Illa mantiene toda su confianza en Simón pese al desgaste

Pero fuentes gubernamentales aseguran que el ministro de Sanidad mantiene «toda la confianza» en Simón como su colaborador en la gestión de la pandemia y la crisis sanitaria. Un apoyo expreso que Illa ha trasladado personalmente a Simón después de esta nueva solicitud de dimisión. Fernando Simón irritó a los sanitarios cuando expresó que ahora tienen un «aprendizaje» con respecto a la primera ola. «Los gestores hacen mejores circuitos de asistencia en los hospitales. Y obviamente, los sanitarios tienen un mejor comportamiento evitando contagiarse fuera de su espacio de trabajo», dijo.

El colectivo que agrupa a los 52 colegios de nuestro país (aunque después se hayan desmarcado dos) las juzgó como «irresponsables» y como la demostración de una «total ignorancia» de las condiciones de trabajo «que sufrieron estos profesionales por el colapso en los centros de atención sanitarios» en los meses de marzo y abril. 72 sanitarios murieron por la pandemia y miles (79.771) resultaron infectados por su exposición en primera línea al virus. Pero en el Gobierno analizan las declaraciones de Simón y consideran «injusta» y desproporcionada la solicitud de destitución. A este respecto, el propio Simón hizo ayer sus consideraciones en una entrevista concedida a TVE, en la que rechazó el cese: «No se crean que este puesto es un regalo, ni muchísimo menos: este puesto, y más en este momento, es un puesto en el que se lleva uno todas las responsabilidades y se lleva uno muchos sinsabores».

Pero la solicitud de dimisión expresada por la organización de médicos se refiere también su «incapacidad manifiesta y prolongada durante la evolución de la pandemia». Esto es algo que La Moncloa no comparte. En el Ejecutivo, donde gusta recordar que Simón ocupa este puesto por designación de un Gobierno del PP, tienen un diagnóstico bastante coincidente respecto a la figura de Simón.

Varias fuentes del Consejo de Ministros consideran que han existido problemas de comunicación derivados de una excesiva exposición pública. A la vez se manifiesta que si existen errores de gestión no se le pueden imputar, porque él «no toma las decisiones». Y se considera que los errores de diagnóstico que se han podido cometer están concentrados al inicio de la pandemia, que sucedieron en todos los países y cuando «no conocíamos cómo funcionaba el virus». Esa es la radiografía general que se hace en el Gobierno sobre su papel.

Existe consenso sobre su desgaste en términos de opinión pública respecto al inicio de la pandemia. Internamente sí se cuestiona si su condición de portavoz del Gobierno en esta crisis, que en algunos momentos fue desarrollada casi en exclusividad y con formato diario, debería ir corrigiéndose: « Tiene demasiada presencia pública y ahí se multiplican las posibilidades de cometer errores. No debería salir tanto», señala un miembro del Gobierno. Son varios los que plantean esta cuestión.

Pero los miembros del Ejecutivo consultados, más allá de su relación diaria con Illa, y que han podido trabajar con él estos meses ponen en valor que es una persona que «hace su trabajo seriamente y a conciencia».

Illa lo ha distinguido como su «principal colaborador» en la gestión de la crisis. Está en contacto con él desde el primer día que llegó al Ministerio para ocupar la cartera de Sanidad, una jornada en la que mantuvieron su primera reunión. Simón permanece como portavoz de los datos epidemiológicos y con reuniones semanales en Moncloa con el presidente Sánchez. Pero a la vez desempeña un rol mediático que sí empieza a generar más dudas internas .