La gran maldición blanca
Tachados de «espíritus malignos» en África, la sangre, el pelo, los genitales, los dedos y las piernas de los negros albinos son usadas por los brujos locales para preparar mezclas que, supuestamente, proporcionan riqueza y salud a quienes las toman. Su precio en el mercado ... negro puede alcanzar cifras astronómicas -miles de dólares, millones de chelines, al cambio; si hablamos de Tanzania: una fortuna-.
Algunas mujeres africanas asesinan a sus hijos nada más nacer y comprobar que el color de su piel no es el acostumbrado. Otras, en cambio, brindan amor incondicional a sus vástagos. «Somos tres albinos en una familia de nueve personas. Y a mí me tocó nacer la primera de los tres; una sorpresa», comenta Al-Shaymaa J. Kwegyir -en la imagen-, la primera albina que accede al Parlamento tanzano. «Preguntaba a cada rato a mis padres por qué mis hermanos eran negros y yo no. Ellos sólo respondían que «no me preocupara», que «me amaban»», continúa. Sin embargo, toda estirpe tiene un garbanzo negro, y son muchos los tíos que avisan a las mafias locales cuando la cigüeña trae un sobrino albino.
Oro y pescados
África, un continente salpicado de yacimientos mineros, cuenta con un gran número de trabajadores ansiosos por conseguir las mejores vetas de oro, esmeraldas, rubíes o zafiros, y no perder la vida en el intento. Por eso, para evitar derrumbes inesperados, beben brebajes que los chamanes preparan para ellos con huesos de albinos. Los pescadores, por ejemplo, utilizan el pelo de éstos para fabricar redes con las que atrapar más pescados. «Pura superstición», asegura Al-Shaymaa J. Kwegyir. No obstante, la consecuencia inmediata es que la mayoría de los albinos son pobres: «Pero por las calles de Tanzania no hay mendigos, dos o tres a lo sumo. No podrían ganar dinero de esta forma. La gente nos evita, nos señala, nos caza, nos insulta. Además, está el problema del sol, no podemos exponernos a él, nuestra piel no tiene pigmentos y sería un error imperdonable».
«La esperanza de vida de un albino está entre los 20 y los 30 años. Todos ellos, desde pequeños, sufren precáncer, y si no llevan a cabo un tratamiento preventivo, pueden desarrollar cáncer de piel, mortal en su caso», apunta el doctor Pedro Jaén, jefe de Servicio de Dermatología del Ramón y Cajal y del mismo departamento dentro de la ONG Cirujanos Plástikos Mundi (CPM). «El albinismo es una enfermedad hereditaria que produce indefensión frente a la radiación ultravioleta», aclara Pedro Jaén. Cremas, gafas de sol y ropas especiales, por tanto, son imprescindibles. Sin embargo, el miedo lleva a los albinos a ocultarse y dispersarse, dificultando la labor de los médicos. Unos profesionales que en la mayoría de ocasiones no cuentan con el instrumental o formación adecuados. En Moshi, Tanzania, CPM está construyendo un hospital preparado para practicar cirugía reconstructiva y con una clara intención de desarrollar un laboratorio de dermatología.
«Había un príncipe albino que tenía muchas esposas y tuvo muchos hijos, por lo que acabó propagando sus genes por todo el mundo». Parece el resumen de un cuento, pero, en realidad, es la síntesis de un estudio estadounidense, que recuerda Al-Shaymaa J. Kwegyir, y que explica cómo el albinismo se originó en África: uno de cada 70 habitantes es portador del gen. El mayor ratio del planeta.
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