«Robert no impone, se ofrece... y le encanta Sevilla»
Amigos, compañeros de orden y colaboradores en España del nuevo Papa señalan su carácter prudente, reflexivo y algo tímido, tras compartir con él horas y horas de trabajo
León XIV, el Papa misionero con corazón peruano

El día después de la fumata blanca no es un día cualquiera en el colegio San Agustín, casi a la sombra de la colosal cubierta de acero del Bernabéu. Es la hora del recreo y hacia la calle del Padre Damián desfilan los alumnos ... de Bachillerato para tomarse un descanso en plena faena de fin de curso. Miran con cierta pereza a los periodistas que ocupan el vestíbulo y pasan de largo, precisamente cuando el director, Ildefonso Trigueros, recuerda que, quince años atrás, el cardenal Robert F. Prevost Martínez, en su condición de prior general de la Orden de San Agustín (de 2001 a 2013) les visitó con motivo del 50 aniversario del centro. Es inevitable pensar que muchos de estos chavales, ahora más preocupados por la EVAU que por cualquier otra cosa, se cruzaron en algún pasillo con el Papa León XIV.
«Durante su paso por el colegio, a todos nos llamó por nuestro nombre. Todo le parecía bien, todo le venía bien. ¿Vamos a ver a los niños de Infantil? ¡Vamos! ¿Vamos a conocer la sala de profesores? Pues a la sala de profesores. Vamos por aquí, vamos por allá... Con naturalidad, con mucha tranquilidad, sin prisa», recuerda el padre Ildefonso. «Robert, Roberto... le llamamos así, pero tenemos que acostumbrarnos al nombre de León XIV. Él no es una persona habladora, pero escucha a todos con atención máxima. Como decimos en Palencia, es muy buena gente», explica el padre Ildefonso aún con la adrenalina de haber vivido una tarde memorable, la del 8 de mayo, el día en que los agustinos celebraron Nuestra Señora de Gracia, una de las advocaciones de la orden.
«Ser agustino es ser una persona abierta al diálogo, a la fraternidad, a la amistad. Uno de nuestros valores es vivir en comunidad, algo que resulta tan difícil como vivir en familia. Así que debes tener tolerancia, saber escuchar, respetar y buscar juntos la verdad. Y, sobre todo, estar siempre en movimiento. Ser agustino imprime carácter».
Sobre el carácter de León XIV, si tomamos como referencia el de Francisco, su antecesor en la jefatura de la Iglesia católica, el padre Ildefonso apunta a que el nuevo Pontífice «es más reflexivo de lo que fue Francisco, quien sabía arrancarte enseguida una sonrisa porque era, digamos, muy plástico. Aquello de 'hay que oler a oveja'... El miércoles, el padre Roberto, perdón, León XIV, dio tres mensajes muy claros: paz, misión y establecer puentes».
La fuerza del trabajo
Una de las personas que mejor conocen al Sucesor de Pedro, Domingo Amigo, presidente de la Federación de Provincias de la Orden de San Agustín de España, abunda en esa manera de ser, prudente y reflexiva, de León XIV. «He estado con él en muchas ocasione, entre 2001 y 2013, pues antes teníamos los agustinos cuatro provinciales y ahora tenemos uno. También he tenido reuniones en Roma y en otras ciudades de Europa. Su trayectoria intelectual y en el seno de la Iglesia es impresionante. Ha sabido conjugar todas las tareas pastorales y de la Curia, partiendo de Chicago y pasando por su misión en Perú. Es sencillo, muy amable, muy dialogante, servicial, prudente y trabajador. Un grandísimo trabajador». Cuando preguntamos al padre Domingo por algún lugar que a León XIV le guste de manera especial en España, después de tantas visitas a nuestro país, no lo duda: «Le gusta mucho Sevilla».

En este 'detalle' sobre las querencias del Papa coincide Argimiro Martínez Fuertes, prior de la comunidad del colegio de San Agustín, en Padre Damián. «Le he conocido a lo largo de sus visitas a Madrid y en tres capítulos provinciales, que tienen una duración de cinco o seis días. Y sé que Sevilla le encanta. No sé si por ese carácter que tienen los andaluces tan extrovertido, muy distinto al suyo... Puede que le llamara la atención, porque él es un poco tímido». Según está documentado, tal y como recoge ABC en estas páginas, Prevost visitó la capital hispalense en abril de 2007.
Horas de nervios
El padre Argimiro explica que «cuando se comunicó la elección sentí una inmensa alegría. A mí me pilló la noticia en el coche. En la comunidad estábamos un poco nerviosos porque su nombre ya salía en algunos papeles. 'Y si sale Roberto, ¿cómo lo celebramos?', nos preguntábamos. Y, mire, salió y nos dio unos mensajes muy claros y significativos, pero de una manera muy, muy suave. Empezó diciendo 'que la paz esté con todos vosotros'. No impone. Él se ofrece, se pone a disposición. No sé si se dieron cuenta, pero lo tenía escrito a mano en unos papeles, que digo yo que los escribiría mientras le ponían los ropajes, en esa hora que media entre la fumata blanca y la salida al balcón... Al final, lo celebramos en la capilla, rezando una oración por él y cantando a la Virgen». Y concluye: «En la convivencia sí le puedo decir que es un hombre de mucha amistad».

Una de esas muestras de lealtad y confianza se la ofreció Prevost al sacerdote agustino Ángel Camino, con quien a lo largo de los años ha trabado una amistad personal. Según ha contado Camino a Ángel Expósito, en la cadena COPE, horas antes del cónclave el Santo Padre le envió un mensaje por WhatsApp a las 23:48 horas: «Ángel, todo en las manos de Dios», escribió. Estaba en vísperas de entrar en la Historia.
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