La Tierra registra el enero más cálido desde al menos 1940

La serie histórica, analizada por Servimedia, comienza en enero de 1940, cuando la temperatura media del aire superficial de la Tierra fue de 11,50 grados.

Enero de 2024 fue el octavo mes consecutivo con récord mensual de calor en el planeta, una tendencia iniciada en junio de 2023, cuando comenzó un nuevo episodio de El Niño.

La anomalía de temperatura global de enero 2024 resultó inferior a la de los últimos seis meses del año pasado (0,72 más de lo normal en julio; 0,71 en agosto; 0,93 en septiembre, y 0,85 en octubre, noviembre y diciembre), pero superior a la de todos los meses anteriores en el registro histórico.

Además, el mes pasado fue 1,66 grados más cálido que la estimación de la media de enero entre 1850 y 1900, esto es, el periodo preindustrial de referencia. Es la quinta anomalía más alta desde 1940, solo por detrás de los cuatro últimos meses de 2023 (1,74 en septiembre; 1,70 en octubre; 1,74 en noviembre, y 1,78 en diciembre).

La temperatura media mensual de los últimos 12 meses (febrero de 2023 a enero de 2024) resultó ser la más alta jamás registrada, con 0,64 grados por encima del promedio entre 1991 y 2020, y 1,52 respecto al del periodo preindustrial entre 1850 y 1900.

En Europa, hizo más calor de lo normal en el sur del continente y más frío de lo habitual en los países nórdicos.

Fuera de Europa, las temperaturas estuvieron muy por encima de la media en el este de Canadá, el noroeste de África, Oriente Medio y Asia central, y por debajo del promedio en el oeste de Canadá, el centro de Estados Unidos y la mayor parte de Siberia oriental.

Por otro lado, El Niño comenzó a debilitarse en el Pacífico ecuatorial, pero las temperaturas del aire marino se mantuvieron en un nivel inusualmente alto.

Así, la temperatura media mundial de la superficie del mar para enero entre los paralelos 60 Norte y 60 Sur -es decir, salvo las regiones polares- alcanzó los 20,97 grados, nuevo récord histórico para enero y 0,26 más que el anterior enero más cálido, de 2016, y el segundo valor más alto de cualquier mes, solo 0,01 menos que agosto de 2023.

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Con estos datos, Samantha Burgess, directora adjunta del C3S, apuntó: «2024 comienza con otro mes récord: no solo es el enero más cálido registrado, sino que también acabamos de experimentar un periodo de 12 meses de más de 1,5 °C por encima del periodo de referencia preindustrial. La rápida reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero es la única manera de detener el aumento de las temperaturas globales«.

Por otro lado, la extensión del hielo marino del Ártico en enero de 2024 estuvo cerca del promedio y fue la más alta de ese mes desde 2009.

Las concentraciones de hielo marino estuvieron por encima de la media en los mares de Groenlandia y Ojotsk, mientras que en el mar de Labrador prevalecieron concentraciones inferiores a la media.

Por su parte, la extensión del hielo marino antártico fue la sexta más baja para enero, con un 18% por debajo del promedio y muy por encima del valor más bajo, registrado en enero en 2023 (-31%).

Las concentraciones de hielo marino por debajo de la media predominaron principalmente en los mares de Ross y Amundsen, el norte del mar de Weddell y a lo largo de la costa de la Antártida oriental.

En cuanto a las precipitaciones, enero de 2024 fue más húmedo de lo normal en gran parte de Europa, con tormentas que afectaron al norte y suroeste del continente.

Llovió menos de lo habitual en el sureste y el norte de España, el Magreb, el sur del Reino Unido, Irlanda, el este de Islandia, la mayor parte de Escandinavia, parte del noroeste de Rusia y el este de los Balcanes.

Más allá de Europa, fue más húmedo que la media en el oeste y el sureste de Estados Unidos, una gran región de Eurasia, el sureste de América del Sur, el sudeste de África y el norte y el este de Australia.

Por el contrario, se observaron condiciones más secas que el promedio en partes del oeste y sur de América del Norte, Canadá, el Cuerno de África, la Península Arábiga y el sur de Asia Central. Australia y Chile vieron cómo la sequía influyó en la declaración de incendios forestales.