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Así es la cárcel de lujo donde «La Manada» espera la sentencia

Juegan al fútbol, van al gimnasio, ven la televisión y uno de ellos intenta sacarse el graduado escolar

Una de las habitaciones de la cárcel de Pamplona, inaugurada en 2012 ABC / Vídeo El abogado de «La Manada» se defiende
Pablo Ojer

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El pasado viernes, a través de sus abogados, los cinco integrantes de La Manada conocían que tendrán que esperar entre rejas que el tribunal dictamine si fueron los autores de una violación grupal la noche del 6 al 7 de julio de 2016 en Pamplona. Por delante les queda, con toda probabilidad, al menos un mes más de espera hasta que los tres magistrados del tribunal consideren si en las actividades sexuales que practicaron aquella noche hubo o no consentimiento por parte de la joven madrileña con la que estuvieron.

El viernes se rechazó por quinta vez su petición de puesta en libertad , por lo que tendrán que continuar con la rutina que han realizado en los últimos 16 meses que han permanecido en la cárcel y que se ha aireado en distintos medios de comunicación prácticamente desde el momento en que ingresaron en prisión. Una rutina que no difiere demasiado de lo que realizaban en el barrio sevillano de Amate, donde se conocieron cuando todavía eran unos niños y se mantenían como cuadrilla, como La Manada con la que se autodenominaban. Juegan al fútbol y charlan entre ellos en sus ratos libres en el patio o en el gimnasio . Eso sí, les falta algo de lo que en Amate disponían, la libertad.

Uno de los motivos que aduce la Justicia para mantener la prisión provisional de los encausados es el peligro de reincidencia. Tres de los miembros de La Manada tienen ya antecedentes y cuatro de ellos están encausados por un presunto delito de abusos sexuales realizados en mayo de 2016 en la localidad cordobesa de Pozoblanco .

Así es su rutina

Tres de los sevillanos, Ángel B., José Ángel P. y Jesús E. permanecen en la cárcel de Pamplona desde el día 9 de julio cuando el juez de guardia les tomó declaración y decretó su ingreso en prisión. Los dos primeros comparten celda . El tercero lo hace con otro preso, aunque no muy alejado de sus dos amigos.

Se levantan a las ocho de la mañana y desayunan media hora más tarde. En torno a las 13 horas comen y descansan un rato en sus celdas. Hacia las 20 horas cenan y para las 21 horas todos se encuentran ya en sus celdas a la espera de que al día siguiente vuelva a amanecer.

Allí ven un rato los televisores que tienen en sus celdas y que adquirieron en el Economato, entre los aparatos que compró el centro penitenciario para su instalación pero que, ante la alarma social que provocó, decidieron no darlas gratuitamente sino venderlas entre los internos.

Este escándalo que se organizó en torno al año 2012, cuando se inauguró la cárcel de Pamplona , impide a La Manada también disfrutar de una piscina cubierta que está construida pero vacía .

En 2007, el Gobierno decidió que las cárceles que se construyeran a partir de ese momento, se les dotaría de piscina cubierta para todos los internos y una televisión plana de 19 pulgadas en cada celda de forma gratuita. Hasta seis centros penitenciarios construidos en los cinco años siguientes fueron dotados de estas comodidades. La de Pamplona, fue la primera en que se recortaron «privilegios» .

Fútbol y gimnasio

Los tres integrantes de La Manada realizan una vida normal aunque con la limitación de la libertad, de no poder salir del centro penitenciario. Esto les ha llevado también a tratar de prepararse para el día en que salgan de la cárcel. José Ángel P. se dedica a ‘machacarse’ en el gimnasio. En este tiempo ha perdido cerca de 30 kilos como se pudo comprobar durante la vista pública del juicio. Ángel B. trata de obtener el certificado escolar y Jesús E. intenta mantener su práctica en la peluquería de la cárcel.

El tiempo que comparten juntos se centra principalmente en el gimnasio donde los tres tratan de mantenerse en forma y en jugar al fútbol sala. Este deporte lo practican junto con otros presos. Porque La Manada no se ha aislado, permanecen como una piña pero también se relacionan con los demás . Según ha trascendido, les han contado su versión de los hechos. Mantienen en todo momento su inocencia , que no forzaron a nadie y que los actos sexuales que practicaron en ese portal número 5 de la calle Paulino Caballero de Pamplona fueron totalmente consentidos.

El militar y el guardia civil, en Alcalá de Henares

Los otros dos integrantes de La Manada, Alfonso J.C. y A. M. G, se encuentran en la cárcel militar de Alcalá de Henares por su condición de militar el primero y de guardia civil el segundo.

Pese a su carácter militar, en este centro penitenciario se lleva una vida muy similar a las de las cárceles civiles . Y los dos sevillanos, igual que el resto de reos, disponen también de gimnasio, biblioteca y espacios deportivos.

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