Las olas de calor extremas serán más largas, intensas y frecuentes por el cambio climático

Los episodios vividos en las últimas semanas serían «casi imposibles» si se pusiera fin a la quema de combustibles fósiles, avisan los científicos

La NASA advierte: este julio será el más cálido en «cientos, sino miles de años» y 2024 lo será aún más

Varias personas pasan frente a un ventilador en plena ola de calor en Pekín REUTERS

Las olas de calor extremas, como las que se han vivido en las últimas semanas en Estados Unidos, el sur de Europa y China, habrían sido «casi imposibles» sin el cambio climático, pero en los próximos años serán más frecuentes si no ... se alcanza el objetivo de cero emisiones. Así lo concluye un estudio de atribución elaborado por la World Weather Attribution (WWA).

En China, sostienen los científicos que han participado en la elaboración del informe, sin el cambio climático, episodios como el vivido este mes de julio, en el que el país alcanzó los 50 ºC, se darían solo una vez cada 250 años. Sin embargo, la quema de combustibles fósiles y otras actividades llevadas a cabo por los humanos hicieron que esta ola de calor extrema fuera 50 veces más probable.

Las olas de calor extremas como las vividas en los últimos días ya no son raras en la actualidad y en el futuro próximo serán aún más intensas, largas y frecuentes, advierten los científicos, que encuentran la causa en el cambio climático. Según sus predicciones, si no se reduce el nivel de emisiones estos episodios severos se producirán una vez cada 15 años en América del Norte, cada 10 en el sur de Europa y cada 5 en China.

El informe señala también las consecuencias de no cumplir con el Acuerdo de París e implementar plenamente sus compromisos, especialmente en lo relativo a conseguir el objetivo de cero emisiones. Si la temperatura del planeta aumenta hasta los 2 grados, aseguran los expertos, estos episodios serán aún más frecuentes, hasta el punto de que podrán ocurrir cada 2 o 5 años.

Las temperaturas de estas olas de calor, además, fueron más altas que las registradas en episodios similares anteriores. Según el informe, en Europa estuvieron 2,5 grados por encima; 2 grados en Estados Unidos y 1 en China. Sin el cambio climático, sostienen los científicos, este aumento no se habría dado.

El fenómeno de El Niño

Los investigadores no olvidan aun así el efecto de fenómenos climáticos como El Niño, pero insisten en que aunque ha podido contribuir algo al calor registrado en julio, la principal razón de estos episodios extremos se encuentra en la quema de combustibles fósiles.

En los últimos días, buena parte del mundo ha asistido a episodios de calor extremos. Este mes de julio ha dejado olas de calor en varios lugares como el sudoeste de Estados Unidos y México, el sur de Europa y China. El 16 de julio, se sobrepasaron los 50 grados en el Valle de la Muerte y el noroeste de China. También se alcanzaron récords en muchas otras estaciones meteorológicas del país, y la mayor marca se batió en Sanbao. También en Europa se alcanzaron récords de temperaturas.

La mortalidad

El calor provocó también varias muertes. Solo en México, más de 200 personas fallecieron como consecuencia de las altas temperaturas. También Estados Unidos y países de Europa notificaron muertes por calor, así como un aumento de las hospitalizaciones por esta causa. En este sentido, los científicos destacan que el impacto total de las olas de calor en la mortalidad no siempre se conoce, pues no todos los países cuentan con registros fiables. Por ello, creen que las cifras de fallecidos debido a las altas temperaturas están subestimadas y piden implementar planes de acción contra las altas temperaturas.

«Lo que sucede es que cuando se habla de muertos por calor normalmente toda la gente piensa en fallecidos por golpe de calor y realmente el número de personas que fallecen por golpe de calor es bajísimo», explica a ABC Aurelio Tobías, investigador del Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua (IDAEA-CSIC). En un estudio en el que trabaja, que verá la luz en unos meses, constatan que desde 1990 y hasta 2016 las muertes por golpe de calor apenas llegaron a las 300. Lo que ocurre, señala, es que las altas temperaturas agravan otras patologías: «Las personas que fallecen durante una ola de calor o debido al calor extremo son personas mayores que ya tienen patologías de base, y el calor extremo provoca un agravamiento que los lleva a un fallecimiento más temprano».

A tiempo

«El resultado no es sorprendente. El mundo no ha dejado de quemar combustibles fósiles, el clima continúa calentándose y las olas de calor continúan volviéndose más extremas. Es así de simple», señala Friederike Otto, profesor en el Instituto Grantham para el Cambio Climático y el Medio Ambiente del Imperial College London y uno de los autores del informe. Resalta, sin embargo, que estas olas de calor no significan que estemos ante un «colapso climático». «Todavía tenemos tiempo para asegurar un futuro seguro y saludable, pero necesitamos urgentemente dejar de quemar combustibles fósiles e invertir en disminuir la vulnerabilidad. Si no lo hacemos, decenas de miles de personas seguirán muriendo cada año por causas relacionadas con el calor«. Para ello, pide que los países aprueben en la Cumbre del Clima de este año la eliminación de los combustibles fósiles.

El investigador Tobías, sin embargo, cree que «ya estamos en el umbral de no llegar a tiempo», porque recuerda, aunque los países lleguen a acuerdos en la próxima Cumbre del Clima, se trata de decisiones a largo plazo que no verán sus frutos hasta dentro de 50 ó 100 años. «Es un fenómeno que se tendría que empezar a atajar desde el nivel local y hasta el nivel global. Si empiezas por el global y luego no puedes atajar el local de poco sirve», insiste. Mientras tanto, advierte, el incremento de la temperatura se verá en los extremos, con olas de calor más frecuentes e intensas.

«Nuestro estudio muestra el impacto significativo de la rápida tasa de calentamiento en las temperaturas locales en Europa», explica Sjoukje Philip, investigador en el Real Instituto Meteorológico de los Países Bajos y otro de los autores. A su juicio, las conclusiones ponen de manifiesto «la necesidad urgente de que Europa tome continuamente medidas de adaptación«.

Julie Arrighi, por su parte, directora del Red Crescent Climate Centre de Cruz Roja, reclama «un cambio cultural en la forma en la que pensamos sobre el calor». «Es crucial aumentar los sistemas de alerta, los planes de acción contra el calor y las inversiones en medidas de adaptación a largo plazo. Esto incluye la planificación urbana y el refuerzo de la resiliencia de sistemas como la salud, la electricidad, el agua y el transporte». Para hacer frente al calor, dice, y concretamente evitar la mortalidad, hay que poner el foco sobre los más vulnerables: personas mayores, enfermas y sintecho.

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