Coronavirus Cataluña
El virus avanza sin control en Cataluña en pleno caos por su plan de rastreo
Con el número de casos de coronavirus disparado en Lérida y Hospitalet, el foco está ahora en la ciudad condal, donde los contagios se han triplicado en la última semana
El coronavirus avanza sin control en Cataluña mientras arrecia la tormenta política por la mala gestión del Govern en el dispositivo de control y seguimiento de las nuevas infecciones, un puntal básico, según los expertos, para frenar el avance del virus por el territorio ... y evitar que se anticipe la llegada de la temida segunda oleada.
Sin levantar la mirada de los brotes activos y aún descontrolados de Lérida y Hospitalet de Llobregat, donde las infecciones siguen creciendo exponencialmente pese a las restricciones aprobadas por la Generalitat y validadas por el juez, las autoridades sanitarias ponen ahora el foco en la ciudad de Barcelona, donde los contagios se han triplicado en una semana. Según las últimas estadísticas facilitadas por la Consejería de Salud, la capital catalana concentra la mayor parte de los nuevos positivos declarados en las últimas 24 horas en Cataluña, 250 de un total de 938. En la región sanitaria de Lérida hay otros 900 contagios causados por una cincuentena de brotes y agrupaciones de casos (personas positivas sin relación entre ellas) de Covid-19, la mayoría de ellos en el Segriá, y la velocidad de contagio es muy elevada, según explicó ayer la gerente de las regiones sanitarias de Lérida, Alto Pirineo y Arán, Divina Farreny. Para poder atender toda esta «presión asistencial», desde Salud confirmaron la contratación de una cincuentena de profesionales que ayudarán a reforzar tanto el equipo sanitario como el administrativo de la comarca.
Los focos de Hospitalet, ciudad en la que ya hay 300 contagios activos y se ha reconocido oficialmente transmisión comunitaria, y de la capital catalana , con 29 brotes activos, algunos con hasta 12 infectados, son ahora una de las mayores preocupaciones de los expertos que temen que acaben juntándose causando el incendio epidemiológico que muchos llevan semanas vaticinando. Según datos facilitados por la Agencia de Salud Pública de Barcelona, la capital catalana registró el pasado viernes una jornada récord de casos, con repunte de infecciones que no se veía desde principios de abril: 249 nuevos diagnósticos en un solo día. Ayer, en una entrevista en TV3, la alcaldesa barceloneas Ada Colau sopesó «dar un pequeño “pasito atrás” para después poder hacer un paso adelante» en el control del virus. El director de la unidad de seguimiento de la Covid-19 en Cataluña, Jacobo Mendioroz, también alertó del riesgo de que la transmisión comunitaria que ya existe en Hospitalet llegue a la capital catalana.
Niega el cierre de la ciudad
Generalitat y Ayuntamiento analizaron ayer en la comisión mixta de seguimiento de la Covid-19 la situación de Barcelona y estudiaron medidas para atajar los contagios en caso de que la situación empeore. Colau asumió estar «preocupada» por los datos, aunque dijo que no está sobre la mesa el confinamiento de la ciudad condal. Sin embargo, las estadísticas son claras. El SARS-CoV-2 va ganando terreno día a día en Cataluña, poniendo en evidencia los fallos del actual dispositivo de detección, rastreo y seguimiento de casos, algo que llevan semanas denunciando los epidemiólogos y situación sobre la que la regidora de Barcelona ha insistido en estos últimos días. También lo reiteró ayer en el encuentro con la Generalitat, en el que ofreció al departamento ayuda para los rastreos (entre 40 y 50 profesionales para ayudar con la identificación de casos), aunque el Govern la desestimó. El dispositivo de detección, control y seguimiento de las nuevas infecciones de la Generalitat, o lo que se ha venido denominado como el «plan de rastreadores» , no ha llegado nunca a funcionar a pleno rendimiento y ha evidenciado déficits desde su arrancada, tanto en los recursos profesionales como en el dispositivo informático sobre el que se sustenta el mapeo y el seguimiento de los casos, según han denunciado diversas voces desde el sector sanitario.
Ha habido también cierta confusión sobre los profesionales que lo integran y sus funciones. La detección de los nuevos infectados se realiza desde la asistencia primaria (ambulatorios), mientras que el mapeo de los contactos lo dibujan los epidemiólogos de Salud Pública, quienes , finalmente, entregan los contactos a un equipo de profesionales, no necesariamente sanitarios, que se encargan del seguimiento telefónico de los mismos para comprobar que se cumple el periodo de aislamiento. Para realizar este último cometido, la Generalitat cerró en mayo un contrato con la compañía Ferrovial, mediante el cual unos 200 operarios realizarían esas tareas, contrato ampliable hasta 900 profesionales en el peor escenario epidemiológico.
Déficit de epidemiólogos
En la actualidad se mantienen 120 de estos trabajadores activos en un «call center», pese al anuncio de la Generalitat, en junio, de que se rescindía el contrato después de que la consejera Alba Vergés recibiera presiones políticas y del sector sanitario. Salud ha tenido que tragarse sus palabras y mantener el contrato con Ferrovial ante la falta de un plan B, tal como informó ABC el pasado 8 de julio.
Los expertos consideran que desde un principio ha habido un déficit de epidemiólogos en el operativo, expertos sobre el terreno que se encargan de diseñar la vigilancia a partir de los contactos. «Sin contactos no hay seguimiento» , precisaron a este diario desde la centralita que se encarga de realizar el seguimiento. «Si falla una parte, falla la otra», indicaron las citadas fuentes.
El plan de rastreo del Govern funcionó a medio gas desde un principio. En la fase inicial había 400 centros de atención primaria operativos y solo 108 epidemiólogos sobre el terreno, un 30 por ciento de los contratos previstos, así como unas 200 personas en el dispositivo de seguimiento telefónico , una parte mínima de los contratos de Ferrovial. El dispositivo de vigilancia epidemiológica que hoy funciona en Cataluña consta de 180 epidemiólogos y 120 contratados que desde la centralita telefónica hacen llamadas de seguimiento, precisaron a ABC fuentes de Salud. Los expertos consideran que del centenar de personas contratadas para hacer el seguimiento se debería pasar a unas 2.000.
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