¿Fin de la mascarilla en el transporte? Los expertos dudan: «Yo no la retiraría en invierno»

Los asesores del Ministerio acordaron no aplicar la medida hasta que se vieran los efectos de la apertura de fronteras en China, plazo que expira la próxima semana. Por ese motivo, lo más probable es que en pocos días se dé el adiós definitivo a esta medida de protección en estos espacios.

En recientes declaraciones a los medios y respecto a esta cuestión, la ministra de Sanidad, Carolina Darias, avanzó que el fin de la medida estaba muy próximo. «Llegará cuando la situación lo aconseje y lo indiquen los expertos de sanidad pública», precisó la ministra en una entrevista en la cadena SER. Esto sería posible, según aclaró, porque « la situación epidemiológica en España es estable». «La situación epidemiológica cada vez es más buena, pero hay que ver un poco cómo evoluciona el tema de China para adoptar la decisión», matizó Darias.

Epidemiólogos de referencia como Antoni Trilla, catedrático de Salud Pública de la Universidad de Barcelona (UB) y Jefe del Servicio de Medicina Preventiva y Epidemiología del Hospital Clínic de Barcelona, ven, sin embargo, la medida precipitada. En declaraciones a ABC, el experto, que ha asesorado a la Generalitat y al Gobierno en tiempos de pandemia, señala que «en las actuales circunstancias de frío, invierno y circulación de diferentes virus.. llevar bien puesta una mascarilla en espacios cerrados con mucha gente cerca es muy recomendable». Por este motivo, añade Trilla, «yo no retiraría la obligatoriedad hasta que superemos el invierno».

El responsable del Servicio de Epidemiología del Hospital Vall d'Hebron de Barcelona, Xavier Martínez, considera que la retirada de la mascarilla «tiene que estar condicionada a »cómo evolucione la incidencia de la enfermedad, no solo del Covid-19 sino también de las enfermedades respiratorias en general«. »No sé si será en marzo, abril o mayo pero para que sea coherente con lo que se ha estado haciendo hasta ahora su retirada debe ir vinculada a la disminución de las infecciones respiratorias», aclara a ABC.

Por su parte, el epidemiólogo e investigador en el Área de Investigación en Servicios de Salud y Farmacoepidemiología de la Fundación para el Fomento de la Investigación Sanitaria y Biomédica de la Comunidad Valenciana (FISABIO) de Valencia, Salvador Peiró, considera que dados los parámetros de la incidencia de la infección en España «no era esperable que el uso de mascarillas exclusivamente en el transporte público tuviera un impacto relevante sobre la transmisión o la hospitalización, por lo que era razonable retirar esta restricción que, por lo demás, ya se había hecho en la mayoría de los países europeos», según informa SMC.

«España tiene una población muy vacunada y muy infectada, y lo previsible es que la incidencia del Covid-19 se mantenga estable en los próximos meses, mostrando cierto nivel de transmisión (que podría incrementarse si nuevas variantes desplazan a las actuales) pero con limitado impacto en la hospitalización y las UCI. De hecho, tras la oleada del pasado verano, todos los parámetros de seguimiento de la infección se muestran muy estables, sin que se hayan visto especialmente afectados por las interacciones en Navidad y Nochevieja», arguye el experto.

Peiró aboga, sin embargo por mantener el uso de la prenda en centros sanitarios. «El uso de mascarillas en centros sanitarios debe mantenerse, y también la recomendación de que las personas con síntomas respiratorios utilicen la mascarilla cuando están con otras personas (especialmente cuando están con personas mayores o con enfermedades subyacentes)».

Por su parte, Pedro Gullón, epidemiólogo social y médico especialista en medicina preventiva y salud pública de la Universidad de Alcalá, considera que «en general, el uso de las mascarillas en el transporte público es una medida no farmacológica con un efecto muy pequeño cuando se usa en solitario. Es decir, en la situación de España, donde no existían prácticamente otras medidas no farmacológicas en marcha en estos momentos, no tenía sentido mantener las mascarillas en el transporte público«.

«Eso no quiere decir que nunca más vaya a ser necesario, pero para que sea efectiva tiene que ir acompañada y ser coherente tanto a la situación epidemiológica como al resto de medidas que se toman«, añade el epidemiólogo. A su entender, «es importante que las medidas de mitigación de los contagios se piensen en un contexto de salud pública y eso significa que las medidas sean aceptadas socialmente (la efectividad baja todavía más si la gente no usa la mascarilla), coherentes con el resto de medidas y que entiendan los mensajes que transmiten».

«En relación a esto último, no podemos olvidarnos de que uno de los mayores retos de la salud pública en los próximos años es el cambio climático y, cuando el único lugar con mascarilla es el transporte público, se genera una imagen de que es el único lugar con alto riesgo de contagio, algo no apoyado por los datos. Esto puede desincentivar su uso, con las consecuencias negativas en salud pública», concluye Gullón.

El director de la Unidad de Enfermedades Infecciosas del Hospital Sant Pau de Barcelona, Joaquín López-Contreras, se muestra en declaraciones a ABC escéptico respecto al resultado que pueda tener la retirada de la prenda en el transporte dado «el escaso uso que se estaba haciendo de la mascarilla, especialmente en el metro». «No es que esté a favor ni en contra de que se retire antes. Lo que tengo claro es que no van a percibirse cambios sustanciales en la incidencia de la infección porque eran pocas personas las que respetaban la obligatoriedad de usarla«, precisa.