¿Cómo manipular alimentos perecederos?
El pasado año se registraron en Andalucía un total de 176 toxiinfecciones de tipo alimentario que afectaron a un total de 1.418 personas
ABC
Durante el verano hay que extremar las precauciones a la hora de elaborar y manipular alimentos perecederos, más sensibles a las altas temperaturas, para seguir reduciendo el número de toxiinfecciones alimentarias que se registran cada año en la comunidad. De hecho, y según el balance ... del Servicio Andaluz de Salud (SAS), el pasado año se registraron en Andalucía un total de 176 toxiinfecciones de tipo alimentario que afectaron a un total de 1.418 personas, una cifra de intoxicaciones sensiblemente inferior a las registradas en años anteriores.
Así, en 2008 se registraron 193 toxiinfecciones en la comunidad, en 2007 hasta 192 intoxicaciones, 239 en 2006, un total de 230 en 2005 y 297 en el año 2004. Además, del total de las 1.418 personas afectadas en 2009 por una toxiinfecciones alimentarias, el 7 por ciento (51 personas) requirió de ingreso hospitalario, siendo el principal agente contaminante la salmonella del huevo.
Por provincias, en 2009 Sevilla registró hasta 45 toxiinfecciones de tipo alimentario, 32 en Málaga, 21 en Córdoba, otras 21 en Granada, 19 en Cádiz, 14 en Almería, 13 en Jaén y 11 en Huelva. Consejos
Fuentes de Salud Pública, a la vista de estos datos, aconsejan "extremar" la precaución en la elaboración y manipulación de alimentos de tipo perecedero, "que no se preparen con excesiva antelación", así como preservar este tipo de alimentos de forma refrigerada, "sobre todo, aquellos elaborados con huevo".
Para alargar la vida de los alimentos perecederos y protegerlos contra los microbios y otros agentes responsables de su deterioro se utiliza básicamente los procesos de refrigeración y congelación de los alimentos, para conservar el aspecto, sabor y textura apetitosos así como su valor nutritivo original. Los productos perecederos tales como las carnes, la leche y sus derivados, las frutas y los vegetales hay que almacenarlos a temperaturas que varían de 0 °C a 4 °C. Éatas no destruyen a los microorganismos, pero impiden su reproducción.
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