Cancún se promociona gracias al cambio climático

El recinto ferial Cancún Messe consta de cuatro naves en las que se pueden encontrar una decena de restaurantes, un banco, un dispensario médico, distintos módulos de exposición de los estados participantes, un área destinado a espectáculos artísticos, un servicio de telefonía y de correos, así como un espacio reservado a la mesa del secretariado de la Casa del Consulado (que concentra a más de treinta embajadas radicadas en Cancún) y un área de regalos mexicanos.

Armando Zenteno Rudolph, el director del complejo, ha destacado la importancia de la COP-16 para proyectar la imagen de Cancún al mundo, sobre todo ahora, «en épocas realmente malas para el turismo y la iniciativa privada» . El empresario ha informado de que el Cancún Messe está generando más de 1.500 empleos directos y una cantidad «incuantificable» de indirectos. «Aunque la inversión también está siendo poderosa», declara al Universal.

El periódico también ha abierto sus páginas a la crítica. «Cancún concentra un gran número de hoteles, pero es deficitaria en cuanto a zonas verdes. Uno de los dos últimos pulmones de la ciudad, El Ombligo Verde, un predio forestal de ocho hectáreas, ha sido destruido». La construcción del centenar de hoteles sobre la duna costera ha removido la vegetación natural de la playa y ha rellenado manglares , elevando su vulnerabilidad a los ciclones y el nivel erosivo de sus arenales, asegura el premio Latinoamericano de Divulgación Científica Juan José Morales.

La edificación junto al Sistema Lagunar Nichupté, un cuerpo de agua que fue dragado y rellenado, ha alterado su hidrología y acelerado la proliferación de algas, explica Morales. El equipo de Noel Carbajal, del Instituto Potosino de Investigación Científica y Tecnológica, ha documentado en el lugar la existencia de 100 tipos diferentes de bacterias, como salmonella; además de metales pesados como plomo.

Cancún es víctima de su éxito: un inmejorable destino turístico y laboral. En los últimos años, la mancha urbana ha crecido de forma irregular y sin drenaje sobre la selva, amenazando a los acuíferos subterráneos. Además, los desechos de los asentamientos llegan al mar y contaminan y degradan los arrecifes de coral , se quejan los ecologistas.