El hombre, de 40 años, ha sido reducido por cinco miembros de la Gendarmería vaticana vestidos de negro, que lo han ocultado de la vista de los presentes -y de las cámaras de los teléfonos móviles- antes de llevarlo a comisaria. Sin embargo, los esfuerzos de los agentes no han evitado que el vídeo de lo sucedido se viralizase en las redes sociales.
Por la tarde, una vez identificado, el hombre ha sido denunciado penalmente por daños y posteriormente puesto en libertad, aunque no se excluye la posibilidad de que le impongan la prohibición de residir en el municipio de Roma. Por el momento, se desconocen los motivos de la actitud del vándalo: si obedece a algún tipo de protesta o a un momento de locura.
La alarma en la basílica, sometida a estrictas medidas de seguridad e incrementadas en estas semanas a causa del Jubileo, se ha disparado cuando el hombre ha puesto los pies sobre el altar. Los candelabros vandalizados, de bronce y un metro de alto, han sido recuperados por los presentes y colocados en su lugar después de ser comprobados.
No es la primera vez que la basílica vive una situación de este tipo. El templo registró un episodio análogo en 2019: también bajo el baldaquino, un hombre de 50 años fue detenido tras subir al altar y lanzar al suelo un candelabro.
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