Los controles en la frontera con Portugal se extienden hasta el 1 de marzo

«La circulación entre Portugal y España se mantiene limitada al transporte internacional de mercancías, a los trabajadores transfronterizos convenientemente documentados y a los vehículos de emergencias, siendo el paso solo posible a través de los puntos autorizados », dicta el documento oficial que actualiza los términos, de acuerdo con la prórroga votada en la Asamblea de la República.

¿Y cuáles son los pasos fronterizos habilitados a fines de limitado traslado de un lado al otro de la península ibérica? Los siete puestos oficialmente reconocidos continúan operando a lo largo de las 24 horas, siempre que los viajeros reúnan los requisitos necesarios.

Se trata de las barreras establecidas entre Vilar Formoso y la provincia de Salamanca , Caia y Badajoz, Vila Verde de Ficalho y Huelva, Castro Marim y este mismo enclave andaluz, Quintanilha y Zamora, Vila Verde da Raia con Galicia y Valença do Minho igualmente a las puertas de la frontera gallega.

Del mismo modo, se pusieron en funcionamiento por franjas horarias los pasos colindantes entre Marvao y Badajoz (de seis de la mañana a ocho de la tarde, de forma ininterrumpida) o entre Monçao y Galicia , de 6.00 a 9.00 y de 17.00 a 20.00, ya que está enfocado al tránsito por motivos laborales.

Esta misma premisa rige en los dos nuevos polos que se han añadido en la zona gallega: Melgaço y Montalegre , pues el tráfico hacia Orense y Pontevedra es el que mayor volumen presenta.

Esta nueva fase de las limitaciones, que arrancó el pasado 31 de enero, se complementa con la obligatoriedad del confinamiento, la extensión del teletrabajo, la prohibición de circular entre municipios los fines de semana, la prolongación de la enseñanza a distancia y el cierre del comercio no esencial.

Los planes gubernamentales prevén que todas estas medidas (o, al menos, la mayoría) se alarguen durante el próximo mes de marzo e incluso hasta que finalice la Semana Santa el 4 de abril .

El primer ministro, Antonio Costa, ya ha anunciado que no habrá fiestas de Carnaval y que la Semana de Pascua tendrá unas celebraciones mínimas que no tendrán nada que ver con la idea generalizada sobre ese periodo vacacional.

Pero es el bloqueo en los 1.214 kilómetros limítrofes entre los dos países lo que más problemas está generando, con ciudadanos que o bien son devueltos a sus lugares de origen o solo atraviesan el filtro de un exhaustivo interrogatorio.

En cualquier caso, está claro que la población transfronteriza -es decir, los que viven en un país pero trabajan en el contiguo- no tiene problemas para saltar de un entorno al otro… siempre y cuando pueda acreditarse que el movimiento obedece a cuestiones laborales. No hay manga ancha que valga , según se demuestra en el día a día.

Visitar a un familiar directo (cónyuge, hijos, padres) constituye otra de las explicaciones admitidas en las casetas de paso… y el control es absolutamente palpable, como han demostrado las colas de varias horas formadas en el umbral con Galicia, dado que los guardias paran vehículo por vehículo y solicitan los papeles pertinentes en cada caso.

Como en el caso español, han quedado de manifiesto los constantes vaivenes del Ejecutivo socialista de Lisboa. Y todo desde los diversos errores encadenados al hilo de la época navideña, que desató el empeño por «salvar la campaña» y solo acabó provocando la confusión y el relajamiento de una población cada vez más harta.

Así las cosas, ya no está en vigor el toque de queda a las 13.00 horas los sábados y domingos . Quizá sea el efecto de las numerosas quejas de la población respecto a semejante tope al mediodía porque esta circunstancia desemboca en largas colas ante los supermercados y atascos en los accesos a los centros comerciales antes de alcanzar esa franja horaria.

«Esto es absurdo, se concentra todo el mundo a las puertas y eso es perjudicial. No entendemos cómo el Gobierno puede continuar con esta medida», se lamentaba una mujer de mediana edad que solo puede hacer la compra en jornadas no laborables. Pues bien, al menos dejó de aplicarse tal restricción sin demasiado sentido.

La misma sorpresa que invadió a muchos portugueses cuando comprobaron que solo les dejaban encargar bebidas en los restaurantes si el cliente acudía a recoger el pedido personalmente, no así en el caso de las encomiendas por teléfono.