La ausencia de gripe oculta un exceso de mortalidad aún mayor durante la tercera ola

La gripe impacta mucho en la mortalidad cada año, con una amplia variabilidad. El virus estacional causó 3.900 muertes la temporada 2019-2020, según las estimaciones del Instituto de Salud Carlos III (ISCIII). La temporada anterior, 6.300 fallecidos. En la temporada 2017-2018, se atribuyen a la gripe 15.000 muertes. Estas muertes, además, están concentradas en unos meses concretos. La temporada de gripe, un virus estacional , se extiende de octubre a marzo. El pico habitual ocurre de mediados de enero a mediados de febrero, justo en este momento.

El impacto de la gripe en la mortalidad es notorio, como demuestra el Sistema de Monitorización de la Mortalidad Diaria (MoMo), del ISCIII. Enero y febrero son los meses con mayor número de muertes previstas cada año por todas las causas. En enero , por encima de las 1.300 al día; en febrero , en torno a las 1.250 diarias de media. En contraste, los meses de agosto y septiembre están por debajo de los mil fallecidos diarios por todas las causas.

«En esta época del año, por la gripe, hay más mortalidad. El exceso de mortalidad actual, por tanto, será mayor sin contar la gripe. Esto no ocurría en la primera y segunda ola, donde la gripe no influye para el cálculo» explica el epidemiólogo Joan Caylà , exjefe del servicio de epidemiología de la Agencia de Salud Pública de Barcelona y miembro de la Sociedad Española de Epidemiología.

«En el supuesto de que no hubiera gripe este mes para el cálculo de la media de las muertes previstas, ese intervalo de confianza, en lugar de las 1.800 muertes que alcanza en su límite superior , se quedaría ajustado a 1.400, o una cifra similar, y por tanto habría mayor diferencia respecto a las muertes observadas. Las muertes esperadas se quedarían en torno a 1.000, como ocurre en otros meses del año, en lugar de las 1.300 actuales propias de enero. El exceso de mortalidad sería mayor, por tanto, estos días. Puesto que se han observado alrededor de 1.800 fallecidos algunos días de enero, habría un exceso de mortalidad de 800 y no de 400 diarios si descontamos el efecto de la gripe en los años anteriores», apunta Caylà. El epidemiólogo subraya que se trata de un cálculo hipotético, puesto que se desconoce el impacto que habría tenido en la mortalidad la circulación del virus de la gripe.

Durante la primera ola, el exceso de mortalidad, según el Sistema de Monitorización de la Mortalidad Diaria (MoMo), dejó un 67% de muertes por encima de las previstas para los meses de marzo y abril en toda España, según las estimaciones del Carlos III. Durante la segunda ola, en concreto entre los meses de septiembre y diciembre, el Carlos III calcula un 18% más de lo habitual. En esta tercera ola, a falta de consolidar los datos con nuevos registros, estima un 22% más entre el 4 de enero y el 2 de febrero.

Oficialmente, ha habido 60.802 muertos por coronavirus en España, según los datos del Ministerio de Sanidad hasta el 4 de febrero. El exceso de mortalidad respecto a un año normal, no obstante, es de 80.000 muertos, según los datos del ISCIII desde el 11 de marzo de 2020 hasta el 2 de febrero. Sacando a la gripe de la ecuación, tal y como está ocurriendo este año, habría un mayor exceso de mortalidad. El número de muertes no varía, pero sí la distancia en comparación con los años anteriores. No obstante, como subraya Caylà, esta estimación entra en el terreno de las hipótesis.

¿Realmente no hay gripe o no se está detectando? «Aunque se estén realizando menos análisis, estos resultados son negativos. De momento, se puede hablar de temporada gripal sin casos hasta ahora. Todavía no ha acabado la temporada, así que podría aparecer la gripe en un futuro; pero la impresión es que no habrá actividad gripal este año, como ha ocurrido en los países del hemisferio sur», explica Caylà.

El ISCIII pide cautela sobre los análisis de la temporada de gripe este año, pero, según sus propias cifras, así lo reconoce. Hasta diciembre solo se había identificado un virus centinela de gripe en España, frente a los 65 del año anterior en el mismo periodo. Apunta a las medidas anti coronavirus y la ampliación de la campaña de vacunación como algunas de las causas del descenso.

El epidemiólogo apunta otro factor a tener en cuenta en en análisis de la mortalidad de enero y febrero. «En esta tercera ola, puede estar ocurriendo que la curva de mortalidad sea más suave debido al fuerte impacto que tuvo la primera. Entonces murieron muchos enfermos de gran riesgo, muchos de ellos personas mayores ingresados en residencias, que ya no están en esta tercera ola», señala Caylà.

En zonas con una elevada incidencia en la actualidad como Castilla y León, Castilla-La Mancha o la Comunidad de Madrid, el exceso de mortalidad está siendo ahora mucho menor que en otras con una tasa similar, pero que tuvieron un impacto en la mortalidad inferior en la primera ola. El caso de la Comunidad Valenciana es notorio. El exceso de mortalidad actualmente es más alto que en otras con similar incidencia, pero que sufrieron una elevadísima mortalidad en la primera. En menor medida, también está ocurriendo una situación similar en Andalucía y la Región de Murcia.

España acaba de pasar el pico de contagios de la tercera ola, pero todavía faltan por alcanzar el de hospitalizaciones, UCI y fallecidos. ¿Y después? «En dos meses, si todo va bien, estaremos con una incidencia de 200, aunque todavía costará bajar la ocupación en las UCI», pronostica Caylà. «En dos semanas estaremos en Semana Santa, y corremos el riesgo de volver a subir si se pretende “salvar la Semana Santa” . Puestos a salvar, sería mejor para la economía llegar al verano con el menor número de contagios posible para ”salvar el verano”».