«Cuando salga de prisión te voy a matar a ti y a tu familia»
Conceden por segunda vez en dos meses un permiso penitenciario a un maltratador sin avisar a su víctima
«Tengo un miedo atroz. No sé si sale con orden de alejamiento, con un dispositivo... me he enterado por la Policía»
Madrid
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Iniciar sesión«Te ha llamado el compañero para comunicarte un permiso que tendrá Luis Miguel desde el 24 a las 12.000 hasta el 28 a las 12.00». Este mensaje de un miembro de la UFAM de Policía Nacional lo recibió María Chaparro el pasado ... día 9. Se enteró así de que su maltratador saldrá de prisión con un permiso de cuatro días el 24 de febrero, sin que el Juzgado de Vigilancia Penitenciaria o la Audiencia Provincial de Madrid la alertaran. La situación se repite por segunda vez en dos meses.
Es lo que denuncia esta víctima de violencia de género a la que en medio año de relación (en 2016) su pareja le dio «tirones de pelo, empujones, alguna patada», más «cuando hablaba con sus padres», o los visitaba. Sus amigas eran unas «guarras», decía él, y por ello no debía verlas y ella estaba «loca» y lo mejor era que «se suicidara, que se ahorcara», según el relato de hechos probados de la primera sentencia en la que un juzgado de Ciudad Real condenó al individuo por maltrato habitual, lesiones y malos tratos en el ámbito de la violencia sobre la mujer. No es la única condena: en total L. M. C. B. cumple casi nueve años de prisión.
María está atónita, tiene miedo y pide respuestas. «Están incumpliendo el estatuto de la víctima. Yo estoy personada y tengo derecho a que me avisen, lo he pedido por escrito». La víspera de Nochevieja se canceló 'in extremis' el permiso que se había concedido a su expareja después de una movilización inusual y varios recursos de su abogado, Juan de Dios Ramírez.
Este alegó que el Juzgado de vigilancia penitenciaria número 3 de Madrid no había tenido en cuenta «el riesgo que supone a la víctima su seguridad, ya que es un condenado que, a día de hoy no ha demostrado arrepentimiento ninguno y que no ha reconocido los hechos». Según el escrito, tampoco se valoró «el riesgo de fuga».
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María Chaparro explica a ABC que su expareja quebrantó en numerosas ocasiones la orden de alejamiento antes de ingresar en la cárcel. «Por eso no se le ha condenado, aunque está recurrido». La Junta de Tratamiento de la prisión de Aranjuez recomendó, señala, que no le concedieran el permiso «pero aun así se lo dieron. Sin avisarme de que lo había pedido incumpliendo el estatuto de la víctima».
Enfermera de profesión, ha tenido que familiarizarse a la fuerza con leyes y procedimientos. «Si estás personada en el juzgado te tienen que comunicar cualquier hecho que te afecte. Lo solicitamos por escrito y especificando que se nos avise para alegar y hacer los trámites oportunos. ¿Por qué no nos evitan esta incertidumbre, este dolor?», se pregunta con rabia.
«Del anterior me enteré por la Policía unos días antes. Gracias a la revolución que se armó anularon el permiso y rectificaron, pero para mi sorpresa dos meses después se repite la misma historia», cuenta. Ella y su abogado han movido ficha y han pedido explicaciones al Juzgado de Vigilancia Penitenciaria y a la Sección V de la Audiencia de Madrid insistiendo en que tiene derecho a saber que su maltratador ha solicitado un permiso.
«Si antes con un dispositivo de alejamiento hacía lo que quería, ahora lo hará igual»
María Chaparro
Víctima de maltrato
«Se olvidan de que hay amenazas activas pero yo no me olvido de sus palabras: 'Grabátelo a fuego cuando pueda salir de prisión o de permiso te voy a matar a ti y a tu familia». Dice que no solo es un peligro para ella, sino para otras mujeres porque L.M.-María lo sabe bien- tiene normalizado el calvario al que la sometió a ella en solo unos meses de convivencia.
«Dudo mucho que haya cambiado de diciembre a febrero». Esta mujer que sufrió heridas físicas y psicológicas profundas, como recoge la sentencia, insiste en que él no se ha arrepentido nunca y en que le achaca a ella la culpa de todos sus males. «Está grabado en las vistas orales su arrogancia y cómo desafía al juez».
Según denuncia, su ex se saltó una y otra vez la orden de alejamiento. La pulsera que llevaba el autor funcionó perfectamente pero él «como otros maltratadores aprendió a modificarla para crear falsas alarmas». Detalla que pese a que no podía acercarse a 500 metros llegó a estar a 17, se situaaba en lugares sin cobetura, la dejaba sin batería... «Aunque salga con orden de alejamiento, que yo no lo sé si antes con un dispositivo hacía lo que quería ahora lo hará igual».
María hace una reflexión: «Debería haber una profunda valoración sobre permisos a este tipo de maltratadores que ponen en riesgo a las víctimas. Yo tengo un miedo atroz. No lo entiendo». Ella sigue peleando: ha escrito tres libros sobre violencia de género, ayuda a otras mujeres en su misma situación, se ha formado como docente... «Estoy muy implicada, pero me dan ganas de tirar la toalla. Te vienes abajo, te cansas de luchar. Hablan de proteger a las víctimas y no se entiende este daño innecesario«.
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Su abogado ha presentado un incidente de nulidad para que se revoque el permiso y está dispuesto a presentar una queja ante el Consejo General del Poder Judicial. Pero mientras, como hace dos meses, el reloj avanza y el miedo de María a la par. Faltan solo unos días para que el hombre que le reventó el labio, el ojo y la cara y la dejó convertida en una ruina psicológica pueda disfrutar de su permiso.
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