Francisco alerta a los católicos del peligro de pasarse la vida quejándose

Francisco estaba conmovido porque había pasado la mañana del domingo con niños de un hospital del Vaticano y con sus familiares. Quizá por eso ante los miles de peregrinos que había en la plaza de San Pedro, se salió del texto que tenía preparado y explicó que « las quejas arruinan muchas vidas , porque uno empieza a lamentarse y lamentarse, y se la pasa buscando alguien a quien echarle la culpa».

Como un modo de preparar estas fiestas, el Papa propone afrontar la vida «con paso alegre, mirando adelante con confianza, sin arrastrarnos, sin desgana». «Preguntaos por vuestro propio interés: ¿Soy propositivo o me bloqueo en la melancolía y en la tristeza? ¿Sigo adelante con esperanza o me detengo para compadecerme?», desafió a pocos días de Nochebuena.

Lo hizo al hilo de la historia de la Virgen María que recoge el Evangelio de Lucas que se leyó este domingo en las iglesias. Nada más quedarse embarazada, la madre de Jesús emprendió un viaje para ayudar a su prime Isabel.«“Su embarazo inesperado la exponía a incomprensiones y también a penas severas, incluso a la lapidación», destacó el Papa. «Sin embargo, ella no se desanima ni se desespera, sino que se levanta. Y no piensa a quién pedir ayuda, sino a quién ayudar», añadió.

Consciente de las pequeñas incomprensiones que nacen en todas las familias con los preparativos de la Navidad, Francisco alertó a los católicos del peligro de «empantanarse en los problemas , hundiéndonos en la autocompasión o cayendo en la tristeza que paraliza». Su propuesta es «mirar a nuestro alrededor y buscar alguna persona a la que podamos ser de ayuda».

«¿Hay algún anciano que conozco al que puedo ayudar un poco , ser de compañía? ¿O puedo hacer algún servicio a alguien o un favor? Ayudando a otros, nos ayudaremos a nosotros mismos a levantarnos de las dificultades».

Antes de marcharse, el Papa pidió oraciones por los afectados por el tifón Rai que ha provocado más de 100 víctimas mortales en Filipinas, e ingentes daños materiales. La catástrofe ha paralizado los hospitales y ha dejado aisladas las islas Dinágat en las que un 95% de los edificios se han quedado sin techo.

«Que el Santo Niño lleve consolación y esperanza a las familias en mayor dificultad, y que nos inspire a nosotros modos concretos de ayudar», rezó el Papa. «La primera ayuda concreta es la oración, pero también otras ayudas concretas», puntualizó.