El sentido de la justicia se forja desde la niñez
Un estudio publicado en la revista «Nature» demuestra que a partir de los cuatro años los niños son capaces de rechazar situaciones de desigualdad
¿Desde qué edad somos críticos con las injusticias? Aunque sabemos de sobra que los valores empiezan a forjarse en la niñez, un equipo de investigadores de la Universidad de Boston (Estados Unidos) ha querido demostrarlo con un experimento social que ha sido publicado en ... la revista Nature. El bojetivo era valorar si el rechazo a las desigualdades comienza desde edades tempranas. Los seleccionaron 866 parejas de niños de entre 4 y 15 años en distintos países (Canadá, India, México, Perú, Senegal, Uganda y Estados Unidos), a los que se les asignó aleatoriamente pequeños dulces cuya distribución podía ser igualitaria (1-1) o desigual (4-1 o 1-4). Una vez establecidas las reglas de la actividad se les pidió a uno de los niños que comformaba la pareja que decidiera si quería compartir su dulce o si por el contrario ambos participantes se quedarían sin saborearlo. Sorprendentemente los niños preferían quedarse sin nada antes de que su pareja obtuviese más dulces que ellos, expresando así su rechazo a la desigualdad.
Este tipo de juegos, muy utilizados en ciencias económicas, se utiliza para demostrar que, racionalmente, siempre se debería aceptar la distribución, porque se obtienen ganancias, aunque sean mínimas. No obstante, los seres humanos funcionan más por lo emocional y tienden a rechazar las injusticias y el abuso de poder. «Queríamos observar el comportamiento de los niños cuando se encontrasen en una situación de desigualdad, lo cual implicaba examinar las dos caras de la moneda: cuando uno recibía más que el otro y cuando recibía más», explica a Sinc Peter Blake, investigador y coautor del estudio.
A partir de los cuatro años los niños saben cómo responder ante situaciones de desigualdad
«El hecho de que los niños de todos estos países rechazasen las golosinas cuando recibían menos que su pareja hace de este comportamiento –oponerse a la desigualdad– parezca una característica intrínseca de los seres humanos », opina Blake, aunque añade: «No obstante, no podemos asegurar que esta sea una tendencia innata. Es posible que alrededor de los cuatro años de edad los niños hayan aprendido cómo responder así ante situaciones de inequidad».
Influencia social y cultural
Otro de los aspectos interesantes que de desprenden del estudio es cómo los criterios culturales y sociales influyen en la formación de las ideas de justicia y solidaridad . El estudio comprobó cómo los niños de más edad y por tanto más contagiados de este tipo de influencias se mostraron más generosos que el resto. Enm concreto, los niños de Canadá, Estados Unidos y Uganda fueron los que se mostraron reacios a recibir más que su pareja.
La cultura juega un papel importante
Los investigadores reconocen la necesidad de llevar a cabo más estudios en el futuro, incluyendo a colectivos de niños más amplios y pertenecientes a entornos rurales para poder determinar cómo los niños se adaptan a las normales locales y actúan en consencuencia.
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