La 'fiebre del oro' de la menopausia: de tabú a negocio millonario

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Laura Peraita

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Al acabarse este silencio autoimpuesto, explica el doctor Pluvio Coronado, presidente de la Asociación Española para el Estudio de la Menopausia (AEEM), las mujeres de entre 45 y 55 años, que actualmente están en su plenitud profesional y gozan de buena salud, han empezado también a buscar productos y servicios que mejoren su calidad de vida durante esta etapa. Un estudio de Kantar sobre la menopausia estimaba que el 51% de las mujeres vive cambios negativos en su salud durante esos años. De hecho, desde la propia AEEM han creado una aplicación móvil para medir el impacto que tiene en su vida el climaterio y ver de qué forma pueden minimizar esa afectación en su día a día.

El mercado, consciente de esa necesidad, se ha lanzado a cubrir las demandas de estas potenciales consumidoras. Las soluciones son de lo más variado: hormonales, nutricionales, deportivas, cosméticas, de cuidado íntimo, gestión emocional e incluso asociadas al ocio, como retiros de meditación o paquetes vacacionales con tratamientos de bienestar.

Sólo en el negocio de la belleza, calcula la empresa de inversión Female Founders Found, hay una oportunidad de mercado cercana a los 600.000 millones de euros, una cifra suculenta tanto para las grandes firmas como para las 'start-ups' que no dejan de surgir en lo que la prensa anglosajona ya ha bautizado como 'la fiebre del oro' de la menopausia. En Estados Unidos, pionera en el desarrollo de este mercado, esta causa empresarial la han abanderado famosas como Halle Berry, Gwyneth Paltrow y Naomi Watts. La primera, de hecho, anunció a principios de año el lanzamiento de Re-spin, una plataforma digital centrada en salud y bienestar para mujeres que estén experimentando los primeros cambios asociados al climaterio. La ganadora de un Oscar por 'Shakespeare in love' fundó hace años la lujosa (y polémica) marca de bienestar Goop, que también tiene una línea dirigida a las mujeres maduras. Hace poco más de un año, su compañera Naomi Watts decidió sacar la firma de cosméticos Stripes, dirigida a ese mismo público.

España, añaden los expertos de The Silver Economy, consultora especializada en el público sénior, es un buen mercado para el desarrollo de este tipo de productos porque tiene «una rica tradición en la higiene y el cuidado de la piel y una robusta industria farmacéutica y cosmética, donde hay fábricas y laboratorios de nicho con producción específica y comercialización no masiva, casi medica». Lo más demandado, explica la farmacéutica Marta Masi, que también decidió sacar su propia línea de cosméticos y suplementos alimenticios dirigidos específicamente a estas edades, reconoce que los productos más demandados son tópicos para la zona íntima (lubricantes, hidratantes internos y externos) y complementos alimenticios para la piel, los huesos y las articulaciones con colágeno, ácido hialurónico y vitamina D. También remedios para mejorar la líbido, la sequedad de mucosas (maca y espino amarillo, respectivamente) y los sofocos (isoflavonas de soja y cimicífuga).

Lejos de estabilizarse, vaticinan los expertos de The Silver Economy, esta industria irá a más, tanto por razones demográficas, como el aumento de la esperanza de vida, como culturales. «El levantamiento del tabú sobre la menopausia ha fomentado una discusión más abierta y educada sobre las necesidades de las mujeres durante esta fase. Esto no solo ha mejorado la demanda de productos adaptados, sino que también ha creado una comunidad más fuerte y una base de consumidores más informados y empoderados», asume la consultora Cristina Almarza.

Por eso, aunque la edad media a la que suele llegar la menopausia ronda los 51 años, según estudios de la AEEM, la preocupación de las mujeres por esta etapa es cada vez más temprana, confirma la doctora Luciana Bergamaschi, directora médica del centro Máxima de Barcelona, una clínica especializada únicamente en tratar la perimenopausia y la menopausia «de forma integral y personalizada, con especialistas de más de once disciplinas distintas: ginecología, fisioterapia, sexualidad, nutrición, estética, neurología, acupuntura...». Porque el perfil de las mujeres que experimentan el climaterio ha cambiado mucho en los últimos años, sostiene, y no solo por razones socioculturales: «Ahora, por ejemplo, hay un gran grupo de mujeres supervivientes de cáncer que experimentan una menopausia temprana y tienen sus propias necesidades».

Otro fenómeno reciente y muy frecuente en las consultas, apunta Bergamashi, es el de madres maduras que se enfrentan a los primeros cambios hormonales mientras están criando a niños muy pequeños. Es una de las consecuencias de vivir en uno de los países europeos que más retrasa la edad de la maternidad: en España ya hay más madres de 40 que de 27. «A veces las pacientes no requieren tanto terapias médicas sino ser escuchadas, comprendidas y simplemente cambiar algunos hábitos de vida», añade esta doctora.

Mónica Manso, terapeuta y autora del libro 'La menopausia consciente', vio ya en 2017 la necesidad que tenían estas mujeres de poder compartir sus inquietudes. Hasta entonces, había estado acompañando a las madres durante el embarazo, el parto y la crianza, pero, en un país sin hijos, pronto vio que su labor era incluso más demandada en otras etapas de la vida. Empezó con las consultas privadas, y desde hace un par de años organiza también retiros para que las asistentes «se junten y se escuchen», así como cursos para profesionales. El reto ahora en este colectivo –«grande, potente e influyente económicamente, porque las que están ahora experimentando la menopausia son las 'boomers' y la generación X», recuerda Manso– es saber discernir, dentro de la creciente información disponible sobre el climaterio, lo que le funciona a cada una. «Muchas marcas, además de vender sus productos, están realizando una importante labor de divulgación, y eso también es positivo, porque no dejan de ser altavoces muy potentes», asume.

Como ocurre siempre que la industria convierte un tabú en tendencia, admite también el doctor Coronado, llegan «muchos productos muy buenos y otros no que no lo son tanto», por lo que lo importante es dar a las mujeres herramientas para que sepan elegir y al final se impongan los primeros. Todavía, reconoce, queda mucho que investigar en el ámbito farmacológico, por ejemplo, e incluso en el campo de las terapias hormonales, olvidadas durante unos años.

Aunque la menopausia es un proceso natural y no siempre hay que tratarla, señala Coronado, es importante que crezca la sensibilización y formación de los médicos pero también la exigencia de las mujeres y su participación en la búsqueda de una buena calidad de vida en cualquier etapa. «Se estima que el 30% de las mujeres necesitaría tratamientos hormonales, y solo el 5% de ellas los toma», afirma. Hoy en día ninguna debería estar dispuesta a sufrir en silencio.