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jornada mundial de los niños

El Papa se reúne con miles de niños en Roma y les pide «construir un mundo de paz, un mundo que tiene un futuro»

«La paz se construye poco a poco, siendo amables primero con los que tenemos cerca, y luego con los demás», les explica en el estado olímpico de Roma

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El Papa Francisco asiste a un partido de fútbol infantil durante el evento del Día Mundial del Niño en el estadio olímpico de Roma AFP
Javier Martínez-Brocal

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Con la idea de que los adultos reflexionen sobre la sociedad que están construyendo y que dejarán como legado a quienes vendrán después, el Papa Francisco ha reunido este sábado en el Estadio Olímpico de Roma a 50.000 personas, niños de todo el planeta que junto con sus padres han celebrado la Jornada Mundial de los Niños.

Antes de encontrarlos, Francisco quiso saludar en el Vaticano a 30 de ellos procedentes de países en guerra o sumidos en el caos y en la violencia. No hacía falta un traductor para comprender lo que querían decir. Las prótesis que llevaban en lugar de las manos o las piernas daban testimonio del «horror inocente» que han experimentado. «Pero además de las manos y las piernas, a algunos de ellos las bombas les han amputado también sus padres», explicaba el sacerdote Marcin Schmidt que los acompañaba.

Por la tarde, el encuentro multitudinario ha permitido mirar el mundo con los ojos de Eugenia, de Ucrania, quien ha recordado la primera noche en la que escuchó caer bombas sobre su ciudad; o con los de Víctor, de Palestina, que ha explicado qué significa vivir en una ciudad rodeada por un muro y de la que no se puede salir sin atravesar un puesto de control. «¿Qué culpa tenemos los niños de haber nacido en Belén, Jerusalén o Gaza? Sólo queremos jugar, estudiar y vivir libres como tantos otros niños del mundo», ha dicho antes de que llegara el Papa.

Francisco ha recorrido el estadio en papamóvil, ha caminado unos pasos hasta llegar a su silla y se ha sentado al borde del campo rodeado por algunos niños de todos los continentes. «¡Lo logramos! ».

Ha comenzado la aventura de la Jornada Mundial de los Niños. Estamos en el Estadio Olímpico para dar el «saque inicial» de un movimiento de niños y niñas que quieren construir un mundo de paz, donde todos somos hermanos, un mundo que tiene un futuro, porque queremos cuidar el ambiente que nos rodea», les ha dicho mirándolos feliz.

También les ha confiado que justo hoy había «encontrado a niños de Ucrania, que sentían dolor por la guerra. Algunos estaban heridos». Sin dar detalles, les ha invitado a rezar «por los que no pueden ir a la escuela a causa de la guerra, por quienes no tienen qué comer, por los que están enfermos y no tienen quien cuide de ellos». El Papa ha recortado el discurso que llevaba preparado para dar más tiempo a preguntas planteadas por niños de todos los continentes, una conversación que ha regalado los momentos más tiernos del encuentro.

Jerónimo, de Colombia, le ha preguntado «si la paz es posible» y Francisco le ha propuesto intentarlo igual que hace en el colegio cuando discute con un amigo, cuando la clave es preguntarse «si vale la pena seguir adelante con las peleas». «¿Qué puedo hacer yo para que el mundo sea mejor?», le ha preguntado un niño de una periferia conflictiva de Nápoles. El Papa le ha sugerido «empezar poco a poco a ser amables, primero con los que tenemos cerca, y luego con todos los otros». Luis Alberto, de Nicaragua, ha preguntado «por qué hay gente sin trabajo ni casa», y el Papa le ha respondido con otra pregunta: «Cuando una persona intenta progresar a costa de otros, ¿es bueno o malo?» «Es malo», ha respondido el pequeño. «Pues es lo que hacen muchas personas y países, que gastan dinero en armas, en destruir, mientras otros no tienen nada que comer. Es una injusticia y todos tenemos un poco de culpa», ha añadido.

Durante el encuentro, el Papa ha presenciado una breve partida de fútbol entre niños, y uno de los jugadores le ha pedido que explicara qué sintió cuando Argentina ganó el Mundial de fútbol.

«Una vez ganó con la mano»

«Cuando mi equipo ganó la Copa del Mundo me sentí feliz; pero una vez la ganó con la mano, y esto no es bueno», ha bromeado recordando el gol de Maradona que entonces se atribuyó a «la mano de Dios». «Con vuestras preguntas y vuestra inquietud, podéis hacer una auténtica revolución. ¡Animo!», les ha despedido después el Papa.

Entre los participantes españoles había 23 niños de Madrid que estaban acompañados por 24 adultos. Algunos de los pequeños iban vestidos de chulapos y participaron en el desfile inicial con el que se presentaron las 101 delegaciones nacionales. «Es la primera vez que se hace esta Jornada Mundial de la Juventud, son unos días muy bonitos», explica Elisa, que ha viajado con su hijo Raúl, de 10 años. «Es muy gracioso ver niños de todo el mundo, 'mola' mucho ver las culturas de todos estos países», apunta su hijo, encantado con «ver al Papa, con el Coliseo y con los helados». Jumiko, catequista, ha viajado con sus hijos Ricardo e Isabel. Dice que los organizadores «nos hacen partícipes pata que sea de verdad un encuentro», y que los niños están «compartiendo sus inquietudes con otros chicos de todo el mundo».

Este domingo, Francisco clausurará la Jornada Mundial de los Niños con una misa en la plaza de San Pedro, que concluirá con un monólogo de Roberto Benigni y con la convocatoria de un nuevo encuentro con los niños, probablemente durante el Jubileo 2025.

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