Su salida llegó después de la de, precisamente, Melania Álvarez, de Derechos Sociales; que se produjo tras la marcha de Belarmina Díaz, que renunció después de la crisis en la mina de Cerredo, y de la salida de Nieves Roqueñí.
Espina dimitió el pasado mes de junio, como consecuencia de la primera huelga educativa en 15 años en la región y unas manifestaciones en las que participaron miles de personas. Después de la salida de Espina, llegó la renuncia de más de 70 directores de colegios públicos que abandonaron sus puestos de trabajo debido a «diferencias con el gobierno de Adrián Barbón».
El Partido Popular de Asturias ha manifestado su «indignación y estupefacción» ante la posible designación de la exconsejera de Educación y ha acusado al presidente del Principado, Adrián Barbón, de «premiar a quien provocó las mayores movilizaciones de la historia reciente en Asturias». La portavoz de Educación del Grupo Parlamentario Popular, Gloria García, ha afirmado haber recibido «numerosas quejas» por parte de docentes que expresan su «sorpresa e indignación» ante lo que consideran una «recompensa política» tras una etapa de gran conflictividad en el ámbito educativo.
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