Australia impone su veto a los menores de 16 años en redes sociales: «Para los chicos, es un comienzo más seguro en Internet»

Esta afecta a un total de diez plataformas, entre ellas las más populares como TikTok, Instagram, YouTube, Facebook o Reddit, los cuales deben acatar la orden o abonar deudas millonarias. La orden tiene vigencia desde la medianoche del martes según el horario de Greenwich –una hora más tarde en España–.

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Un 96% de los australianos menores de 16 años participan en redes sociales, según cifras oficiales. Entre la condición de damnificados o beneficiados se debaten más de un millón de adolescentes, quienes pueden elegir entre eliminar sus cuentas o congelarlas hasta alcanzar la edad requerida.

El apagón ha comenzado a ejecutarse de manera gradual. A primera hora de la mañana solo TikTok había cancelado ya 200.000 usuarios, a los que añadirá «cientos de miles» más en días venideros, de acuerdo a un comunicado. Las redes, entretanto, se han llenado de sentidos mensajes de despedida ante una medida particularmente polémica para aquellos jóvenes criados en un mundo de conexión permanente.

Muchos han iniciado una migración hacia otras plataformas surgidas a modo de alternativa, como Yope, Coverstar o Lemo8, todavía no incluidas en la prohibición. Estos también han protestado a su manera contra el primer ministro, Anthony Albanese, quien en las últimas horas ha perdido más de 6.000 seguidores en sus perfiles oficiales en Instagram y TikTok.

«Hoy, los menores de 16 se han encontrado este mensaje al despertarse», ha publicado Albanese junto a una captura de TikTok que avisa del cambio legislativo y advierte de la necesidad de comprobar la edad del usuario en base a la información de registro. «Para los chicos, es un comienzo más seguro en Internet. Para los padres, una cosa menos de la que preocuparse. Estamos orgullosos de que Australia sea el primer país del mundo en hacerlo realidad», ha celebrado el primer ministro.

«Los chicos de hoy afrontan presiones que ninguna otra generación ha conocido. Algoritmos, contenidos infinitos, riesgos digitales. Por eso esta cuestión es tan importante», señalaba otra publicación, que mostraba imágenes de niños sonrientes organizando una barbacoa y otras actividades al aire libre. «La responsabilidad va a estar en las grandes plataformas, no en las familias. No va a ser fácil. Pero es demasiado importante como para no intentarlo».

En ese sentido, la comisionada de Seguridad Digital, Julie Inman Grant, apuntaba en días previos que esta medida podría suponer «la primera pieza del dominó», que llevaría a muchos otros países a seguir la senda marcada por Australia. Durante su intervención en la cumbre de ciberseguridad Sídney Dialogue, la representante gubernamental expresó sus dudas iniciales ante el enfoque «de mano dura», pero también su convencimiento posterior al ver que los progresivos cambios regulatorios no estaban surtiendo efecto.

«Nuestros datos son la moneda que alimenta a estas empresas, y existen poderosos mecanismos de diseño que son dañinos y engañosos, contra los que incluso los adultos no pueden luchar. ¿Qué posibilidades tienen entonces nuestros niños?», denunciaba Grant.

Ahora bien: otros afectados han recurrido a mecanismos más adultos. Es el caso de dos adolescentes, de nombre Macy Newland y Noah Jones, quienes asistidos por la ONG Digital Freedom Project han iniciado una reclamación legal contra el veto, asegurando que este vulnera el derecho a la libre comunicación.

Organismos como la Australian Human Rights Commission han apuntado también que una prohibición «generalizada» podría tener impactos negativos en los derechos humanos de los niños. Una encuesta realizada por la televisión pública ABC entre una muestra de 17.000 jóvenes refleja que el 75% de los consultados tratará de sortear el bloqueo, frente al 9% que lo considera una «buena idea» y el 6% que cree que «funcionará».