La frontera entre Portugal y España continúa cerrada hasta el 16 de marzo

El Ministerio luso de Administración Interna confirmó la ampliación de la drástica medida y anunció que se han habilitado dos puestos más para que la gente pueda cruzar también con todas las garantías por Vinhais, colindante con Zamora, y Ponte da Barca, frente a Galicia.

Y es que se han venido manifestando sucesivas quejas porque cientos de personas tenían que desplazarse numerosos kilómetros hasta encontrar un lugar homologado en caso de que cumplieran los requisitos de ser trabajadores transfronterizos o necesitar el paso debido a circunstancias excepcionales.

La lista de casetas abiertas se consideraba insuficiente para atender todas las eventualidades , dado el alto tráfico de personas que se dirigen de un país a otro de forma constante.

Un portavoz ministerial señaló: «Después del diálogo con los alcaldes de los municipios de la Raya (como se denomina a la frontera en el lenguaje popular) y de seguir los canales de comunicación permanentes entre los dos gobiernos, el control en las fronteras terrestres y fluviales se mantendrá hasta el 16 de marzo».

La nueva prórroga comenzará a las 0:00 horas del próximo martes, día 2, y permanecerá restringida la circulación al transporte internacional de mercancías, empleados transfronterizos o de carácter temporal (debidamente documentados), vehículos de emergencias y servicios de urgencias.

La revisión de las restricciones se pone en marcha mientras la controversia no cesa, pues tanto en Portugal como en España se valora que falta agilidad a la hora de dar salida a los interesados en pasar.

Los siete puestos oficialmente reconocidos continúan operando a lo largo de las 24 horas, siempre que los viajeros acudan convenientemente acreditados.

Se trata de los puestos ubicados entre Vilar Formoso y la provincia de Salamanca, Caia y Badajoz, Vila Verde de Ficalho y Huelva, Castro Marim y este mismo enclave andaluz, Quintanilha y Zamora, Vila Verde da Raia con Galicia y Valença do Minho igualmente a las puertas de la frontera gallega.

Del mismo modo, se pusieron en funcionamiento por franjas horarias los pasos colindantes entre Marvao y Badajoz (de seis de la mañana a ocho de la tarde, de forma ininterrumpida) o entre Monçao y Galicia, de 6:00 a 9:00 y de 17:00 a 20:00, ya que está enfocado al tránsito por motivos laborales.

Esta misma premisa rige en los dos nuevos polos que se han añadido en la zona gallega: Melgaço y Montalegre, pues el tráfico hacia Orense y Pontevedra es el que mayor volumen presenta.

Vinhais, en los alrededores de la provincia de Zamora, y Ponte da Barca, perteneciente al distrito de Viana do Castelo, se agregan con el fin de acrecentar las posibilidades.

De hecho, saltó a los medios de comunicación locales de la zona de Oporto el caso de un médico con residencia en un pueblo gallego, pero que tenía que atravesar la frontera todos los días para ejercer su profesión en suelo portugués.

Fue el pasado 31 de enero cuando se inició esta nueva franja de las limitaciones aplicadas en un país que ha ido de más a menos en el acierto de su gestión de la pandemia. De manera complementaria, se han prolongado igualmente la obligatoriedad del confinamiento, la extensión del teletrabajo, la prohibición de circular entre municipios los fines de semana, la prolongación de la enseñanza a distancia y el cierre del comercio no esencial.

Los portugueses comienzan a impacientarse por el transcurso de los meses y la persistencia en las medidas coercitivas, que solo prolongan la agonía económica y social. Cierto que las cifras ofrecen un panorama de mejoría, pero la incidencia continúa siendo muy elevada y los ingresos por coronavirus aún deben bajar mucho más en los principales hospitales de Lisboa y Oporto.

Tanto es así que los planes gubernamentales prevén que todas estas circunstancias (o, al menos, la mayoría) se alarguen durante la totalidad del mes de marzo e incluso hasta que finalice la Semana Santa el 4 de abril.

Obviamente, la Semana de Pascua tendrá unas celebraciones mínimas. Nada que ver con la idea generalizada sobre ese periodo vacacional.

Con todo, es el bloqueo en los 1.214 kilómetros limítrofes entre los dos países lo que más problemas está generando, con ciudadanos que o bien son devueltos a sus lugares de origen o solo atraviesan el filtro después de un exhaustivo interrogatorio.

Eso sí, queda claro que la población transfronteriza -es decir, los que viven en un país pero trabajan en el contiguo- no tiene problemas para saltar de un entorno al otro, siempre y cuando pueda acreditarse que el movimiento obedece a cuestiones laborales.