La homeopatía, un arma de doble filo

¿Es la homeopatía una alternativa a la medicina tradicional? ¿En qué casos está indicada? ¿En cuáles supone un riesgo?. Expertos consultados por ABC hablan desde su experiencia sobre esta cuestión.

Los defensores de las terapias homeopáticas, basadas en el principio de similitud, es decir, una misma sustancia responsable de determinados síntomas también puede neutralizarlos o mejorarlos, subrayan su efectividad y nulos efectos secundarios. Por contra, sus detractores advierten de la necesidad de que estas terapias vayan siempre acompañadas de un diagnóstico médico previo y la supervisión de un facultativo.

«La homeopatía mal indicada es un arma mortal no tanto por el efecto directo que produce en el organismo sino porque mientras se recurre a estas terapias se deja de tratar al paciente, en algunos casos en estado grave, con medicina tradicional y, a veces, eso tiene efectos irreversibles», señala en declaraciones a ABC José Miguel Mulet, profesor de Biotecnología de la Universidad Politécnica de Valencia y autor del libro «Medicina sin engaños» , en el que advierte de los riesgos del mal uso de este tipo de terapias. Mulet empezó hace años su cruzada contra este tipo de tratamientos, según denuncia, «mal denominados medicina». «Todo lo que no tiene base científica no es medicina», asegura el bioquímico. Arguye que en sus 200 años de historia, «la hometopatía no ha curado nunca a nadie». «Hasta ahora nadie a demostrado científicamente la vía por la que estas bolitas de principios activos en dosis infinitesimales actúan en el organismo y pueden curar o mejorar una enfermedad», apunta el profesor de la universidad valenciana.

A juicio de Mulet, «lo preocupante no es tanto la falta de efecto de estas terapias, que parten del efecto placebo », sino «el daño que hacen cuando se convierten en el único tratamiento en pacientes con enfermedades graves». «El filo mortal de la homeopatía está más que demostrado en infinidad de casos», dice Mulet. «Está claro que si un enfermo de cáncer no recibe quimioterapia o un enfermo de sida no se toma antirretrovirales la enfermedad avanzará. Si en lugar de eso toman remedios naturales, estas terapias solo les harán perder un tiempo que para ellos es decisivo», explica el profesor de Biotecnología. En este sentido, alude al caso de Gerona. «Si finalmente demuestran que no se trató al niño con Ventolín él sería, sin duda, otra víctima», asegura.

«Son tratamientos que por su aparente inocuidad entran bien, aunque son peligrosas y tienen poco de inofensivas» , añade el experto. «Que yo sepa no es una especialidad reconocida porque no hay un MIR de homeopatía», aclara el profesor de la Politécnica. El principal argumento de los detractores de la homeopatía es que «no es una disciplina con base científica» . El doctor Guillem González, responsable de la Sección de Homeopatía del Colegio Oficial de Médicos de Barcelona (COMB), replica ese argumento. «Ya no es un ataque válido porque hay estudios científicos que constatan la efectividad de esta medicina», dice González en declaraciones a este diario. Admite, no obstante, que «faltan aún estudios de suficiente calidad que refuercen esta posición».

González defiende el uso de estas terapias y asegura que son «un instrumento terapéutico efectivo siempre que estén bien indicadas». Dice que habla desde la experiencia cuando afirma que: «A la práctica totalidad de los pacientes que acuden a la consulta de un homeópata les ha visto ya su médico de cabecera y les han prescrito una terapia que no les ha resultado efectiva». Rebate tambié a los detractores de la homeopatía cuando apuntan que «nunca puede ser la primera opción para los pacientes». «Pueden ser opción B, pero tambiénopción A», dice Guillem González, médico homeópata y miembro y vocal de Enseñanza de la Sección de Homeopatía del Colegio Oficial de Médicos de Barcelona (COMB).

Para refrendar su afirmación cita algunos ejemplos. «Para combatir las náuseas causadas por un quimioterápico o tratar el dolor de la artritis puede ser opción A», declara. Admite, no obstante, que en casos de enfermedad grave como un cáncer o el sida «no puede prescindirse de la medicina convencional». El gran mal de la homeopatía es, según el experto del COMB, «el instrusismo». Explica que frente a los cerca de 10.000 facultativos que actualmente prescriben este tipo de terapias en España, hay otros 30.000 que lo hacen sin tener ninguna cualificación. «Tienen vía libre para hacer un mal uso de la homeopatía y eso hace un daño irreparable a la especialidad», denuncia González. Recuerda que en países como Francia, Gran Bretaña o Alemania, la homeopatía está incluida en la sanidad pública y hay hospitales específicos dedicados a estas terapias. Sandra Sabarich, médico de familia y coordinadora del Grupo de Terapias Complementarias de la Sociedad de Médicos de Familia de Cataluña, coincide con el doctor González en que «mal indicada» puede tener efectos graves. «La utilizo como un complemento útil cuando no funciona la medicina convencional», apunta la facultativa. Denuncia también «el elevado intrusismo que «deteriora la imagen de estas terapias».

Tanto defensores como detractores coinciden en que el perfil cultural de los padres es «medio-alto». «Hay personas formadas devotas de la medicina natural que lo hacen como actitud contestaria contra las multinacionales farmacéuticas», denuncia José Miguel Mulet. Forma todo parte de ese pensamiento mágico y acientífico, que habla de energías, equilibrio de chakras, imposición de manos...», añade.

La homeopatía se sirve aproximadamente de 3.000 sustancias de origen vegetal, animal o mineral para tratar patologías que pueden ser leves, graves o crónicas.