Cuando la cirugía estética sale mal: «No puedo ni mirarme en el espejo»

Por una terrible experiencia en quirófano batallan ahora en los tribunales Victoria y Cristina (nombres ficticios), que no quieren revelar ningún dato personal que pueda ayudar a identificarlas por miedo a que los centros en los que se operaron tomen represalias contra ellas por contar su historia. Ambas tienen en común que querían cambiar partes de su cuerpo para ganar confianza y sentirse mejor consigo mismas. Pero tomaron la decisión de dónde hacerlo seducidas en parte por la publicidad de las clínicas y sus profesionales tanto en la televisión como en populares redes sociales como Instagram. «Mi gran error fue no indagar mucho en el médico. Me apareció la clínica en redes y vi que muchos famosos se operaban ahí y me fie», relata Victoria.

Esta joven se sometió a una reducción de pecho, pues siempre había tenido complejo al respecto. Acudió a la clínica, la operaron y la mandaron a su casa en el mismo día pese a que ella insistió en pasar la noche en el centro porque estaba muy dolorida. «La sensación era horrible. Tenía hasta fiebre, pero me dijeron que era normal y que se me pasaría», dice. No volvieron a atenderla hasta cuatro o cinco días después, cuando le quitaron las vendas. «Estaba negro, se me había infectado», recuerda. Sin embargo, en el centro en ningún momento le hablaron de que hubiera infección. A día de hoy, le siguen diciendo que es normal y que se irá curando, pese a haber pasado más de 3 años.

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Para superarlo, Victoria ha necesitado terapia. «Psicológicamente también me destrozó. No me puedo ni mirar en el espejo. Me operé para sentirme cómoda con mi cuerpo y consiguieron que cada vez que me quito la camiseta para bañarme mire a otro lado», lamenta. También Cristina arrastra el impacto psicológico derivado del resultado de la intervención. En su caso se trataba también de una operación de pecho, además de una liposucción. «Casi pierdo un pezón, estaba necrosado completamente», afirma. Tampoco la otra cirugía terminó como ella esperaba: «Me dejó descuadrada completamente, con bultos».

«Ojalá pudiera volver atrás para no operarme con ellos, porque mi vida a partir de ese día cambió por completo», denuncia. A día de hoy, además, sigue pagando el préstamo que pidió para pasar por quirófano, pero lo peor, dice, es cómo se sigue sintiendo. «Quedé destrozada física y psicológicamente».