Las gimnastas de La Palma que no pueden competir: «Lo primero que saqué de casa para que no se lo lleve la lava fueron los trofeos»
El centro de entrenamiento de gimnasia se transforma en un almacén para los afectados por el volcán
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Iniciar sesiónCuando a Gloria Cáceres le tocó abandonar su casa de Las Manchas ante la amenaza de la lava de comérselo todo, tuvo muy claro lo primero que quería salvar. Cogió todos los trofeos que obtuvo tras sus 20 años de experiencia como preparadora en ... el Club Orisela, donde niñas y adolescentes de 4 años a 18 años apasionadas por la gimnasia rítmica daban rienda suelta a su pasión y muchas de ellas se preparaban para competir a nivel insular y peninsular. Muchas de estas chicas son de Todoque, El Paso o La Laguna y no perdieron solo sus casas, también sus colegios .
El reputado Club Orisela se quedó fuera el pasado domingo , con los maillots con cristales de Swakorski ya comprados, de una competición en la vecina isla de Gran Canaria porque no estaban suficientemente preparadas. El polideportivo que utilizan para hacer contorneos imposibles con cintas, aros o pelotas se destinó al almacenamiento de comida, ropa y otros enseres para los afectados por el volcán de La Palma. « El día siguiente a la erupción se suspendieron los entrenamientos », cuenta Gloria, algo triste y reticente a contar un relato que para ella es doloroso pero también agotador. « Me levanto todos los días pensando que se va a apagar, pero no », cuenta después de llevar toda la mañana en el taller tras un accidente de coche por culpa de la ceniza .
«El volcán nos partió el entrenamiento en plena temporada y estuvimos un mes, prácticamente, sin hacer nada». La noticia de que las jóvenes se quedaban fuera de la competición generó, por un lado, alivio porque la falta de preparación ponía en riesgo su clasificación. Pero Gloria cuenta que los padres estaban desesperados pidiendo que las niñas volvieran a entrenar porque a la falta de clases se sumaba que veían truncada su pasión por la gimnasia. « Ha sido muy traumático para ellas », cuenta Gloria refugiada en su mascarilla y un sombrero de paja para escapar de un día especialmente irrespirable por una ceniza que entra, como una mosca que se acerca donde mas puede molestar: nariz, ojos, cuero cabelludo...
La Federación Española de Gimnasia autorizó al equipo de La Palma, que tiene una campeona de España y varias medallas de oro, plata y bronce, a pasar directamente a la competencia nacional al no haber podido hacerlo en Gran Canaria. El Cabildo les cedió el pabellón de Miraflores en Santa Cruz de La Palma para poder preparse, ahora con más margen, para la competición nacional del 25 al 28 de noviembre que tendrá lugar en Valladolid. « Para las niñas en una terapia, allí se olvidan y yo también de todo esto », relata.
«De azote en azote»
«Ahora estamos luchando a ver si conseguimos que no nos cobren la cuota de inscripción al campeonato de España porque son 50 euros por niña más dos entrenadoras». Es decir, 700 euros para una familia de gimnastas, cuyos algunos de sus miembros lo perdieron todo . El club alberga, en total, a 90 niñas de las que 30 están en competiciones oficiales.
«Esto era una valle donde la gente vivía feliz, tenía un poder adquisito alto, casas con familias enteras. No hay palabras ni precedentes para describirlo... Salimos de una pandemia, un incendio, ahora el volcán que será la ruina del valle, económica y psicológica. Es un azote tras otro ». Pero el ser humano, continúa, «saca las fuerzas de donde puede y cuando estás flaqueando, la vida te sorprende y sales adelante y eso les transmito a las niñas », cuenta esta mujer de 68 años que fue nombrada este año Mujer Destacada en Los Llanos de Aridane por toda su labor.
Mientras tanto, Aura y Alejandra sonríen y hacen piruetas. No son ajenas a la tragedia pero la gimnasia es su aliciente. La madre de Aura, Mafalda , peina a su hija para la foto y le echa espray con una mano, mientras con la otra sostiene a su otra hija pequeña. Cuando Aura se enteró de que el polideportivo no se iba a poder usar lo primero que pensó es que se quedaría sin entrenar. « Nos asustamos », resume Alejandra. Esta niña de 11 años cuenta con la misma soltura con la que se mueve en la pista (y en las fotos) que ya se vieron afectadas por el Covid y tenían muchas ganas de ir a Gran Canaria. « Llevábamos mucho tiempo paradas y teníamos ganas de competir », relata la niña de pestañas eternas y ojos color café.
Las pequeñas definen el volcán, de Cumbre Vieja como casi todos los palmeros lo hacen: por un lado, impactante; por otro, terrorífico . « Es una experencia única para nosotros poder ver algo que no todo el mundo puede ver», dice Aura. Su compañera Alejandra añade a la vez es « triste porque hay gente que ha perdido sus casas ».
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