Más de 30 policías heridos en Valencia al no poder utilizar pelotas de goma por primera vez

Curiosamente, sólo un día antes también se producían incidentes en otra marcha convocada por la extrema derecha delante de la sede federal del PSOE en la calle de Ferraz. Pero, al contrario que en la capital del Turia, el viernes por la noche los agentes de la UIP sí hicieron uso de esos proyectiles en Madrid. Resultado: no hubo que lamentar agentes heridos y la sede de esa formación política no sufrió daños.

Fuentes de las Unidades de Intervención Policial consultadas hacen dos reflexiones al respecto: la primera, que del uso o no de pelotas de goma depende en buena medida que los agentes tengan que asumir muchos más riesgos y es más probable que los daños materiales aumenten; y la segunda, que dependiendo quién convoca la respuesta que se permite es más o menos contundente.

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En Valencia la consigna que recibió la Policía era aguantar al máximo. En principio era una orden lógica porque la mayor parte de los participantes iban a protestar de forma pacífica y entre ellos había muchos que lo habían perdido todo. Sin embargo, es evidente que se pecó de imprevisión, ya que entre los ciudadanos pacíficos se coló un nutrido grupo de elementos de la extrema izquierda radicales y dispuestos a protagonizar incidentes. Esta gente gritaba consignas como «els carrers serán sempre nostras (las calles serán siempre nuestras)» que ya se habían escuchado en Barcelona en los disturbios tras conocerse la sentencia del procès.

Para cubrir la marcha se desplegaron siete grupos de las UIP; es decir, cerca de 300 agentes, parte de ellos sin ni siquiera chalecos antitrauma ni resto de protecciones. Aunque los agentes pidieron varias veces poder actuar, se tardó bastante hasta que tuvieron la autorización para hacer las primeras cargas, pero sin poder emplear las pelotas de goma. Eso obligó a llegar al cuerpo a cuerpo, en el que además unos, los policías, tienen normas estrictas de cómo usar la violencia, mientras que los agresores sólo piensan en cómo hacer a los agentes el mayor daño posible.

Con las primeras cargas, obviamente, los alborotadores se alejaron, pero al no poder utilizar las bocachas hasta el final, era imposible mantenerlos alejados de la línea de la Policía, que muy poco después volvía a ser acosada al tiempo que sufría la caída de una lluvia de piedras, botellas y hasta sillas de alguna terraza de negocios de hostelería de la zona. En las refriegas hubo más de 30 policías heridos y pudo ser peor si los agresores hubieran podido ganarles la espalda, como pretendieron. Sólo al final, con la situación ya muy descontrolada, los responsables del operativo accedieron al uso de salvas, que hacen ruido pero que tienen efecto disuasorio, y más tarde de las pelotas de goma.

En Madrid, sin embargo, la estrategia fue muy diferente. Cuando los manifestantes intentaron superar las vallas que protegían la sede federal del PSOE en la calle de Ferraz, la UIP actuó de inmediato. En el momento que hubo lanzamiento de objetos se comenzó a aplicar la fuerza de forma gradual y por supuesto se utilizaron pelotas de goma para evitar que los radicales pudieran llegar hasta su objetivo y también enfrentamientos directos con los agentes. No hubo heridos entre los policías ni entre los manifestantes, lo que demuestra que la utilización de ese material antidisturbios no sólo no aumenta los riesgos, sino que los reduce, según las fuentes policiales.

La reforma de la ley de Seguridad, pactada por el Gobierno con sus aliados y anunciada por Bildu, prohibirá de forma gradual la utilización de este material y ha provocado un profundo malestar en las Fuerzas de Seguridad Tanto el SUP como Jupol, los dos sindicatos policiales mayoritarios, insisten en que los sucesos de Valencia demuestran las consecuencias que tendrá para la integridad física de los agentes la puesta en marcha de esa reforma legislativa.

Al margen de las pelotas de goma, el otro debate que se abre es por qué en el caso de Valencia los antidisturbios actuaron con el 'freno de mano echado' y en Ferraz no anduvieron con demasiadas contemplaciones, siempre dentro del protocolo. En este punto, los expertos de la Unidad de Intervención Policial consultados sostienen que hay un sesgo diferente en las órdenes según quién sea el convocante: «Cuando convoca la extrema derecha o con hinchas del fútbol, se nos pide que resolvamos el problema cuanto antes; si quien lo hace son grupos de extrema izquierda, se nota que hay muchas más cautelas».