El laberinto de las ayudas para jóvenes en España: ¿En qué edad está el límite y por qué?

Aunque las nuevas ayudas a la vivienda para los jóvenes aprobadas por parte del Gobierno este año se pueden solicitar hasta los 35 años , lo cierto es que la mayoría de subvenciones o bonos para esta franja de edad acaban en los 30 o incluso antes, a los 25 años.

Es España la edad media para independizarse es de los 29,8 años según el último informe de Eurostat , una media superior a la europea debido en parte al elevado paro juvenil que se da en nuestro país. Este factor, sumado a la inestabilidad laboral, que el proceso de emparejamiento también es mucho más flexible y la alta esperanza de vida han hecho que la juventud se alargue .

«La edad es una construcción social y cada generación la fabrica de una forma distinta», explica Luis Ayuso, profesor de sociología en la Universidad de Málaga y especialista en sociología de la familia. «Antiguamente estaba muy claro que dejabas de ser joven y eras adulto cuando volvías del servicio militar porque ya te podías tomar un vino con tu padre o ponerte pantalón largo. Además, tener pareja, un hijo o acceder al mercado laboral eran rituales que ayudaban a ser adulto. Sin embargo se alarga mucho la juventud porque es algo que no queremos perder », asegura.

En la misma línea se pronuncia José Ramón Ubieto, profesor de los Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación en la Universitat Oberta de Catalunya (UOC). « Con 25 años todavía hay muchas personas que no se pueden emancipar . Y aunque puedan hacerlo, un joven hoy a los 35 años no tiene estabilidad laboral, lo que modifica drásticamente su perspectiva de futuro», apunta.

Entonces, ¿qué es ser joven hoy en día? Según Ubieto ser joven está muy ligado al proceso de emancipación y señala que «no se puede considerar a una persona adulta si no tiene garantía ni seguridad de que vaya a tener un trabajo e los próximos diez años, si no se puede plantear tener una familia, comprar una vivienda u otro proyecto profesional o familiar» de este calibre. Por otro lado, Ayuso añade que «algunos autores defienden que la juventud termina cuando tienes el primer hijo porque realmente te cambia la vida cuando eres padre».

En todo caso no hay una edad determinada para dejar de ser joven, por lo que los expertos señalan que la edad no debe ser el único factor por el que se den ayudas y subvenciones. Un ejemplo son los bonos de transporte : «No lo vincularía con la edad, sino con los recursos económicos de cada persona», señala Almudena Moreno, profesora de sociología en la Universidad de Valladolid.

Caso aparte son las ayudas al alquiler, ya que con estas políticas el objetivo es claro: adelantar la edad a la que se independizan los jóvenes. En este caso «estaría bien aquilatado el límite establecido por el Gobierno hasta los 35 años» , considera Moreno.

«Si el fin de la ayuda es facilitar la emancipación, las medidas más eficaces son las relacionadas con el empleo. Si para el empleo hacen falta también ayudas para transporte, formación, o vivienda pues es lógico que las edades correspondan», sostiene Ubieto.

Además, Ayuso concluye que invertir en políticas de vivienda como fomentar compartir piso, que se construyan hogares pequeños y económicas para que los jóvenes se puedan permitir comprarlas y venderlas en caso de que su familia se amplíe. «Esta es una medida que en España, un país con una cultura de la propiedad muy extendida, podría funcionar», explica.