Italia en el diván: «¿Por qué somos un país machista?»
Tras la violación grupal de Palermo y la «estatua de chocolate», los italianos se replantean si su sociedad es «machista y tóxica»
Indignación en Italia por el bufé de un hotel: una chica cubierta de chocolate junto a los dulces
El 'toqueteo' breve no es delito, según un tribunal de Roma
Corresponsal en Roma
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Iniciar sesión«Por qué somos un país machista». Con este titular en la primera página del principal periódico italiano 'Corriere della Sera', el reputado periodista y escritor Aldo Cazzullo ha denunciado el «profundo machismo» de Italia, al analizar la violación de una chica por siete ... jóvenes en Palermo —uno de ellos menor de edad—, un horrendo delito que ha conmocionado al país y ha creado un fuerte debate sobre la responsabilidad de la sociedad. Machismo también, a otro nivel, demostrado en un resort de lujo de Cerdeña, donde en el bufet colocaron una joven en posición fetal, solo con el bikini, recubierta de chocolate, como si fuera una estatua.
Siete chicos, entre 17 y 22 años, fueron detenidos en la capital de Sicilia por violación de grupo de una palermitana de 19 años, acusados de abusar sexualmente de la joven en una zona alejada del centro de la ciudad, en la madrugada entre el 6 y 7 de julio, después de haber estado en un local.
Fueron arrestados cuando ya había pasado más de un mes desde que ocurrió la agresión, que contó así la joven: «Me caí tres veces. No quería tener relaciones sexuales, no me movía, grité, caí al suelo golpeándome la cabeza también, pero no pararon y Angelo se reía. Empecé a repetir 'basta, basta', pero los chicos continuaron, por turnos».
Indignación en Italia por el bufé de un hotel: una chica cubierta de chocolate junto a los dulces
Á. A.Un huésped del 'resort' ha denunciado lo ocurrido y la consiguiente cosificación del cuerpo de la mujer
La joven estuvo acompañada por un amiga —que luego se marchó— durante la velada en un local de la Vucciria, antiguo mercado de Palermo. Esa noche bebió varios cócteles y estuvo también con un conocido, Angelo Flores, que resultó ser el personaje central: De veintidós años, amigo y vecino de la chica, se puso en contacto con la joven en Instagram para invitarla a pasar la velada juntos. «Él fue quien filmó la violación —confesó la joven a los carabineros—. Me apuntaba con la linterna del teléfono, mientras yo lo miraba fijamente y me preguntaba por qué me hacía tal cosa... Estaba indefensa, de rodillas...«. «Él ya había intentado violarla, pero no lo había logrado», dijo en la denuncia el novio de la víctima, quien considera que él fue quien planeó la violación de grupo. Los acusados se echan las culpas unos a otros. Solo están de acuerdo en su línea de defensa, con la misma justificación: «Ella estaba de acuerdo y dio su consentimiento».
La grabación de la agresión es fundamental para la investigación. Es un vídeo violento y dramático. Cuando hace unos días se conoció la noticia de la violencia sexual, se desató el morbo y numerosas personas pidieron con insistencia esas imágenes a cambio de dinero, particularmente en dos grupos de Telegram, que tienen 12.000 y 14.000 usuarios, con contenidos de pornografía infantil y pornografía de venganza.
«Somos un grupo de fracasados»
La crueldad de la historia ha conmocionado al país. Hay detalles escalofriantes que reflejan una cierta cultura machista tóxica, según denuncias los medios italianos. Por ejemplo, uno de los siete del grupo pidió a un camarero del local que proporcionara copas a la joven: «Emborráchala y luego nosotros nos encargamos». Hubo transeúntes que vieron a la chica en apuros y no hicieron nada. Los amigos de los violadores se pasaron el vídeo entre ellos.
Detrás hay una sociedad que permite estos estragos, lo alienta o al menos lo tolera. Así lo ha denunciado la profesora de Literatura en Palermo, Giovanna Corrao, en un vídeo que se ha convertido en viral, con más de cuatro millones de visualizaciones en poco tiempo: «Somos un grupo de fracasados. Algo salió mal en nuestro proyecto de padres y educativo«. La profesora ha criticado a las familias señalando con el dedo a »los cobardes e hipócritas« que dejan a sus »hijos solos delante del móvil«.
Impotencia por cada feminicidio
Los medios italianos destacan que al sentimiento de rabia que sigue a cada violación, a cada feminicidio, se superpone la sensación de impotencia, porque nada parece cambiar, aunque la sociedad que ha cambiado radicalmente. Han pasado muchos años desde que los magistrados justificaron la violencia, como se vio en el «Proceso por violación» de 1979, el primer programa de la RAI grabado en la sala de un tribunal. Entonces se acusaba a las mujeres de llevar ropa demasiado provocativa, se absolvía a los acusados porque ellas llevaban pantalones vaqueros ajustados y se culpabilizaba a las chicas por haber bebido, en lugar de considerar una circunstancia agravante el aprovecharse de las condiciones de debilidad de la víctima.
Frente a estas consideraciones machistas, el escritor y periodista Aldo Cazzullo escribe: «Sólo en un país profundamente machista se da por sentado que la víctima ha consentido. Sólo en un país profundamente machista la culpa de la violencia recae sobre la víctima. Sólo en un país profundamente machista la gran mayoría de las mujeres violadas no presentan denuncia, porque saben que muchas veces no obtendrán justicia y que la única que tendrá algo que perder será ella».
«Los enfermos deben ser curados, es necesaria la castración química«, ha dicho el vicepresidente del Gobierno, Matteo Salvini. Le replica así Aldo Cazzullo: «No es la forma en que un país civilizado castiga y previene el mal. Se necesitan sanciones severas y ciertas. Pero no son suficientes (…) Las redes sociales a veces se convierten en instigaciones a cometer un delito. Las imágenes de violencia se consideran un trofeo. Y las víctimas de la venganza o de la jactancia digital son casi siempre mujeres. Somos seres humanos; todo lo humano nos concierne y nos interpela. Y cuando una mujer sufre cualquier forma de injusticia, ninguno de nosotros puede llamarse a sí mismo y decir: yo no tengo nada que ver», concluye el escritor Aldo Cazzullo.
Por su parte, Chiara Saraceno, conocida socióloga y filósofa, afirma que la violencia contra las mujeres debe ser castigada, pero la sociedad debe responder sobre todo con la difusión de nuevos modelos culturales: «Es necesario un trabajo cultural amplio y profundo, que ayude a construir un modelo de masculinidad que no dependa de un mal entendido sentido de superioridad y posesión hacia las mujeres, y que sea también menos animalista», escribe Saraceno en 'La Repubblica'.
El psiquiatra y psicoanalista Vittorio Lingiardi afirma, sobre la educación de los hombres, que «es necesario desincentivar el paternalismo y la prepotencia. El concepto de que la mujer se lo buscó es inaceptable».
La «estatua de chocolate»
En un verano italiano con una cadena de feminicidios y violencia contra las mujeres, el remate del machismo lo ha puesto un resort de lujo de Cerdeña. El cliente del hotel fue a cenar con su hija de 14 años y en el bufet, colocado en la proximidad de la piscina, encontraron junto a los dulces a una joven en bikini, en posición fetal, cubierta de chocolate. «Papa, '¡qué asco!' Este no es un país en el que te puedas realizar», le dijo la hija a su padre, un mánager que ha contado la historia en Linkedin.
El cliente protestó al resort: «Expresé mi decepción por la utilización del cuerpo femenino como un objeto. Me dijeron que era una 'estatua de chocolate'». El cliente ha contado también que, entre las 700 personas presentes en el hotel, fue el único que se lamentó, junto a su hija de 14 años: «¡Una vergüenza!», sentenció. La noticia ha suscitado una fuerte indignación y polémica en las redes sociales. El hotel se vio obligado a excusarse.
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