Comer erizos o caracoles infectados crudos o poco cocinados puede causar meningitis

El citado parasito fue detectado en octubre del pasado año en dos ejemplares de erizos que llegaron enfermos al Centro para la Recuperación de Fauna Silvestre del Consorcio de Recuperación de la Fauna de las Islas Baleares (COFIB). Fue también la primera vez en todo el mundo en que este gusano fue encontrado en erizos. El citado hallazgo se publicó recientemente en la prestigiosa revista científica «Eurosurveillance».

En el mencionado estudio, dirigido por la doctora Claudia Paredes, participaron Sofía Delgado y Miguel Ángel Miranda, del grupo de investigación en Zoología Aplicada y de la Conservación de la UIB; José Antonio Jurado, del Laboratorio de Genética de la UIB, y Jessica Sola, Miquel Puig y Nieves Negro, del COFIB. Los resultados del estudio ya han tenido repercusión internacional. De hecho, se presentarán el 26 de septiembre en la Universidad de Edge Hill (Lancashire, Inglaterra) y el 10 de octubre en la Sociedad Zoológica de Londres.

Los parásitos detectados en dos erizos se conocen con el nombre de «gusanos de los pulmones de rata» , porque las ratas son los huéspedes definitivos. Los gusanos adultos pueden encontrarse en las arterias pulmonares de dichos roedores, que es donde las hembras ponen los huevos. Desde allí, las larvas migran hasta el tracto gastrointestinal y son eliminadas con las heces .

De las deposiciones de las ratas pueden llegar a los moluscos, como los caracoles y las babosas, que hacen de huéspedes intermediarios. Luego, pueden llegar hasta los mamíferos y las aves que ingieran esos moluscos infectados. Entonces, las larvas penetran las paredes gastrointestinales de los nuevos huéspedes y, a través del sistema circulatorio, llegan al cerebro, donde se convierten en adultos jóvenes. Finalmente, vuelven a las arterias pulmonares donde ponen los huevos, y se completa el ciclo.

La UIB ha señalado en una nota explicativa que «es importante destacar que no se han detectado infecciones causadas por ese parásito en humanos en Mallorca y que la posibilidad de infección en las personas es baja», teniendo en cuenta que en «Baleares no se consumen caracoles crudos». Los investigadores de la UIB tienen indicios de que se trata de un hallazgo inicial que permitirá incluir el parásito «Angiostrongylus cantonensis» entre los posibles agentes causantes de la meningitis en el Archipiélago.

La mayoría de las infecciones por ese parásito «se resuelven espontáneamente con el tiempo y sin tratamiento específico, porque el parásito no puede sobrevivir mucho tiempo en el cuerpo humano». Aun así, en algunos casos «puede haber complicaciones graves» y por eso «es muy importante hacer el diagnóstico adecuado». En los lugares donde se han detectado casos en humanos, la mejor manera para prevenir las infecciones es comer los caracoles bien cocinados , así como lavar bien la verdura y la fruta antes de ser ingeridas. También se recomienda llevar guantes a la hora de coger caracoles y limpiarlos después.

En todo el mundo, se han detectado aproximadamente 3.000 casos en humanos en 30 países, principalmente de regiones tropicales. La distribución de este parásito se concentra en el sudeste asiático y en la cuenca del Pacífico, pero durante los últimos años se han localizado ejemplares en Australia, en algunas áreas de África, el Caribe y los Estados Unidos, desde donde se han expandido hacia regiones templadas y subtropicales.

En Europa, la transmisión activa de este gusano sólo se había detectado en ratas en 2010 en Tenerife. Desde entonces, era desconocida en otras regiones europeas, si bien los investigadores consideraban que podría aparecer en el continente europeo, teniendo en cuenta el patrón de dispersión a otras partes del mundo.

Como se ha señalado ya, los dos erizos infectados detectados en Mallorca llegaron al Centro para la Recuperación de Fauna Silvestre del COFIB en octubre de 2018. Ambos ejemplares presentaban síntomas de enfermedad neurológica. Con las necropsias, les detectaron varios ejemplares de gusanos en sus respectivos cerebros.

El análisis morfológico de los gusanos sugirió inicialmente que podía tratarse de ejemplares de «Angiostrongylus cantonensis». Esta sospecha de los investigadores de la UIB se terminó confirmando gracias a la s ecuenciación del ADN de los ejemplares.