Guardias médicas de 24 horas: «Son inhumanas a cualquier edad»
Los facultativos piden cambiar el actual sistema a turnos de 12 horas para no poner en riesgo a los pacientes
Estudian movilizaciones de ampliarse las guardias obligatorias hasta los 60 años que Sanidad niega
Médicos con contratos temporales durante 30 años: «Me jubilé y aún era interina»

Pascual Piñera-Salmerón es incapaz de recordar una guardia tranquila. Aquellos días, en los que los médicos descansaban en su sala de estar y dormían a ratos para aguantar el turno de 24 horas, ya son historia. «A las 4 o a las 5 de ... la mañana la sala de Urgencias de mi hospital parece El Corte Inglés en el primer día de rebajas», bromea el jefe de servicio de Urgencias del Reina Sofía de Murcia y vicepresidente de Semes, la Sociedad Española de Medicina de Emergencias. «Ya no hay días buenos ni malos. Las guardias antes eran una expectativa de trabajo, ahora son una atención continuada las 24 horas».
Su queja no es la única, forma parte de una reivindicación global que ya es uno de los principales focos de malestar de la profesión médica. El runrún lleva tiempo, pero la última gota que ha colmado el vaso ha sido el temor a que el Gobierno ampliara hasta los 60 años la edad obligatoria para hacer guardias. De momento, solo es la propuesta de un grupo de trabajo que negocia cambios en el Estatuto Marco, la base común que rige la regulación laboral de estos profesionales sanitarios.
El Ministerio de Sanidad niega la propuesta, y Comunidades como Madrid aseguran estar en contra de la medida, pero ha bastado el rumor para enardecer a médicos de todas las especialidades. Incluso los sindicatos médicos han lanzado un aviso preventivo de que estarían dispuestos a movilizarse si fuera realidad. «Es una línea roja», advierte Gabriel del Pozo, del secretario general de la Confederación Estatal de Sindicatos Médicos (CESM). Del Pozo, que participa en la negociación del Estatuto Marco y ha visto la propuesta, reconoce que «no es un documento definitivo, pero tememos que sea otra solución imaginativa a la falta de profesionales médicos en el país», ironiza.
Este fin de semana será uno de los temas calientes que discuta la CESM, reunida en Palma de Mallorca en un encuentro europeo de sindicatos médicos. Se hablará de guardias y, probablemente, de otra propuesta que pulula en el ambiente de ampliar hasta los ocho años la residencia de los MIR.
La obligación de hacer guardias ahora es hasta los 55 años. Se hacen de lunes a viernes en turnos de 17 horas y de 24 horas el fin de semana, un sistema que no se replica en otros países europeos. «Los que se encuentran en buen estado continúan o lo hacen para no perder dinero, pero no todos los profesionales tienen las mejores condiciones psicofísicas para soportar unas guardias tan duras. Desde luego, no se debería obligar», opina Del Pozo.
«No vemos patologías banales»
Se amplíe o no la edad obligatoria, el debate de fondo persiste. ¿Nos podemos permitir una sanidad sostenida por un modelo de jornadas maratonianas?. «Ningún profesional está preparado; es un sistema inhumano, sea cual sea la edad del médico, tengas 56 o 35 años», asegura Javier Esteban Fernández, jefe de Medicina Interna en el Hospital de Getafe de Madrid. El modelo al que se aspira es hacer turnos máximos de doce horas, como ya han empezado a hacer algunos hospitales españoles.
La última guardia de este internista fue el pasado fin de semana, un puente largo de cuatro días en la comunidad madrileña. Entre otros muchos casos, a este médico de 56 años le tocó un edema agudo de pulmón, una punción lumbar y sedar a algún paciente, enumera a modo de ejemplo. «No son patologías banales y el nivel de alerta necesario para realizarlo sin error es fundamental. ¿Cómo se puede pensar que alguien puede estar en plenas facultades tras 22 horas continuadas de trabajo?. Ningún paciente querría que le atendieran en ese estado».
Este médico ha decidido voluntariamente continuar con sus guardias. Ha pasado la barrera de edad que, por ahora, le eximiría de hacerlas. Las mantiene porque se encuentra «bien», pero sobre todo por el dinero que engrosa su nómina mensual. «Mi sueldo base es de 1.288 euros, el resto son extras y complementos; el más sustancial es el de las cuatro guardias al mes que hago. Y en estos momentos no puedo prescindir de ellas».
A Esteban le hace gracia que se debatiera hace unas semanas cómo regular la jornada de los camareros que trabajaban durante la Feria de Sevilla y nadie se plantee que la situación de los médicos es insostenible.
«Es un invento diabólico»
El sistema de guardias del Sistema Nacional de Salud acompaña a los profesionales españoles desde el siglo pasado. Se ideó en un momento en el que las guardias no requerían atención continuada. Para el sistema es la opción más económica. Se definió como una «actividad complementaria». Esto significa que no se paga como una «actividad extraordinaria» (por ejemplo, para compensar por horas extras si se prolonga una cirugía), ni tampoco como una «actividad ordinaria» de una jornada normal.
En este limbo, las guardias se pagan entre los 25 y los 30 euros la hora, dependiendo de la comunidad autónoma donde se ejerza. Las guardias cotizan en el IRPF, sin embargo no cotizan como tiempo trabajado de cara a la jubilación. «Es un invento diabólico creado por un genio del mal», resume Juan Fidalgo, anestesista de 54 años en otro hospital público de Madrid.
En su caso, sus guardias implican cirugías de urgencia en cualquier momento. «A más cansancio, más riesgo para los pacientes. El primer paciente de la mañana es un privilegiado con el último de la guardia».
Tampoco recuerda una guardia relajada desde hace muchos años. «No la hay para los anestesistas, ni para ningún especialista». «¿Dormimos durante nuestras guardias en nuestras habitaciones de descanso?, puede que alguna vez, pero es una necesidad, reivindica Fidalgo. «Nunca se sabe lo que puede ocurrir en la siguiente hora y nuestra obligación es estar despejados».
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