Cardenal Péter Erdö: «Hungría tiene ahora más recursos pastorales que durante el comunismo, como escuelas e institutos»

Francisco aprecia tanto la destreza política con la que Erdö se ha movido ante el gobierno de Viktor Orbán, como el papel de sereno mediador que ejerció en el delicado sínodo de la familia.

Por eso, entre el puñado de hipótesis que justifican el regreso del Papa a Budapest se incluye la de eliminar vetos a la candidatura del arzobispo de Budapest.

-Eminencia, ¿qué mensaje transmite el Papa Francisco regresando a Budapest?

-Sabemos que viene con gran afecto y simpatía hacia el país, pero no sabemos qué mensajes subrayará.

-¿Y para ustedes qué significa?

-Como católicos, la presencia del sucesor de Pedro representa de manera especial la cercanía de Jesús.

-¿Cuál es la principal aportación de la Iglesia católica a la sociedad húngara en este momento histórico?

-Creo que no se agota en actividades 'de utilidad pública', sino que consiste sobre todo en transmitir la fe que da esperanza, da sentido a la vida y da confianza.

-El hecho de que Ucrania haga frontera con Hungría añade un elemento importante a esta visita.

-Desde que estalló la guerra han llegado casi un millón y medio de refugiados ucranianos, y piense que somos un país de diez millones de habitantes. Muchos estuvieron sólo de paso, pero no pocos se quedaron aquí. Les hemos dado comida, alojamiento, oportunidades de trabajo, plazas en colegios. También hemos enviado alimentos, medicinas y otras ayudas a Ucrania.

-¿Cómo van los preparativos del viaje del Papa?

-Se están apuntando muchas personas a los encuentros con Francisco. Naturalmente, nuestra Iglesia y las autoridades civiles están trabajando para garantizar todo lo necesario para la seguridad, la belleza y la fuerza espiritual del evento. Hemos preparado un gran escenario para la misa de despedida en la plaza Kossuth, junto al Parlamento.

-¿Cree que la Iglesia católica húngara actual es muy diferente de la que vio Juan Pablo II en sus dos visitas, tras décadas de comunismo?

-El desafío no ha cambiado: responder a una mentalidad secular (que prescinde de la trascendencia), que cobra fuerza con el consumismo y los cambios antropológicos, como el aumento de distracciones y el individualismo.

-Cuando llegó Juan Pablo II, los católicos eran el 65% y ahora el 39%.

-Ahora tenemos muchos más recursos pastorales que durante el comunismo, como escuelas, institutos y comunidades. Eso exige una mentalidad misionera y un compromiso más apasionado.

-Es interesante cómo usted en particular y la Iglesia húngara en general consiguen mantener la independencia frente a la esfera política, sin crear nuevas tensiones. ¿Cómo lo consiguen?

-El modo de hacer presente a Cristo en la sociedad depende mucho de la situación histórica, de la herencia cultural y de las necesidades de la sociedad. Ha habido mucha demanda de nuestro compromiso en el sector escolar, pero también en el sector social. Ni la Iglesia ni los particulares disponen de recursos suficientes para estas tareas.

-El logotipo del viaje es un puente que une dos orillas.

-Nos gustan los puentes porque desde el bautismo de los húngaros hace mil años, Hungría ha estado conectada con la cultura del mundo occidental, pero limita con las regiones del Este Europeo. Además, el centro de Hungría también formó parte del Imperio Otomano. Pero para nosotros es un concepto también religioso.

-¿Qué significa el puente en términos religiosos?

-Que lo más importante de la existencia cristiana es vivir en una relación con Jesucristo. Si somos capaces de hacerlo, podremos de alguna forma representarle ante la sociedad y ante el mundo.

-En su opinión, ¿cuál es el principal desafío para los cristianos de hoy?

-Sin duda es la relación con Jesucristo mismo. Por un lado, debemos mantener el vínculo histórico con Jesucristo, que es una persona histórica cuya vida y enseñanzas pueden conocerse en el Nuevo Testamento, en la tradición de la Iglesia y en otras fuentes, pues el cristianismo no es sólo un sentimiento o una filosofía natural. Por otra parte, ser cristiano no es sólo aceptar unos datos históricos, sino también una relación espiritual viva con Cristo en la oración, la adoración y en la experiencia diaria.

El Papa viaja a Hungría justo un mes después de ser ingresado de urgencia en el Hospital Policlínico Gemelli de Roma a causa de una bronquitis infecciosa. Es la primera salida del Vaticano, después de tres días de convalecencia.

Francisco, que a causa de sus problemas de salud no podrá acercarse a la frontera con Ucrania como inicialmente deseaba, presenta esta visita como «un viaje a Europa Central, donde siguen soplando gélidos vientos de guerra, a la vez que los desplazamientos de tantas personas ponen en el orden del día urgentes cuestiones humanitarias». El Papa elogiará las medidas humanitarias en favor de las mujeres y niños que han escapado de Ucrania, y solicitará mayor solidaridad con los sirios y afganos que entran en el país a través de la peligrosa ruta balcánica.

Al Papa le espera una intensa agenda de tres días que incluye una reunión con Viktor Orban, un encuentro con refugiados ucranianos y otro con migrantes de otros países, un diálogo con jóvenes católicos, y una reunión con intelectuales en la Facultad de Ciencias Biónicas de la universidad católica «Péter Pázmány» de Budapest.

El domingo se despedirá del país con una misa en la simbólica plaza del Parlamento, que el 23 de octubre de 1956 fue escenario de la masacre rusa contra cientos de húngaros para aplastar las protestas contra la Unión Soviética.