Apagones masivos o lluvias congelantes: así afectará el cambio climático al suministro eléctrico

El informe reclama evolucionar lo antes posible hacia formas de energía limpia para frenar la crisis climática. «Nos encontraremos en una situación muy complicada», advierte la agencia de la ONU especializada en meteorología. En el estudio se han incorporado aportaciones de 26 organismos internacionales que sostienen estas teorías.

«El tiempo no está de nuestro lado», ha declarado por su parte el director general de la OMM, Petteri Taalas, en un comunicado. «Necesitamos una transformación completa del sistema energético mundial». El dirigente ha recordado que el sector de la energía es responsable del 75% de las emisiones mundiales de gases con efecto invernadero.

«La transición hacia formas limpias de producción de energía y la mejora de la eficacia energética son vitales». Sin embargo, Taalas reconoce que alcanzar el objetivo de cero emisiones netas de gases con efecto invernadero antes de 2050 sólo será posible si multiplicamos por dos el aprovisionamiento de energía limpia en los próximos ocho años.

La estabilidad o la neutralidad de carbono se conseguirá cuando las emisiones de dióxido de carbono (CO2), originadas por la actividad humana, se contrarresten con la absorción del mismo CO2 durante un período determinado. El informe, que se centra este año en la energía, subraya la gravedad de la situación del clima.

Publicado anualmente, el documento destaca la importancia creciente que tiene el acceso a las informaciones de los servicios meteorológicos, hidrológicos o climáticos. Indispensables para asegurar la resiliencia de las infraestructuras energéticas y responder a una demanda de energía que no cesa de aumentar en el planeta.

El impacto de los fenómenos meteorológicos, hídricos y climáticos, cada vez más extremos y más frecuentes debido al recalentamiento global, en la seguridad de acceso a la energía es ya preocupante, puntualiza el estudio. La OMM cita como ejemplo los cortes de luz masivos provocados por la ola de calor histórica que afectó a Buenos Aires (Argentina) el pasado enero o la situación vivida en noviembre de 2020 en Rusia, cuando la lluvia congelante cubrió las líneas eléctricas en el extremo oriental de la Federación y dejó a cientos de miles de hogares sin electricidad varios días.

El acceso al aprovisionamiento de agua, calificado de «vital» por la OMM deberá de mejorarse. De acuerdo con el organismo, en 2020, el 87% de la electricidad mundial producida a partir de centrales térmicas, nucleares e hidroeléctricas, dependía directamente del acceso a este recurso.

Además, un tercio de las centrales térmicas, que necesitan de agua para funcionar, se encuentran ubicadas en zonas con fuerte estrés hídrico. Se calcula también que un 15% de las centrales nucleares que existen actualmente en el mundo tienen el mismo problema y el organismo prevé que este porcentaje se incremente en los próximos veinte años.

La OMM estima que el 11% de la capacidad hidroeléctrica mundial está situada en zonas de fuerte estrés hídrico y que más del 25% de las presas hidroeléctricas que se encuentran en los ríos están ahora en peligro de penuria de agua. Si se consigue evolucionar hacia las energías limpias podremos atenuar este problema.

Los científicos de la OMM subrayan que la cantidad de agua necesaria para producir energía solar o eólica, que se obtiene aprovechando la fuerza del viento, es muy inferior a la que se utiliza en las centrales térmicas de tipo tradicional, las cuales necesitan también de agua para poder enfriarse.

A pesar de que la situación actual es alarmante, sólo un 40% de los planes de acción climática presentados dentro del marco de la Convención de Naciones Unidas sobre Cambio Climático (CNMUCC) dan prioridad a la adaptación del sector energético porque la inversión en este campo es muy insuficiente.

Actualmente, las promesas hechas por los países dejan mucho que desear y están muy alejadas de los objetivos preconizados por Naciones Unidas recogidos en el Acuerdo de París de 2015 sobre cambio climático. El informe sostiene que será necesario triplicar las inversiones en energías renovables antes de 2050.

En el estudio se hace una recomendación expresa a la necesidad de invertir en energías limpias en el continente africano. África está sufriendo sequías masivas y otras consecuencias graves del cambio climático y ha obtenido sólo el 2% de las inversiones en energías limpias en el transcurso de los últimos veinte años.