadora cultural e intérprete», resume.

Ahora Blessing colabora con ellas y ha fundado la ONG «Weavers of Hope» para rescatar a mujeres de la calle y crear oportunidades para niñas en Nigeria. «Desde 2018 hemos rescatado a unas 150 chicas y mujeres en Italia, y las hemos ayudado a comenzar un proceso de inserción social y profesional», explica. Cuenta su historia en un libro publicado en Roma bajo el título «El coraje de la libertad».

«No nos avergüenza que nos llamen supervivientes de la explotación sexual porque, a través de nuestro testimonio, nos gustaría que cualquier niña de Nigeria tuviera la esperanza de seguir soñando y que las que aún son víctimas encuentren el valor para poder escapar». Asegura que en Italia hay entre 50.000 y 70.000 mujeres obligadas a prostituirse, y que al menos la mitad son nigerianas.

Propone a la sociedad «conocer mejor y comprender la situación de las víctimas, de dónde vienen, qué condiciones de miseria, degradación, falta de oportunidades les empujan a abandonar sus países». También, «escuchar a las supervivientes, sus experiencias de miedo y dolor, pero también de resistencia y coraje en los países de destino donde son explotados».

Lamenta que se hable de la prostitución como si esas mujeres la ejercieran siempre «voluntariamente», y se olvida «la vulnerabilidad de miles de niñas, jóvenes y mujeres, que a menudo provienen de entornos difíciles y no son mujeres libres sino esclavizadas, son víctimas de la trata de seres humanos, un fenómeno del que se sabe poco».

En este caso es una historia con final feliz. «Hace dos años me licencié en Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales en la Universidad L'Orientale de Nápoles, con un trabajo sobre la reintegración de mujeres nigerianas víctimas de la trata en Italia. Para hacerlo, entrevisté a 70 mujeres que habían pasado por el proceso de reintegración entre 2004 y 2022. Las historias son similares y dejan claro que aún queda mucho por hacer para que puedan llevar una vida independiente sin el riesgo de volver a caer en manos de los traficantes. Por eso creo que mi compromiso y el nuestro son absolutamente urgentes y fundamentales».

El texto del mensaje del Papa se titula «Dios camina con su pueblo». Se trata de una preparación para la «Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado» que la Iglesia católica celebrará el próximo 29 de septiembre. Francisco recuerda que «los migrantes huyen a menudo de situaciones de opresión y abusos, de inseguridad y discriminación, de falta de proyectos de desarrollo». En su mensaje, recuerda a «aquellos que han tenido que abandonar su tierra en busca de condiciones de vida dignas» y propone a los católicos conocer de primera mano la historia de alguno de ellos.