El activismo ecologista encuentra un aliado inesperado en la fe
Un estudio internacional plantea que las creencias religiosas son un «factor motivador» en la lucha contra el cambio climático e insiste en que ignorar a las religiones en el debate es «un error estratégico»
El Papa Francisco y su encíclica 'Laudato si'' son el principal referente según el informe
El Papa, un enamorado de la naturaleza que intentó preservarla para las próximas generaciones
Madrid
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Iniciar sesiónLa batalla contra el cambio climático no solo se libra en los despachos de las Naciones Unidas o de la UE en Bruselas, en las cumbres climáticas o los foros científicos. También desde los púlpitos de las iglesias, o en las mezquitas, sinagogas o templos ... hindúes se promueve un activismo. Así lo revela un informe pionero sobre la interrelación entre religión y clima en los medios de comunicación, que sostiene que «la religión es un factor motivador para la acción climática» y que sus líderes están contribuyendo a cambiar el discurso global sobre el futuro del planeta.
El estudio, impulsado por la organización internacional GreenFaith y el Movimiento Laudato si'. ha sido elaborado a partir de más de un centenar de artículos de prensa y de un análisis masivo de redes sociales, y concluye que las comunidades religiosas no sólo asumen la crisis climática como un desafío científico y político, sino también como una cuestión ética y espiritual. «Todas las religiones contienen enseñanzas que fomentan encarecidamente la reverencia y el respeto por la naturaleza», recuerda el documento, que cita como ejemplos la doctrina cristiana del cuidado de la creación, el principio islámico de 'khalifah', la divinidad hindú presente en la naturaleza o la interconexión budista entre seres humanos y entorno.
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Francisco I, el papa activista por el clima
José A. González
Según sus conclusiones, durante la última década, el discurso religioso sobre el clima ha pasado de la denuncia a la movilización. «Las comunidades religiosas de todo el mundo han reconocido cada vez más la urgencia de la crisis climática, pasando de una preocupación general a llamamientos específicos a la acción», señala el informe. El punto de inflexión llegó en 2015 con la encíclica Laudato siʼ del Papa Francisco, considerada como una referencia global, incluso para creyentes de otras religiones. En paralelo, la Declaración Islámica sobre el Cambio Climático -que «insta a los musulmanes a proteger la Tierra en su papel de guardianes de la creación»- y la proclamación budista 'The Time to Act is Now' -un llamamiento a abandonar los combustibles fósiles- situaron al islam y al budismo en la misma senda: promover el cuidado del medio ambiente como «un deber moral y espiritual».
Un liderazgo que no se ha quedado sólo en palabras. «En el período previo a las grandes cumbres, desde la COP21 hasta la más reciente COP29 en Bakú, se han expresado con cada vez mayor unidad, instando a la acción climática justa e inmediata como una responsabilidad ética y espiritual compartida». El documento señala que los líderes religiosos «han impulsado gran parte de la cobertura mediática (tanto con la palabra como con la acción) en ese punto de intersección entre clima y religión» por lo que sugiere aprovechar su perfil «para llamar la atención sobre la crisis climática y las medidas necesarias a tomar para combatirla».
Francisco, el referente mundial
Entre todas las voces, una sobresale con nitidez: la del Papa Francisco. El informe lo presenta como «una figura especialmente destacada» y recuerda que sus llamamientos han sido recogidos por medios de todas las tendencias, desde 'The Telegraph' en Reino Unido hasta portales brasileños. Además de la encíclica 'Laudato si'' y los documentos que publicó sobre cuestiones ecológicas, su mensaje en esta línea ha sido constante. «No podemos permitir que esto [la degradación de la Tierra] suceda», dijo en la cumbre de Glasgow en 2021.
En la prensa religiosa católica, su figura se enmarca en una narrativa aún más explícita. 'Vatican News' y 'Catholic News Agency' insisten en que sus llamamientos no son una cuestión ideológica, sino «un deber moral compartido, basado en las enseñanzas católicas, de proteger el planeta».
Diversidad de enfoques
Sin embargo, no todas las confesiones y medios mantienen la misma intensidad. El cristianismo, sobre todo desde la vertiente católica, concentra casi el 40% de la cobertura de los medios generalistas sobre religión y clima. Son significativas las menciones al judaísmo, aunque minoritario en población como religión, que también tiene una amplia presencia en prensa, con historias sobre activismo comunitario en Estados Unidos y debates en torno a festividades como la Pascua. El islam y el hinduismo, en cambio, tienen menor eco en periódicos y televisiones, pero logran mayor visibilidad en las redes sociales.
El estudio subraya que «la intensidad de la cobertura mediática varía entre religiones, pero los usuarios de las redes sociales se muestran activos en todas». Jóvenes hindúes, imanes indonesios o rabinos norteamericanos aparecen en el mapa de la «escucha social» como polos de influencia que mezclan mensajes espirituales con campañas ambientales.
También hay quienes cuestionan «en qué medida es el aumento de CO2 resultado de la actividad humana» o advierten contra el «pánico por el cambio climático»
El tratamiento de la cuestión tampoco está exento de tensiones. El documento constata que «no existe una postura consistente sobre la importancia de la acción climática» y que en algunos foros aparecen discursos negacionistas. 'The Christian Post' ha cuestionado «en qué medida es el aumento de CO2 resultado de la actividad humana», mientras que 'The Jewish Chronicle' advertía contra el «pánico por el cambio climático».
El informe identifica además un patrón claro: los picos de cobertura mediática coinciden con fechas simbólicas o con cumbres internacionales. El Día de la Tierra, la Semana del Clima y las cumbres climáticas anuales son momentos donde religión y ecología se cruzan en los titulares. Ejemplo de ello fue el Pabellón de la Fe en la COP28 de Dubái, ampliamente recogido por 'The New York Times' o la carta interreligiosa firmada por más de 50 líderes religiosos y científicos antes de la COP26, que reclamaba una acción «firme e inmediata».
«Las colaboraciones interreligiosas, especialmente en torno a estos eventos, tienden a generar más cobertura», concluye el análisis, aunque advierte que en los medios confesionales la atención sigue centrada en los líderes propios más que en las iniciativas conjuntas.
El papel de los jóvenes creyentes
Una de las aportaciones más novedosas del informe es la visibilidad de los jóvenes creyentes de diversas confesiones. «Muchos jóvenes participan en el activismo climático propulsados por su fe», explica el estudio, que anima a los medios a dar más voz a este fenómeno. Desde comunidades católicas en Brasil hasta asociaciones islámicas en el Cercano Oriente, la generación más joven está articulando un discurso que combina justicia social, fe y sostenibilidad.
La clave, apunta el documento, es dar espacio a estas voces y diversificar los portavoces. «Ha llegado el momento de cultivar un equipo de líderes religiosos y espirituales de diversas regiones y religiones, para que puedan actuar como portavoces habituales en cuestiones climáticas».
«Un gran potencial»
El informe no oculta las dificultades. La presencia de desinformación climática en comunidades religiosas es un riesgo real, amplificado por redes sociales y ciertos sectores políticos. Asimismo, el peso del crecimiento económico o de las identidades culturales compite en algunos países con las prioridades ecológicas, generando contradicciones internas.
Pese a ello, la conclusión es clara: «Nuestra investigación muestra que existe la oportunidad de conectar mejor las enseñanzas y creencias religiosas con la política climática, lo que destaca como un área de gran potencial a la hora de comunicarse con grupos religiosos».
En definitiva, el trabajo muestra cómo la religión se está consolidando como un vector inesperado del mensaje ecológico. No solo por el poder simbólico de sus líderes, sino también por el peso demográfico de sus fieles, ya que en 2050, según las proyecciones citadas en el estudio, el 87% de la población mundial tendrá una adscripción religiosa. En ese escenario, ignorar a las religiones sería, advierte el informe, un error estratégico.
El mensaje final es inequívoco: «Los líderes religiosos, tanto con la palabra como con la acción, han impulsado gran parte de la cobertura mediática en el punto de intersección entre clima y religión, y podemos aprovechar su perfil para llamar la atención sobre la crisis climática y las medidas necesarias a tomar para combatirla».
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