El guardia civil que protege a las prostitutas: «Es salvaje lo que se hace con las víctimas»
Enfermero y uniformado, Antonio Asensio es toda una referencia en la materia con sus charlas y enfoque a los partidos políticos (hacia un solo camino, el abolicionismo)
Urdaci y su viaje al centro de la prostitución
Madrid
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Iniciar sesión«La esclavitud no ha desaparecido, solo se ha transformado». La cita es del escritor Alberto Val en 'La Perra' y la usa para ficcionar la metaformosis de una mujer en la obra, pero, sin querer, otro escritor-sargento de la Guardia Civil-enfermero, Antonio ... Asensio, la repite y hace suya a través de su narración en 'Mujeres encadenadas' con una realidad incontestable: las escuchas de cientos de tratantes y proxenetas en el país. «Prostitución y trata han de tomarse como sinónimos, aunque no todos estarán de acuerdo. Las mujeres son esclavas en su mayoría y las cadenas son invisibles porque tienen la voluntad subvertida«, resume el autor.
Nada de ficción, pues, en las 154 páginas que él se autoeditó y que recogen las historias reales atesoradas por un grupo de agentes destinados en una Unidad Orgánica de Policía Judicial, en los equipos Emume (Mujer-Menor) de la Guardia Civil durante doce años. Y los extractos de las intervenciones son irreproducibles aquí, pero dan cuenta de esa mutación de la «esclavitud» denunciada por este jefe de un cuartel en Alicante.
Sin eufemismos, comenta en la publicación que los «puteros» pueden «violar por unos euros», y sabe que suelta una bomba políticamente incorrecta. Se enmienda en su conversación con ABC: «Al no estar penado como delito, ellos no hacen nada 'malo'. Yo prefiero llamarlos puteros, no violadores, pero al fin y al cabo si juegas al fúbtol eres futbolista y cuando estás en un campo de fútbol, suele gustarte ese deporte«. Explica también cómo en cientos de redadas a los clientes de clubes siempre les domina una preocupación: no ser descubiertos, bien por su alto cargo, bien por sus compromisos. «Solo preguntan por si llega alguna requisitoria a casa».
Abolir
Su libro sirve también de glosario para este fenómeno. Describe las fases en la prostitución y la trata (captación, traslado, explotación y acogimiento) y a los actores (tratantes, proxenetas, puteros y prostitutas) en esa rueda que mueve más de cinco millones de euros al día. Para Asensio, doce años de liderazgo del grupo Emume le han conferido la creencia de que el «único camino» para que decaigan las cadenas que atan a (al menos) 45.000 mujeres en España (según el último Plan Integral de Lucha contra la Trata de 2015) es «abolir la prostitución». El sistema prostitucional no quiere que este tema entre en el debate social. Es impresionante la cantidad de personas que viven del negocio del siglo que es la prostitución, se mercadea con el cuerpo de la mujer, y ese cuerpo no es ilegal como la droga. El dinero mueve voluntades«, acusa.
En sus incursiones en los lupanares, los guardias entran a tomar contacto, a indagar, preguntar a las mujeres. Comienzan a partir de ahí las investigaciones porque –relata– se encuentran con 'niñas' de 18 años y 3 días que dicen llevan «unas horas» ejerciendo. En esos casos, «no se puede hacer más que tirar del hilo para ver quién está detrás». Asensio refuerza que «sabiendo la nacionalidad de la mujer ya destripan el 'modus operandi' empleado, cómo son captadas en origen y traídas al destino (rumana, por el método del 'loverboy'; nigeriana, con la red de extorsión para dar muerte a sus familiares). En lugar de la persecución al criminal, sus operaciones antepusieron a la víctima, un cambio de prisma que, asume, costó introducir en las Fuerzas de Seguridad.
Su publicación y sus ponencias dentro del Plan Director para la Convivencia de la Seguridad en los centros educativos lo han convertido en una voz de referencia para partidos políticos, entidades de mujeres y AMPAS interesados, que lo llaman para impartir conferencias que el agente «se pauta en días libres y vacaciones», porque «ésta es una apuesta personal», aclara.
Hombre, escritor y uniformado, reprueba a otros hombres. Un 'rara avis'.
Es importante que quienes estamos ahí lo contemos, porque o formas parte del entramado o no tienes profundidad en el conocimiento. Sí, un hombre, enfermero, guardia civil, que da un paso adelante y expone lo que sucede, además con otros hombres, porque nunca me he encontrado a mujeres consumiendo prostitución, no es habitual.
Ya, pero se antoja raro un agente llamado como 'ariete' de organizaciones de una y otra ideología
Me han llamado de instituciones de todo signo. Mi condición de guardia civil no me permite tocar políticas de partidos, pero sí me he dado cuenta de que diputaciones o entidades quieren que se exponga un mensaje claro sobre este tema y es lo que hago. A los niños nadie les ha explicado qué significan unas luces de neón. Y el sistema prostitucional ya se ha encargado de decir que las mujeres están ahí porque no quieren fregar escaleras. Mis conferencias lo desmontan: tras una mujer prostituida hay un método coactivo, amenaza o engaño.
Usted es abolicionista, pero... ¿hay prostitución voluntaria?
Si tú preguntas a cualquiera en una carretera, polígono o club si ejerce de forma voluntaria, absolutamente todas te dirán que sí. Nunca he visto a ninguna que diga: estoy forzada. El 95% lo está, pero hay un mecanismo de subversión que arrastran de años atrás, padecen el síndrome de Estocolmo que es la adaptación psicológica para sufrir menos siendo víctima y las han desarraigado. ¿Hay voluntaria? Sí, la hay, un 4-6%, pero muy alejada de las calles, en chalés de lujo. Esa prostitución se mueve a otro nivel.
Cuenta que una prostituta denuncia que otra es víctima de un proxeneta, pero no es capaz de identificarse a sí misma. Si ellas no se ven como víctimas, ¿cómo las va a ver el resto?
Ahí está el libro, donde relato el ciclo de la trata fruto de una investigación con más de 1.400 entrevistas a mujeres. Y no hablo por lo visto, sino por lo «oído», porque tenemos las escuchas a todos los actores. Tras una prostituta hay un sistema que la explota. Por eso escríbí el libro pensando que la sociedad no es hipócrita, sino que está desinformada. Hay que pensar cómo han sido captadas y por qué están ahí. Cuando quieres regularizar este mercado: o eres parte del sistema o eres una persona de bien que no sabe qué ocurre. Ya que no está prohibida, al menos hay que dar a conocer la salvajada que se hace con ellas.
«Cuando entras en un club los clientes comparten una sola preocupación: si llega notificación a casa»
¿Cuál ha sido su trago más amargo?
Ver cómo un ser humano se convierte en un objeto sexual andante y cómo hablan los tratantes de las chicas que controlan, es lo más duro. Una mujer vale los beneficios que sacan de ellas. Algunos 'prueban su mercancía'; otros hablan de tres con una, depravaciones...
¿Qué le provocan unas luces de neón?
Ignominia. Ganas de hacer lo que hago.
El PSOE tatuó la abolición en su proyecto. ¿Cuál es el modelo a seguir?
El camino al que vamos es hacia el abolicionismo de países nórdicos, pero no se plantea bien. No vale con promulgar una ley integral abolicionista sin dotarla de recursos y profesionales, si haces una ley y no la vistes económicamente no será buena y no surtirá efecto.
¿La prostitución y la trata deben ser incluidas como violencia de género?
Sin lugar a dudas la prostitución y la trata son violencia de género. Hay que proteger y liberar a sus víctimas.
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