El Papa avisa que querer la eterna juventud es «imposible y delirante»
«La vejez es el tiempo propicio para dar un testimonio conmovedor y alegre de esta expectativa», explicó Francisco durante la catequesis
Sergio Mora
Corresponsal en el Vaticano
El Papa Francisco concluyó este miércoles la serie de catequesis sobre la ancianidad y la belleza de este período de la vida, una idea contracorriente ante «la pretensión de detener el tiempo, querer la eterna juventud, el bienestar ilimitado, el poder ilimitado» que « ... no solo es imposible, sino delirante».
El Papa Bergoglio en el Aula Pablo VI en el Vaticano, advirtió además que «una vejez que se consume en el abatimiento por las oportunidades perdidas» trae consigo «el abatimiento para uno mismo y para todos». En cambio el Pontífice de 85 años reivindicó que « la vejez vivida con dulzura y respeto por la vida real disuelve definitivamente una comprensión errada acerca de una fuerza que debe bastarse a sí misma y a su propio éxito».
«La vejez es el tiempo propicio para dar -dijo el obispo de Roma- un testimonio conmovedor y alegre de esta expectativa». Y en este período se vuelve «aún más transparente la promesa del verdadero destino de la vida: un lugar en la mesa con Dios, en el mundo de Dios».
El pontífice, al profundizar el tema consideró que incluso se «disuelve el equívoco de una Iglesia que se adapta a la condición mundana, pensando así en gobernar definitivamente su perfección y realización».
«Nuestra vida -añadió el Papa- no está destinada a cerrarse sobre sí misma, en una ilusoria perfección terrenal, está destinada a ir más allá, a través del paso de la muerte. En efecto, nuestro lugar firme, nuestro punto de llegada no está aquí, está junto al Señor, donde Él habita para siempre».
Parangona además nuestro paso por la tierra, como «el proceso de nuestro 'noviciado'», «donde en medio de mil dificultades aprendemos a apreciar el don de Dios, honrando la responsabilidad de compartirlo y hacerlo fructificar para todos».
«La vejez conoce definitivamente el sentido del tiempo y las limitaciones del lugar en el que vivimos nuestra iniciación. Por eso ella es creíble cuando nos invita a alegrarnos del paso del tiempo: no es una amenaza, es una promesa» señaló.
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«En nuestra predicación -añade el Santo Padre- el Paraíso suele estar justamente lleno de dicha, de luz, de amor. Quizá le falte un poco de vida. Jesús, en las parábolas, hablaba del Reino de Dios añadiéndole más vida. ¿No somos, acaso, capaces de esto?».
«La vejez es la fase de la vida más adecuada para difundir la alegre noticia de que la vida es una iniciación para una realización definitiva. Y lo mejor está por llegar. ¡Que Dios nos conceda una vejez capaz de esto!», concluyó el Pontífice.
En sus palabras en español al final de la audiencia, el Papa Francisco quiso indicar su cercanía «a los afectados en la tragedia causada por las explosiones en la Base petrolera en Manzanares, en Cuba».
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