La técnica que elimina las cicatrices imborrables con injertos de pelo
Un estudio pionero de médicos españoles, en colaboración con el Imperial College de Londres, abre la puerta al uso del trasplante de pelo en tratamientos más allá de la alopecia
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Laura Bautista
Las Palmas
El dermatólogo canario Francisco Jiménez junto a un equipo internacional del Imperial College de Londres ha dado un giro a la ciencia al descubrir lo que en unos años podría ser un cambio disruptivo en el tratamiento de las cicatrices. Primero fue el resultado ... y luego el estudio, y es que este equipo trasplantó folículos capilares en las cicatrices maduras del cuero cabelludo de tres pacientes voluntarios, y el resultado puede suponer un antes y un después.
El trasplante de folículo piloso «induce cambios en la cicatriz hasta su rejuvenecimiento», señala a ABC el dermatólogo Francisco Jiménez Acosta, también cirujano de trasplante capilar de la Clínica Mediteknia, y profesor de investigación de la Universidad Fernando Pessoa Canarias. Una piel más elástica, con más vasos, más enervación, formación de colágeno..., la mejora no es solo estética sino un regreso «a un aspecto más saludable» a nivel interno de la piel.
«Cuando trasplantamos pelo, injertamos muchas más cosas, células madre, y células que generan factores de crecimiento que hacen que el tejido de alrededor mejore».
Tras demostrar la eficacia, el siguiente paso es determinar qué aplicaciones tiene el trasplante de pelo en cicatrices, también en úlceras crónicas que no sanan, o incluso en órganos internos. Después del trasplante de los folículos en las cicatrices de estos tres pacientes, la epidermis había doblado su grosor e incrementado el crecimiento celular, volviendo al tamaño de la piel sana, y la dermis, una capa más interna, se llenó de tejido conectivo, vasos sanguíneos, glándulas sudoríparas, y nervios.
En apenas seis meses el número de células se había duplicado, las cicatrices expresaban 719 genes de una forma diferente al periodo anterior, y a los cuatro meses, los vasos sanguíneos habían casi alcanzado los niveles de una piel normal sin cicatriz.
El folículo sana
Estas cicatrices cutáneas del cuero cabelludo han sido el primer paso de una gran revolución. ¿Cuál es el secreto? La clave está en la arquitectura y la composición genética de estos folículos pilosos, mucho más que creadores de pelo. «Se suele pensar en el folículo piloso como un mecanismo de protección, al generar pelo que protege de las inclemencias del exterior», pero «el folículo piloso está hecho para sanar», ha subrayado el doctor.
Este cambio de concepto abre nuevas esperanzas para aquellos pacientes que presentan cicatrices extensas que pueden afectar a la función de algunos órganos y provocar discapacidad. «Tenemos cinco millones de folículos pilosos en el cuerpo, y no están solo para fabricar pelo, están para guardar ese reservorio de células madre en primer lugar, para facilitar la curación de las heridas en segundo lugar y ya en tercer lugar para fabricar pelo».
Cicatrices internas y externas
En un estudio reciente, publicado en la revista científica 'Nature Regenerative Medicine' y basado en el trabajo previo de la doctora Claire Higgins, del Departamento de Bioingeniería del Imperial College London, los investigadores del Imperial trabajaron en colaboración con Francisco Jiménez van más allá, no solo demostrando lo que ya era una verdad clínica sino analizando el porqué. Este equipo ha sembrado la semilla para desarrollar terapias que transformen el tejido cicatricial en piel sana, sin necesidad de tener que recurrir al trasplante de folículos pilosos ni al crecimiento de los cabellos. De esta forma, más adelante podrán testar sus hallazgos en piel sin pelo o en órganos como el corazón, que puede presentar cicatrices tras un ataque cardiaco, o el hígado, que puede sufrir cicatrices a causa de la enfermedad del hígado graso y de la cirrosis.
Como recuerda Jiménez Acosta, «cerca de cien millones de personas al año desarrollan cicatrices, solo en los países más desarrollados», principalmente como resultado de cirugías, pero también cicatrices generadas tras quemaduras y traumatismos.
¿Y si crece pelo donde no queremos?
Trasplantar folículos pilosos en una cicatriz puede devolverle a la zona un aspecto casi sano, pero ¿y qué pasa con el pelo? «El folículo piloso contiene una serie de células que priorizan su función, primero se centran en mejorar la zona en la que están y ya después en crear pelo» por lo que en muchos casos el trasplante del folículo en una zona dañada no necesariamente lleva aparejada la aparición de vello. «Cuando trasplantamos folículos pilosos en una úlcera que no cicatriza sale pelo, pero menos», explica el dermatólogo.
El doctor canario ya cuenta con experiencias similares que afianzan el enorme potencial de esta técnica. «En las úlceras crónicas, trasplantar folículos pilosos ha tenido grandes resultados, logrando acelerar una cicatrización compleja en apenas una semana».
Tras sanar la zona, alguno de los folículos implantados logró fabricar pelo. «A los pocos meses le quitamos el pelo que había salido con láser de depilación», una técnica que «funciona, eliminando el vello sin dañar la piel», eliminando así un problema que gracias a la tecnología ya tiene solución.
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