Casi la mitad de los funcionarios consumen a diario ansiolíticos, antidepresivos o somníferos
Sanitarios y docentes son quienes más recurren a estas pastillas, según una encuesta publicada por CSIF
N. M.
Los efectos de la pandemia y la crisis económica continúan provocando daños en la salud mental, con especial incidencia en los colectivos que estuvieron más expuestos al virus. Prueba de ello es que el 45 por ciento de los empleados públicos consumen prácticamente a diario ... fármacos psicoactivos (ansiolíticos, antidepresivos y somníferos, entre otros), según un estudio elaborado por la Central Sindical Independiente y de Funcionarios (CSIF).
El trabajo, que lleva por nombre 'Encuesta sobre la salud mental en el ámbito laboral' y se ha presentado este lunes con motivo del Día Mundial de la Salud Mental, se ha realizado mediante entrevistas a más de 2.000 personas que trabajan en diferentes ámbitos de las administraciones públicas (Administración General del Estado y de las comunidades autónomas, ayuntamientos, Educación, Sanidad, Justicia y empresas públicas).
El consumo diario de estos fármacos es casi generalizado en todos los ámbitos de la administración, aunque con especial incidencia en el ámbito de la sanidad y educación. El perfil mayoritario es el de una mujer de entre 45 y 54 años, trabajadora de la sanidad pública o de un centro educativo que consume ansiolíticos a diario, por soportar un exceso de carga de trabajo o por pensar que carece del debido reconocimiento profesional.
No en vano, España es el país que más benzodiacepinas o ansiolíticos consume del mundo, según los últimos datos publicados por la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE), y es que a nivel general entre toda la población, el 11 por ciento de los españoles consumen diariamente estos fármacos.
«Las precarias condiciones laborales y la sobrecarga de trabajo son solo algunas de las razones», ha dicho el presidente del sector nacional de Sanidad de CSIF, Fernando Hontangas, durante la presentación de la encuesta. «España aún no ha incorporado el 'burn out' en el riesgo de las enfermedades laborales», ha lamentado la secretaria nacional de Prevención de Riesgos Laborales de CSIF, Encarna Abascal.
«Que se incorpore la figura del psicólogo del trabajo dentro de las organizaciones es imprescindible, además de aumentar el número de plazas especializadas en salud mental y terapias ocupacionales en el Servicio Nacional Salud», ha agregado Abascal. España dispone de 6 psicólogos por cada 100.000 habitantes, mientras que la media de la UE es de 18, por lo que desde el CSIF calculan que faltan 5.640 profesionales de esta especialidad. En cuanto a los psiquiatras, en España hay 9,6 por cada cien mil habitantes frente a los 18 de la media europea, por lo que faltarían 3.948 profesionales.
El trabajo, la principal causa del consumo
Según la encuesta, los psicofármacos más consumidos son: ansiolíticos (66 por ciento de los que reconocen su uso), antidepresivos (43,6 por ciento) y somníferos (32,1). Un 51 por ciento de los encuestados aseguran consumir estos fármacos a diario, un 13 por ciento varias veces en semana, un 21 por ciento alguna vez al mes, y un 15 por ciento en el último año.
El 76 por ciento manifiesta que el trabajo le influye a la hora de consumir esta sustancias: un 54,2 por ciento lo relaciona por un exceso de carga de trabajo, un 44,6 por el escaso reconocimiento profesional y un 37,7 por ciento por el mal clima laboral (conflictos, situaciones de acoso). Además, un 21,22 por ciento los toma por inseguridad laboral (temporalidad, interinidad, etc), un 20,6 por ciento alude problemas con los usuarios a los que presta servicio y un 12,6 por ciento problemas económicos.
Más de la mitad (55 por ciento) de los encuestados reconocen que no consumían esta medicación antes de la pandemia, mientras que el 93 por ciento se quejan de la ausencia en sus centros de trabajo de iniciativas sobre protección de la salud mental.
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CSIF denuncia el elevado número de bajas laborales por problemas de salud mental y su infradeclaración como contingencia profesional, ya que difícilmente puede justificarse la relación causal entre daño psicológico y actividad laboral.
El presidente del sector nacional de Sanidad de CSIF ha denunciado la escasa inversión de recursos en materia de salud mental, ya que «no existe dotación económica suficiente para la contratación de profesionales ni se han establecido ratios mínimas». Hontangas ha recalcado que la salud mental supone tan solo el 5% del gasto sanitario total (según datos de la Sociedad Española de Psiquiatría), frente a la media del 7,5% de los países del entorno.Además, ha advertido de que la lista de espera para ser valorado en primera cita por los servicios de psiquiatría es de dos meses de media (aunque en Andalucía y Castilla-La Mancha, puede llegar hasta cuatro y cinco y en Aragón hasta nueve meses).
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