La horquilla de los 9 días: los primeros síntomas de Covid permiten prever el desarrollo de la enfermedad

Una vez infectado, con los primeros síntomas, son pocos los pacientes Covid que han de ser hospitalizados. Según el Instituto Robert Koch (RKI), pasan nueve días desde el primer signo de la infección hasta la insuficiencia pulmonar

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Un sanitario realiza la prueba para detectar el Covid-19 EFE

Una vez infectado, con los primeros síntomas, son pocos los pacientes Covid que han de ser hospitalizados. Según las estadísticas del Instituto Robert Koch (RKI), pasan nueve días desde el primer signo de la enfermedad hasta la insuficiencia pulmonar y los pacientes pasan ... en promedio los primeros cinco de estos días en casa y sin supervisión médica. Y a la luz de la estadística, esta praxis podría ser un error. Los expertos alemanes creen que en estos primeros días ya deberían tomarse contramedidas para prevenir la progresión severa y clasificar a los pacientes, porque, aunque los síntomas iniciales pueden diferir considerablemente entre unos y otros, la estadística demuestra algunas combinaciones de síntomas presagian un curso más agresivo de la enfermedad .

El virus, en esos primeros cinco días, puede infectar muchos órganos diferentes, como los pulmones, el cerebro o las paredes de los vasos sanguíneos. El nivel de azúcar de las personas infectadas puede descarrilar si el virus se instala en el páncreas. Se vuelve particularmente peligroso cuando la infección interrumpe la coagulación de la sangre o estimula la formación de coágulos. Se suceden los casos de personas que estaban en casa con los síntomas más leves y murieron repentinamente a causa de un ataque cardíaco . A esta casuística se suma la estadística . Según el RKI, ocho de cada diez pacientes alemanes se han curado en casa. Pero el autocontrol es arriesgado en esa fase. Los pacientes todavía se sienten «normalmente enfermos», se resisten a creer que se trata de un caso serio, incluso si sus valores de oxígeno en sangre ya se encuentran en un rango amenazante. La contradicción entre la autopercepción y los valores reales en el caso de daño pulmonar relacionado con la infección es prácticamente típica de Covid-19. De acuerdo a la experiencia del RKI, si los enfermos revisaran su oxígeno con tanta regularidad como su fiebre, los trastornos del intercambio de gases se notarían mucho antes y podrían tratarse mucho mejor.

Estos expertos alemanes coinciden con estudios realizados en Reino Unido y que sugieren que, si la infección comienza con dolor de cabeza y alteraciones del gusto, acompañados de síntomas de resfriado como dolor de garganta, secreción nasal o tos, puede uno meterse en la cama en casa con relativa tranquilidad. Para los pacientes con este «grupo de síntomas», el virus no es letal en la mayoría de los casos. Solo alrededor del 15% de los pacientes con estos síntomas iniciales han tenido que ir más tarde al hospital, y solo alrededor del 1% requirió un respirador, según se desprende del estudio realizado por la geriatra Claire Steves , del King's College London, basado en datos de 1.653 pacientes que registraron sus síntomas en la primera fase del virus.

Según la estadística observada, fue posible prever el grado de gravedad en el desarrollo del virus en un segundo grupo 1.047 pacientes. Concretamente pudo predecirse cuáles de ellos acabarían necesitando una plaza UCI con respirador, un conocimiento que no solo deja tiempo para intervenir, sino que indica además cuándo es procedente controlar el nivel de azúcar y el oxígeno o si es necesario también administrar transfusiones. Este estudio, hasta ahora solo publicado como «preprint» y por tanto pendiente de las revisiones oficiales, establece varios grupos de síntomas tempranos y determina qué grupo de síntomas es más peligroso. Las personas infectadas que inicialmente apenas tosían pero que sufrían de diarrea o dolor abdominal corren un riesgo mayor que el grupo de síntomas de catarro: uno de cada cuatro pacientes llegó al hospital y uno de cada diez necesitó ventilación. El mismo cuadro severo se observó en personas infectadas que en los primeros días estaban exhaustas o incluso confundidas. Los pacientes de mayor riesgo son los que muestran menos síntomas de resfriado o fiebre al principio, pero agotamiento y trastornos cognitivos.

Otro estudio realizado por cardiólogos de la Universidad Ludwig Maximilians de Múnich ha equipado a pacientes en cuarentena en casa con relojes inteligentes que miden la saturación de oxígeno en la sangre y realizan un electrocardiograma dos veces al día. Los sujetos de prueba son pacientes de entre 40 y 60 años y de uno de cada siete tiene padecía una enfermedad cardíaca preexistente. Los médicos de Múnich consideran que contar con los equipos necesarios para este seguimiento reduce considerablemente la mortalidad del virus. El contenido de oxígeno de la sangre también se puede medir con un pulsioxímetro, que cuesta 30 euros. Se supone que la vitamina D prepara el sistema inmunológico, y se supone que la aspirina previene posibles trombosis relacionadas con infecciones ante los primeros síntomas. Todos estos agentes se están probando ahora en estudios alemanes sobre «Covid temprano».

La asociación médica DEGAM recomienda en este primer periodo observar la saturación de oxígeno. «Actualmente estamos revisando la directriz», dice Martin Scherer , presidente de Degam y profesor de Medicina General en el Centro Médico Eppendorf de la Universidad de Hamburgo. «En el próximo número habrá una recomendación concreta para el monitoreo con un oxímetro de pulso», que considera esencial para personas mayores en hogares de ancianos. «Desde nuestro punto de vista, el problema es que no tiene sentido definir un valor general para un contenido de oxígeno demasiado bajo. Las personas con afecciones preexistentes a menudo tienen un nivel más bajo de todos modos. Debe haberse medido regularmente de antemano y conocerse el valor normal individual para decidir si un valor actual es motivo de preocupación», admite las limitaciones de este nuevo marcador del virus.

También se está probando el tratamiento con heparina, un anticoagulante aún más eficaz que la aspirina . Se receta a menudo a pacientes en casa, por ejemplo, antes de las operaciones o si se ha sufrido una trombosis y se está postrado en cama. «Pero no a todos paciente se puede recomendar eso, depende de otras enfermedades anteriores», especifica Scherer. Según su experiencia, lo que más sufren las personas después del diagnóstico es la incertidumbre y el miedo a lo que pueda suceder después.

«Lo que más ayuda es hablar. Si el departamento de salud no se comunica con usted con regularidad, pídale a su médico de cabecera que le haga llamadas telefónicas periódicas, en las que pueda hablar pormenorizadamente de los síntomas. Desde un punto de vista médico, tiene mucho sentido».

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