El Papa dialoga por video conferencia con una residencia de mayores en Granada

Granada ha sido una etapa de la visita virtual que el Papa ha hecho este jueves por la tarde a sedes de proyectos de la «Fundación Pontificia Scholas» en Europa y América Latina. Durante cada conexión respondió a preguntas de participantes.

Durante la conexión con la «Residencia para Mayores Claret», el Papa ha visto una sala abarrotada de ancianos acompañados de jóvenes, muchos de ellos sentados en el suelo. «Gracias santidad por estar aquí, parece un sueño», le ha saludado una anciana con acento andaluz. Luego, visiblemente conmovida, le ha pedido que les contara «alguna conversación con una persona mayor de cuando él era joven».

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El Papa ha recordado que cuando era niño le cuidaban sus abuelos, pues su madre tenía que ocuparse del resto de hijos. «Con ellos tuve los diálogos más profundos. Ahí aprendí muchos valores, y nació esa certeza de que hay que volver a las raíces», ha asegurado. «La sociedad se echa a perder cuando se rompe la unión entre raíz y tronco, se seca como un árbol», ha avisado.

Según el Papa, «la relación entre ancianos y jóvenes da vida para sobrevivir. Una sociedad que descuida esa relación se ideologiza y no sobrevive». También ha lamentado que «algunas sociedades y sectores escondan a los viejos», y ha recordado que una vez visitó un geriátrico y conoció a una anciana a la que su familia había prácticamente abandonado. «Un anciano no debe estar 'guardado', tiene que poder dar sabiduría. Por eso es necesario que los jóvenes se les acerquen. Y ustedes deben aprender de los jóvenes la ilusión, para no perderla», les ha aconsejado.

Aunque no han intervenido, entre los invitados en la residencia estaban el arzobispo de Granada, José María Gil Tamayo, y el imán Muhammad Kaleem Mirza, presidente de la Federación Musulmana de España. El Papa y el arzobispo han intercambiado gestos de complicidad cuando entre bromas, Francisco ha elogiado Granada.

«Viendo a ustedes de Granada, me acuerdo de una anécdota histórica», ha comenzado el Papa. «Dicen que a la reina Isabel la Católica le gustaba pasar los veranos en Granada, a pesar del calor que allí hace. Y que pasaba los inviernos en Segovia, a pesar del frío que hay allí... Es cuestión de gustos», ha bromeado. «Algo debe tener Granada… Será ese caer del agua, ese susurro del agua, que es una bendición. Que Dios los bendiga», se ha despedido.

El encuentro de Granada era un homenaje al programa «Estar juntos», que reúne a jóvenes y ancianos. «La actividad se basa en pasar un tiempo juntos, en hablar con ellos, en humanizar», había explicado un joven en la introducción previamente registrada. «Te hace romper los prejuicios sobre hacernos mayores, y el paso del tiempo. Te hace ver la vejez desde una perspectiva diferente, pues estamos aquí gracias a ellos», añadió una chica.

Por otro lado, respondiendo a una farragosa pregunta sobre «problemáticas de abuso infantil y la falta de educación integral en las escuelas» el Papa ha lamentado que a menudo, «por falta de educación sexual se termina en la comercialización del amor. El amor no es para comercializar, y los chicos no son para ser usados».

Ha pedido preparar a los jóvenes «para que sepan qué es el amor, y no lo comercialicen después, o terminen usados». Ha puesto el ejemplo de la pornografía, «la comercialización más burda del amor, pues a una persona que ama no le gusta ser interpretada así».

Durante el encuentro, el Papa ha confirmado también que está preparando un viaje a Argentina, -«la idea es ir el año que viene, vamos a ver si se puede», ha dicho. También el delantero del Nápoles Giovanni Simeone le ha regalado un balón firmado, y el presidente del equipo, Aurelio de Laurentiis, una réplica tamaño llavero del pie de Maradona «para dar una patada a todas las injusticias». «Yo daré esa patada», le ha asegurado el Papa.