El Ejército italiano blinda el cielo de San Pedro con fusiles antidrones
Los inhibidores anulan la señal entre el aparato y el mando a distancia, pero todo depende de la pericia del agente, explica a ABC la experta en seguridad Paula Martín
El atentado contra Nicolás Maduro en 2018, ejemplo del daño que puede causar un vehículo no tripulado de juguete
Medidas de seguridad sin precedentes ante la llegada de los grandes de la Tierra para despedir al Papa de los humildes

Roma está sumida estos días en la efervescencia de las grandes ocasiones. Se espera que el funeral del Papa Francisco atraiga al menos a 250.000 fieles, aunque la cifra podría alcanzar el medio millón. Y como siempre ocurre en estos casos, el bullicio incluye un despliegue de seguridad sensacional. Solo en la zona del Vaticano patrullan más de dos mil agentes italianos que se suman a la Guardia Suiza Pontificia y la gendarmería vaticana. Y entre los uniformados, los medios internacionales se han fijado en ciertos militares que portan unos fusiles gruesos que parecen sacados de una película de ciencia ficción.
Según explica a ABC Paula Martín, portavoz de la empresa de seguridad española TRC, la extraña arma es un fusil de inhibición antidron, un aparato que cada vez será más habitual en las grandes concentraciones. El plan de seguridad que describieron a los medios las autoridades italianas incluía una zona de exclusión aérea custodiada por cazas de la Aeronautica Militare (la fuerza aérea), pero esto no es suficiente para combatir la nueva amenaza que suponen los drones.
Prueba de ello es lo sucedido en Ucrania, donde pequeños aparatos -a veces de juguete- han provocado estragos entre las unidades rusas, o el uso masivo de estos sistemas por parte de grupos terroristas como el ISIS o Hamás. Dejando de lado los teatros de guerra, el incidente más sonado fue el intento de magnicidio que sufrió el presidente venezolano Nicolás Maduro en 2018, cuando dos drones de uso civil cargados con explosivo C-4 estallaron a pocos metros del mandatario.
Lo que han fotografiado los medios en Roma, explica Marín, es la versión más simple -y barata- de los sistemas de inhibición antidron. Debido a su tamaño y portabilidad, no incluyen un mecanismo de detección, de modo que todo depende de la atención y la buena vista del operador que lo maneje, en caso de que no cuente con un radar que le de apoyo. Sin embargo, se trata de un arma útil cuando la amenaza está cerca y hay que actuar rápido; caso, por ejemplo, del atentado contra Nicolás Maduro.
Una vez detectado el peligro, explica Martín, el operador apunta el fusil en su dirección, y puede hacerlo sin demasiada precisión porque la señal que envía el arma es triangular; «parecida a un queso», añade la experta. Como su nombre indica, lo que hace el inhibidor es perturbar la señal que comunica el aparato -o su cámara, caso de que la haya- con el mando a distancia. A partir de ahí, lo más probable es que el presunto terrorista pierda el control del vehículo. No obstante, matiza Martín, buena parte de los drones de uso civil -de juguete o aeromodelismo- incluyen una salvaguarda de seguridad que los hace regresar al punto de partida en caso de que la señal sufra una perturbación.
Parece una operación sencilla, pero no lo es, pues el fusil tiene que enviar una señal que esté en la misma banda del dron al que pretende inhibir para ser efectivo. La mayoría de los drones de juguete usan el mismo tipo de radiofrecuencia, pero no los aparatos más especializados, explica la portavoz de TRC.
De hecho, desde esta empresa, que es de capital 100% español, fueron punteros en el desarrollo de un sistema que contiene varios módulos para operar en distintas radiofrecuencias. «Una vez detectado el dron le sugerimos al operador en qué banda actuar», explica Martín, que añade que esta innovación es clave, pues, cuando se produce un ataque, muchas veces el agente no dispone de mucho tiempo para pensar.
Actualmente TRC no fabrica inhibidores portátiles tipo fusil, sino un sistema más complejo, de mayor alcance, que incluye detección y que va montado en vehículos militares. Se trata del Cervus, un aparato que ya está en servicio en el Ejército de Tierra y que, de hecho, se cuenta entre los más avanzados del mundo por el uso de la inteligencia artificial para dar más información al operador.
Francotiradores, técnicos antihackeo y un sistema 3D que ofrece una visión de 360 grados de la plaza de San Pedro completan el esquema de seguridad del funeral de Francisco. Las fuerzas policiales italianas han sacado del armario todos los equipos de los que disponen, y también su experiencia, que no es poca. En el recuerdo está el intento de magnicidio contra san Juan Pablo II, en mayo de 1981, o el incidente sucedido al término de su funeral, el 8 de abril de 2005.
Ese día, los aeródromos de Fiumicino y Ciampino acogían el continuo despegue de los aviones de los jefes de estado que habían asistido a la misa, cuando los servicios de inteligencia creyeron detectar una bomba en un aparato que se dirigía a Ciampino. Inmediatamente dos cazas F-16 obligaron a la aeronave a aterrizar en una instalación militar cercana, solo para descubrir que se trataba de una falsa alarma. Hoy, en los cielos de Roma puede acechar un catalogo de amenazas mucho más variado.
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