Aumenta la exigencia a Trump de agilizar las ayudas a Puerto Rico

El número de efectivos de salvamento y ayuda y el retraso o no de su llegada a Puerto Rico enfrentan a la Administración republicana con sus enemigos demócratas, muy críticos con la «lentitud» del equipo de Trump. La Casa Blanca intentaba contrarrestar ayer la agónica llamada de la alcaldesa Carmen Yulín Cruz, de indudable impacto en los medios, con el reconocimiento del exgobernador de la isla Luis Fortuño de que se está haciendo «un gran esfuerzo de recuperación» y «las cosas están funcionando bien». Era la versión plasmada en una nota oficial, que citaba una conversación telefónica del presidente con el anterior regidor de la isla.

El mensaje optimista de Trump se apoya en el trabajo de reconstrucción y de reparto de agua y alimentos que están llevando a cabo los 10.000 miembros del Gobierno Federal desplegados en Puerto Rico, en coordinación con los miembros del FEMA (Agencia Federal de Gestión de Emergencias, por sus siglas en inglés). De ellos, 7.200 son miembros del ejército, mientras que los 2.800 restantes pertenecen a Salvamento Marítimo. Aunque funcionarios de las Fuerzas Armadas que han afrontaron otros desastres naturales, como el teniente general retirado Russel L. Honoré, consideran que deberían haber llegado inmediatamente después de la tragedia, no una semana después. En comparación con la crisis del Katrina, que inundó Nueva Orleáns, Honoré asegura que la Administración de George W. Bush envió hasta 20.000 miembros federales, según publica «The New York Times». El teniente general, que considera la situación la situación de Puerto Rico «mucho peor», calcula ahora deberían desplegarse 50.000 hombres.

La Casa Blanca también defiende su gestión recordando que el presidente firmó el miércoles una inédita excepcionalidad a la llamada Ley Jones, que desde 1920 prohíbe a los buques extranjeros descargar en la isla. El presidente ha permitido a los barcos hacerlo sin necesidad de atracar antes en un puerto del continente y que la carga sea trasladada con bandera estadounidense. Claro que la decisión de Trump llegó después de varios días de fuerte presión desde distintos sectores políticos.

La demora en la llegada de la ayuda humanitaria a Puerto Rico no sólo se ha traducido en críticas al Gobierno Federal , responsable de ciudadanos que también son estadounidenses, por la condición de estado libre asociado a la Unión de la isla. Muchos habitantes se quejan de no ver a sus alcaldes repartiéndola.