El Tribunal del Vaticano admite un informe psiquiátrico de Vallejo Balda a petición suya

Ese informe psiquiátrico, que se encuentra en el apartamento del sacerdote y será recogido por la Gendarmería Vaticana, podría mitigar la responsabilidad del principal acusado del robo de documentos reservados del Vaticano y su entrega a dos periodistas italianos que los publicaron en sendos libros.

La tercera audiencia del proceso penal, celebrada en la mañana del lunes, fue dedicada a las peticiones iniciales de los respectivos abogados defensores de los cinco acusados, que solo serán interrogados después de que hayan prestado declaración en el aula los testigos y los técnicos. El Tribunal no fijó fecha para la próxima audiencia.

El proceso va para largo , pues el Tribunal ha aceptado la comparecencia de un total de doce testigos de la defensa , a los que se sumarán, probablemente, varios testigos de la acusación.

Ha aceptado también incluir en el proceso correos electrónicos y comunicaciones personales, que deben ser extraídos -de ordenadores bajo secuestro y del teléfono móvil de uno de los acusados- por técnicos autorizados y siguiendo procedimientos forenses. Esos protocolos excluyen el riesgo de manipulaciones, pero a costa de ralentizan un proceso penal que se alarga a ojos vistas.

Los dos imputados principales son el sacerdote español Vallejo Balda y la publicista italiana Francesca Chaouqui, que formaron parte de la comisión investigadora de las entidades financieras y administrativas del Vaticano (Cosea), y a quienes se acusa de haber robado los informes sobre disfuncionalidades y anomalías que varias auditoras internacionales entregaron a esa comisión.

El tercer acusado, Nicola Maio, que era entonces secretario de Vallejo Balda para el trabajo de la comisión investigadora, ha desempeñado, al parecer, tan solo un papel secundario en los hechos delictivos.

Los dos últimos acusados son los periodistas italianos que publicaron los documentos reservados: Gianluigi Nuzzi en su libro «Via Crucis», y Emiliano Fittipaldi en «Avarizia».

A los periodistas no se les procesa por haber divulgado los documentos, sino por haberlos obtenido de modo ilegal a través de presiones, sobre todo a Vallejo Balda. No se cuestiona su libertad de expresión, sino el modo, presuntamente ilícito, que emplearon para obtener los informes.

Como siempre, el protagonismo mediático de la sesión corrió a cargo de la publicista italiana de 33 años, Francesca Chaouqui, que lleva semanas acudiendo a tertulias televisivas y promocionando continuamente su notoriedad como experta en relaciones públicas.

Su abogada pidió que comparezcan como testigos de la defensa seis personas, empezando nada menos que por el cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado del Vaticano ; el cardenal Santos Abril, presidente de la comisión supervisora del banco del Vaticano (IOR), el limosnero del Papa, etc.

El fiscal jefe, Gian Piero Milano, se opuso a esas comparecencias, por considerarlas personas no informadas de los hechos, pero la abogada de Francesca Chaouqui insistió en que son necesarias para demostrar que su cliente actuaba por el interés exclusivo del Santo Padre.

El Tribunal aceptó la comparecencia de los seis testigos de la publicista y también de los cuatro solicitados por la defensa de Gianluigi Nuzzi, el más famoso de los dos periodistas italianos.

En la tercera audiencia, el sacerdote español Vallejo Balda –que lleva en situación de arresto preventivo desde el 31 de octubre , pero al que se le permite pasar tiempo en el cuartel de los gendarmes en lugar de la celda- parecía más sereno que en las dos sesiones anteriores. E incluso intentó tranquilizar a su ex secretario, Nicola Maio, a quien se veía, una vez más, extraordinariamente nervioso y aislado.

Francesca Chaouqui, la estrella mediática de la prensa italiana, compareció elegante igual que en la segunda audiencia, abandonando definitivamente el «look» de víctima ingenua y desconcertada, de la audiencia inicial.

Su abogada intentó excluirla del proceso alegando que el delito de sustracción de los documentos del ordenador de la comisión investigadora –cuyas claves le había entregado Vallejo Balda- fue cometido de modo informático mediante un acceso remoto desde fuera del Vaticano.

Pero el Tribunal reiteró que el caso es competencia del Estado del Vaticano puesto que los documentos estaban en su territorio y que Vallejo Balda, a quien se presionó para que entregase las claves, es un funcionario público del Vaticano.

En su memoria escrita de defensa, entregada al tribunal, el sacerdote afirma que fue seducido por la publicista y mantuvo relaciones sexuales con ella en una ocasión, y que fue presionado emocionalmente y chantajeado en muchas ocasiones posteriores tanto por ella como por su marido.

Francesca Chaouqui pidió hablar al tribunal, pero el presidente no le concedió la palabra pues esta audiencia estaba reservada a las cuestiones de procedimiento de los abogados y la selección de testigos de la defensa. El presidente le aseguró que, como a los otros cuatro imputados, se le concederá la palabra cuando llegue su turno de interrogatorio.

A la salida del territorio del Vaticano, la publicista manifestó a la prensa: «Estoy muy tranquila. No espero ninguna medida de gracia del Papa. A los inocentes no se les indulta, se les absuelve».