El Papa urge a los cristianos a ser «servidores de la paz y la reconciliación»
Medio millón de personas han asistido a la misa final
JUAN VICENTE BOO
La herencia que el Papa quiere dejar a Oriente Medio al término de su viaje de tres días apareció con toda claridad en la homilía de la misa final, celebrada ante medio millón de personas en la gran explanada del puerto de Beirut. La vocación ... de la Iglesia y de los cristianos consiste en ser “servidores de la paz y de la reconciliación”. En un mundo plagado de erupciones de violencia, este servicio es una tarea urgente.
Las ojeras de Benedicto XVI a su llegada al altar revelaban que no había dormido bien. El Papa está cansado, ha perdido peso en Castel Gandolfo y ya no se separa de su bastón. Resulta claro que está satisfecho y muy contento de volver a Oriente Medio para aportar su grano de arena a la solución de los conflictos, pero el calor de estos tres días en Beirut pasa factura implacable a una persona de 85 años que, además, lleva en casi todos los actos ropajes de ceremonia. [ En imágenes , la visita del Papa a Líbano]
En su homilía, pronunciada en francés, el Santo Padre presentó la exhortación apostólica “Iglesia en Oriente Medio”, fruto del sínodo de Obispos del 2010, y recordó a los cristianos de esta atribulada región que Jesucristo fue “crucificado, muerto y resucitado”. El evangelio del día le presentaba ya en camino de Jerusalén, donde sufriría arresto, torturas, humillación en público y finalmente ejecución por un método cruel y vergonzoso.
El Papa explicó que “al anunciar a sus discípulos que él deberá sufrir y ser ajusticiado antes de resucitar, Jesús quiere hacerles comprender que es un Mesías sufriente, un Mesías servidor, no un libertador político y todopoderoso”. Se lo advertía de antemano a sus discípulos porque el plan de Jesúsiba “en contra de lo que muchos esperaban de él” . Había visto una y otra vez que “la gente podría utilizar su declaración como Mesías para propósitos que no eran los suyos, para suscitar falsas esperanzas terrenas. Y no se deja encerrar sólo en los atributos del libertador humano que muchos esperaban”.
Vocación de servir
Era, al modo de aquel tiempo, el conflicto entre la primacía de la política o la primacía de la religión. Un conflicto que sigue vivo en la perversión de los sentimientos religiosos que llevan a cabo los fundamentalistas. Jesús caminó hace dos mil años por las tierras del sur del Líbano, en los alrededores de las ciudades de Tiro y de Sidón. Benedicto XVI , en Beirut, volvió a recordar su mensaje y su ejemplo: servir a los demás sin servirse, para beneficio propio, de la religiosidad de los demás.
El Papa insistió en que “la vocación de la Iglesia y del cristiano es servir , como el Señor mismo lo ha hecho, gratuitamente y a todos sin distinción”. Por ese motivo, “en un mundo donde la violencia no cesa de extender su rastro de muerte y destrucción, servir a la justicia y la paz es una tarea urgente”.
En tono conmovido, el Santo Padre pasó a la forma de plegaria: “Imploro particularmente al Señor que conceda a Oriente Medio servidores de la paz y la reconciliación, para que todos puedan vivir pacíficamente y con dignidad”. Es una tarea difícil, pero, según el Papa, “es un testimonio esencial que los cristianos deben dar aquí, en colaboración con las personas de buena voluntad. Os hago un llamamiento a todos a trabajar por la paz. Cada uno como pueda y allí donde se encuentra”. Esa era la herencia que Benedicto XVI quiere dejar en el país de los cedros, cuyas siluetas se alzaban como un gran retablo detrás del altar.
El sol pegaba fuerte sobre la explanada construida ganando terreno al mar con los escombros de quince años de guerra civil en la ciudad. El Papa había llegado el viernes al aeropuerto internacional que lleva el nombre de Rafiq Hariri, el ex primer ministro musulmánsuníque reconstruyó la ciudad, asesinado mediante un coche bomba orquestado por Siria en el 2005.
Su muerte provocó una reacción popular que llevo al Líbano a desprenderse del yugo de Siria, poniendo al país, afortunadamente, a salvo de la actual guerra civil. La explanada portuaria en la que se celebró la misa pertenece a la empresa de la familia de Hariri, que la puso a disposición del Papa para el lanzamiento de este mensaje a Oriente Medio y al mundo.
El programa de Benedicto XVI incluye una visita al patriarcado sirio y la ceremonia oficial de despedida en el aeropuerto de Beirut a última hora de la tarde antes de su regreso a Roma.
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