Aumentan las agresiones a mujeres sanitarias: «Me golpeaba la cabeza y solo pensaba en que no iba a volver a ver a mi madre»

Muñoz fue agredida en 2022 durante una guardia por un paciente que quería ver a su madre y que, según relata la psiquiatra, no tenía permiso. Cuando se abalanzó la pilló desprevenida. «Apenas bajé a hablar con él me agredió, no tuve oportunidad de hablar. Me pegó un puñetazo, me tiró al suelo y empezó a darme patadas en la cabeza», detalla la víctima. Durante el tiempo que duró la agresión, Muñoz explica profundamente afectada que solo podía pensar en su madre. «Iba a morir en una guardia y no volvería a ver su rostro».

Los hechos ocurrieron mientras las restricciones por el Covid seguían vigentes, por lo que no había mucha gente en ese momento y tardaron en auxiliarla. Durante la «brutal agresión», la facultativa sufrió un bloqueo emocional. «No sientes nada, la mente y el cuerpo se quedan en blanco. Fue entonces, dice Muñoz, que «al entrar en ese estado neutro llamé a la Policía Nacional y esperé a que viniesen». Después del suceso continuó con la guardia, pero «al acabarla fui a la comisaría a poner una denuncia», asegura.

La agresión le pasó factura, tuvo dos costillas rotas, pero el mayor agravio fue psicológico. «Llegué a sentirme una inútil. Me daba miedo mi trabajo y los pacientes». A día de hoy, gracias a la terapia, está mucho mejor, pero aún arrastra secuelas. «Cuando se agita algún paciente lo sigo pasando mal, y el miedo a la noche no se me quita», afirma. «No somos superhéroes, somos personas normales y episodios traumáticos como estos nos generan depresión, miedo y ansiedad». Muñoz, después de su relato, anima a a denunciar las agresiones. «Pese a que se pase muy mal, es la única manera de avanzar con esta lacra», sentencia.

Según lo que recoge el informe de la OMC, cada 24 horas ocurren dos agresiones a sanitarios, un dato alarmante de un problema que está «infradiagnosticado», según apunta el doctor José María Rodríguez Vicente. El 43 por ciento se producen en el ámbito de la Atención Primaria. Por detrás se situaron los hospitales donde descendieron siete puntos y se colocaron en el 20 por ciento, por delante de urgencias de hospitales y urgencias de Atención Primaria (10 por ciento respectivamente), que repuntan levemente.

Respecto a la tipología del centro en el que se han producido las agresiones en el año 2023, mantienen datos similares a los de años anteriores con una clara preponderancia del servicio sanitario público (90 por ciento) frente al privado.

Respecto a los diferentes tipos de agresiones sufridas, en el 51 por ciento de los casos se produjeron insultos y amenazas, seguidos de agresiones (11 por ciento) que acabaron en lesiones físicas (23 por ciento) y psíquicas (77 por ciento). Las discrepancias en la atención médica son principal motivo que desencadena los episodios (60 por ciento), al menos en las agresiones asistenciales. «Los pacientes vienen con un diagnóstico del 'Doctor Google' o de un conocido, y cuando no son respondidos con lo que ellos piensan que padecen se disparan», advierte Rodríguez.

Por otro lado, las agresiones estructurales están relacionadas con el tiempo en que el paciente tarda en ser atendido (72 por ciento), seguido de un mal funcionamiento de las instalaciones del centro (28 por ciento).

Sobre el perfil del agresor, los datos demuestras que son principalmente pacientes programados (47 por ciento), seguidos de no programados (30 por ciento) y acompañantes (22 por ciento). La información coincide en la mayoría de casos con un varón de entre los 40 y 60 años, aunque la OMC destaca que en los menores de 40 predominan las mujeres agresoras.

Otro dato que puso de relieve el informe de 2023 y que supone un récord es que cada vez más profesionales (110) solicitaron la protección jurídica a la Fundación para la Protección Social de la OMC. «Sin embargo, sabemos que hay muchas más agresiones que las que se denuncian a los colegios», expresa el doctor y presidente de la OMC Tomás Cobo, quien añade que existe «un iceberg más profundo que debemos de despejar». Para convertir todos estos casos invisibles en testimonios visibles, la OMC realizará una encuesta a los profesionales de la salud para que, en un futuro, «puedan ejercer su profesión sin miedo».

También han puesto al alcance de todo el mundo una guía actualizada que ofrece información y asesoramiento para que las víctimas sepan cómo deben actuar frente a una agresión, los procedimiento a seguir si sucede, además de una serie de recomendaciones para la prevención y el manejo de las agresiones.

En total, 7.261 médicos han sufrido algún tipo de agresión durante su ejercicio profesional desde que hace 12 años el Observatorio Nacional de Agresiones del Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos empezara a registrar casos de violencia, agresiones verbales, insultos o amenazas a quienes cuidan de la salud de los ciudadanos.