Tras el fuego, llega el agua: preocupación en España por las lluvias extremas en otoño

La borrasca Erin ha provocado daños en Cataluña, Baleares y Aragón. Los expertos alertan del riesgo de próximas danas por el calor acumulado en el mar Mediterráneo

Una fuerte tromba de agua inunda calles y sótanos en Badalona y Barcelona

Una pareja se protege de la lluvia por el paso de la borrasca Erin EFE

España vive estos días un brusco giro meteorológico. Al verano más extremo que se recuerda, con la ola de calor más intensa registrada, un Mediterráneo excepcionalmente cálido y graves incendios forestales en el noroeste peninsular, le ha sucedido un temporal de lluvias y tormentas que ... ha puesto en alerta a buena parte del país. La borrasca Erin, formada a partir de un huracán atlántico, ha descargado con fuerza sobre Baleares, Cataluña y Aragón, marcando el inicio de un otoño que los expertos describen como cálido e inestable.

El verano climatológico, que se despide este domingo, ha sido una estación marcada por el exceso térmico y los incendios. Las olas de calor han puesto en jaque a la Península durante semanas, con temperaturas extremas que batieron récords en varias capitales de provincia y con un mar Mediterráneo que alcanzó valores inusuales.

Ese exceso de calor y sequedad se ha traducido en graves incendios en Galicia, Asturias y Castilla y León, que, hasta el momento, han calcinado más de 400.000 hectáreas y fueron desalojadas miles de personas. El fuego ha sido el símbolo de un agosto que, en palabras de los expertos, confirma la tendencia hacia veranos cada vez más cálidos, secos y extremos.

Inundaciones, vuelos cancelados y cosechas arruinadas

Con este telón de fondo, los restos del huracán Erin han inaugurado una nueva etapa. El fenómeno, que atravesó el Atlántico como ciclón tropical, llegó a la Península convertido en borrasca, pero con la fuerza suficiente para desencadenar un episodio de inestabilidad generalizada. Ayer, la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) activó avisos naranjas en Mallorca, Menorca, Barcelona, Gerona y Castellón por lluvias y tormentas. Se registraron en Cataluña precipitaciones de hasta 40 litros por metro cuadrado en una hora, acompañadas de granizo y rachas intensas de viento.

El episodio de granizo fue muy superior en Aragón, al causar destrozos en tejados, coches y campos de viñedo a pocos días de arrancar la vendimia. La Asociación de Agricultores y Ganaderos de Aragón calcula que se ha dañado el 75 por ciento de la cosecha de fruta y almendra pendiente de recolectar en esta zona.

Descenso térmico

El impacto también se hizo notar en la movilidad aérea: el aeropuerto de Palma sufrió un centenar de cancelaciones y retrasos, Menorca tuvo 12 vuelos cancelados y en Barcelona, El Prat redujo su capacidad operativa al 60%, con decenas de cancelaciones y retrasos de hasta hora y media.

Además de las lluvias, la borrasca Erin trajo consigo un descenso notable de las temperaturas en gran parte del país. Para hoy, la Aemet prevé que el noreste peninsular se mantenga bajo aviso amarillo por lluvias y tormentas. Y aunque el temporal remitirá a lo largo del fin de semana, los meteorólogos advierten de que la borrasca es un preludio de lo que podría ser un otoño muy movido.

El climatólogo Samuel Biener, de Meteored, anticipa que los próximos meses estarán marcados por temperaturas por encima de lo normal en toda España, con «anomalías de entre 0,5 y 1 ºC», e incluso superiores en el norte peninsular. La tendencia, asegura, será común al resto de Europa, lo que sugiere un otoño cálido a escala continental.

En cuanto a las lluvias, los modelos muestran un panorama desigual: el oeste peninsular podría registrar una anomalía seca, mientras que el Mediterráneo apunta a un otoño húmedo e inestable, con «precipitaciones por encima de la media».

Calor acumulado

El Mediterráneo es, precisamente, la región más expuesta a los episodios de lluvias torrenciales en otoño, cuando el mar aún conserva el calor acumulado durante el verano y choca con la entrada de aire frío. «Los mapas sugieren la posible formación de anticiclones de bloqueo en latitudes altas, reflejo de un chorro polar ondulado. Esa configuración es propicia para la aparición de danas», explica Biener. La memoria colectiva aún tiene presente la tragedia de 2024 en Valencia, cuando las lluvias provocaron inundaciones mortales. Sin embargo, Biener matiza que no todas las danas son sinónimo de inundaciones: solo una pequeña proporción desencadena lluvias extremas. «Nos adentramos en una estación que siempre es complicada en el Mediterráneo. Los próximos meses estarán marcados por la incertidumbre atmosférica», añade, señalando la necesidad de seguir de cerca la evolución de los fenómenos meteorológicos.

«Con el mar tan caliente, en caso de que llegue una dana bien configurada, el riesgo de precipitaciones torrenciales será elevado»

Otros expertos también advierten de la necesidad de estar vigilantes. Laura Martínez, meteoróloga de la Aemet en Valencia, señala que la situación actual del Mediterráneo aumenta la vulnerabilidad de la región. «Tenemos un mar que sigue muy caliente tras el verano, con temperaturas hasta dos grados por encima de lo habitual. Esto significa que, en caso de que llegue una dana bien configurada, el riesgo de precipitaciones torrenciales será elevado. No podemos afirmar que vaya a repetirse un episodio como el de 2024, pero sí que el escenario es propicio para que veamos lluvias muy intensas en poco tiempo», asegura.

Martínez recuerda además que las danas suelen formarse de manera repentina y son difíciles de predecir con precisión. «La incertidumbre es parte de nuestra labor diaria. Un día los modelos apenas marcan inestabilidad y, al siguiente, se dibuja un escenario de riesgo. Por eso insistimos en que la población siga los avisos oficiales y no subestime este tipo de fenómenos», subraya.

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