Quién es Luis Fernando Figari, el fundador de Sodalicio que arropó Juan Pablo II y ahora ha expulsado Francisco

La cercanía y favoritismo del fundador del Sodalicio, Luis Fernando Figari con el Vaticano acabó esta semana cuando el Papa Francisco firmó de puño y letra el edicto de expulsión por graves faltas aconsejado por la misión de investigadores que envió a Perú, Charles Scicluna y el catalán Jordi Bertomeu.

La misión visitó Perú hace 12 meses y desde que dejó el país iniciaron una cadena de acciones que empezó con el cambio de responsabilidades del obispo español, José Rodríguez Carballo como secretario de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y Sociedades de Vida Apostólica (2013-2023); de quien dependía el Sodalicio en el Vaticano y que era en la práctica un acérrimo defensor de la organización a pesar de las denuncias en su contra. Como parte de ese trabajo, el 'sodálite' José Antonio Eguren renunció en abril pasado al arzobispado de Piura y Tumbes, donde fue nombrado por el Papa Benedicto XVI en el 2006.

En entrevista con el ABC, el sociólogo y teólogo, José Luis Pérez Guadalupe comentaba: «Es inédito lo que ha pasado en los meses en Perú por el hecho de que saquen al arzobispo de Piura (José Antonio Eguren) de esa manera y (que ahora se anuncie) la expulsión definitiva de Figari. Se demoraron muchísimo también porque estas acusaciones tienen más de 20 años…hay que rescatar la voluntad y la decisión del Papa Francisco de crear esta comisión con Scicluna y Bartomeu».

Mientras Perú vivía en una dictadura militar de izquierdas con el general Juan Velasco Alvarado (1968-1975) a la cabeza y en América Latina crecía la apuesta de los pobres de la teología de la liberación, también a la izquierda; el peruano Luis Fernando Figari organizó a un grupo de jóvenes para ser un contrapeso ideológico y fundó a los 24 años, el Sodalicio de Vida Cristiana.

En solo 6 años, los jóvenes que se reunían a rezar el rosario en colegios privados liderados por el poco carismático pero magnético Figari, quien en 1977 consigue la aprobación por el entonces arzobispo de Lima, Juan Landazúri Ricketts y le concede el título de «pía sociedad». En 1994, recibió el título de Sociedad de Vida Apostólica de derecho diocesano que le otorgó el arzobispo de Lima, Augusto Vargas Alzamora.

En el discurso de Figari donde da vida al Sodalicio, señaló que su organización surgió para pelear contra el materialismo marxista que ingresó con el caballo de troya de la «Teología de la Liberación« de (sacerdote) Gustavo Gutiérrez a la Iglesia Católica y pelear por la verdad por más «incómoda que ésta sea«.

«La fe está siendo atacada«, dijo Figari como grito de guerra para presentar a su organización al mundo cuando solo tenía 24 años. Luego pasó a explicar lo que era el lema del sodalicio: «Mitad monje, la vida de un sodalité es ante todo vida de oración…mitad soldado, pues nuestra actitud no puede ser pasiva, todo lo contrario, eminentemente apostólica... Es en suma, «una santa milicia conducida por la Virgen María».

Según el ex sodalité, Martín Scheuch, en su blog «Líneas torcidas«, esta frase la tomó Figari de José Antonio Primo de Rivera (1908-36), fundador de la Falange española, movimiento conservador católico. De hecho los sodalités fundadores cantaban el «Cara al sol« y otras canciones falangistas.

Durante la única visita que realizó al Perú en 1986, el cardenal y prefecto de la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe del Vaticano, Joseph Ratzinger; el Sodalicio fue la asociación católica que recibió y acompañó al cardenal como un gesto de deferencia y agradecimiento a la organización considerada el contrapeso a los que apoyaban al sacerdote Gustavo Gutiérrez, uno de los impulsores de la teología de la liberación.

En 1989, el Sodalicio organizó un Congreso de la Reconciliación en Lima e invito a la madre Teresa, quien a pesar de sus problemas cardíacos viajó al Perú: «Como era de suma importancia su presencia por el grave problema de la teología marxista de la liberación, los obispos consideraban, que si era posible y esto no afectaba su salud, había que insistirle«, contó el sacerdote sodálite Jaime Baertl al portal de noticias ACI Prensa, al tiempo que agregó que «al escuchar que eran deseos del Santo Padre no dudó en decir que venía aunque estuviese muerta.

En 1997, el Sodalicio de Vida Cristiana recibió la aprobación del Vaticano en el día del cumpleaños de Figari (8 de julio) gracias a la cercanía con Juan Pablo II, y así se erigieron como sociedad de vida apostólica laical de derecho pontificio. El mismo Juan Pablo II, en el 2002 nombró a Figiari como consultor del Pontificio Consejo para los Laicos. En 1994, el Movimiento de Vida Cristiana (formado por laicos cristianos) adscrito al Sodalicio fue aprobado por la sede apostólica. Para ser una organización católica fundada por un joven de 24 años y con menos de 50 años de vida, todos sus reconocimientos fueron conseguidos en tiempo récord.

El papa Benedicto XVI invitó a Luis Fernando Figari como orador en el Sínodo de obispos sobre la eucaristía en el 2005 y en el 2006 fue el único orador latinoamericano que participó en el encuentro con los nuevos movimientos eclesiales en la Plaza de San Pedro y donde asistieron 120 movimientos de los cinco continentes. Ante el mundo se presentaban «como la primera institución religiosa creada en Perú que ha sido aprobada por la Santa Sede como de derecho pontificio».

El sociólogo y teólogo, José Luis Pérez Guadalupe señaló por vez primera en 1991 en su tesis «Las sectas en el Perú» que el Sodalicio era «de carácter sectario» y según señaló Pérez Guadalupe al ABC; «tras la conferencia del episcopado en Medellín en 1968 donde se reflejó el avance de la teología de la liberación, surge un movimiento al interior de la iglesia que no están de acuerdo y alientan la creación de grupos ultraconservadores».

«No importa si tienes acusaciones de abusos como es el caso de Marcial Maciel, que tiene acusaciones de abusador serial, con tal que sea conservador y tenga vocaciones, será parte de los nuestros. Lo importante es que se acabe con la izquierda latinoamericana. ¿Te das cuenta de esa ponderación de valores», indicó.

«Hay que tener claro que (Luis Fernando) Figari es fruto de una sociedad limeña de los sesenta, clasista, racista, misógina y también es fruto e hijo de la coyuntura eclesial latinoamericana», explicó el también autor de «Ecumenismo, sectas y nuevos movimientos religiosos».

Para Pérez Guadalupe, el éxito del Sodalicio de Figari en la jerarquía católica dentro y fuera del país se basaba en que llegó «a un público que en ese momento la Iglesia ya no llegaba, es decir, a vocaciones de clase media y clase alta. Y ellos tenían poder social, poder económico y poder político. Figari es hijo de una época y de lo que sucedía en su país y en América Latina».