La angustia de las familias de 150 niños fuerza su repatriación desde Malta a Madrid

Ante las restricciones existentes en el Reino Unido, los jóvenes habían escogido Malta para disfrutar de un campamento de verano en el que iban a perfeccionar el inglés. Un grueso de estos menores llegaron a principios de julio y ya en su lugar de destino coincidieron con otro grupo de italianos que, según los allegados de los afectados, no respetaban las normas sanitarias. El resultado fue que 38 de ese grupo inicial de 50 alumnos se contagiaron y fueron sometidos a un confinamiento estricto de dos semanas.

Escuelas de lenguas foráneas como Enforex, Interway, Maltalingua, Easy English, Astex o English for Life se han visto afectadas. «Llevamos cuarenta años organizando este tipo de viajes y estamos acostumbrados a gestionar diferentes situaciones, pero nos hemos encontrado con muy poca ayuda por parte del hotel de Malta y de la Embajada española en La Valeta. Todos sabemos a lo que nos exponemos cuando viajamos, pero igual Malta no estaba preparada para esta situación», explica a este diario Rafael Rivas, director comercial de Interway, haciendo alusión al macrobrote de coronavirus que la isla mediterránea se vio obligada a reconocer y que amenazó con cerrar sus fronteras a todo viajero que no estuviera debidamente vacunado.

Los afectados no entendían el abandono de Asuntos Exteriores y culpaban de ello a la inoperancia de la embajadora española en Malta, Consuelo Femenía (esposa de Pedro Duque , que hasta el pasado 12 de julio fue ministro de Ciencia del Gobierno de Pedro Sánchez); al oscurantismo de las autoridades de Malta (algún familiar denunció veladas amenazas de las autoridades para generar cierto desánimo en la natural beligerancia de los allegados que se han desplazado al país maltés para asistirles y acelerar su retorno a casa); y a la dejadez de Sanidad Exterior, que se había negado a fletar aviones medicalizados que permitieran el retorno de los españoles contagiados. «Las compañías aéreas se niegan a trasladar a viajeros portadores del Covid, porque aducen que la tripulación no está preparada y porque implicaría el riesgo de tener que confinar posteriormente a los pilotos y asistentes de vuelo.

La única forma de hacerlo es en aviones medicalizados, pero no es rentable fletarlos para dos o tres pasajeros. Y es muy difícil juntar a todos los positivos y cuadrar sus fechas de contagio y fin de cuarentena. Así que Sanidad Exterior acepta las decisiones de las compañías aéreas», explica Jacinto Vicente , abogado que ha defendido a los estudiantes de Fisioterapia que también fueron confinados en Malta y al grupo de 36 menores que recientemente pasaron por una situación similar.

El ruido mediático y la insistencia de los padres afectados ha provocado la reacción del Gabinete de Presidencia del Ejecutivo renovado y también del ministro José Manuel Albares , que luce la cartera de Exteriores desde el 12 de julio y que ha ordenado la repatriación de todos los afectados. El caso de estos alumnos de inglés beneficiará a otros menores que también estaban aislados y no pertenecían al mismo grupo. De hecho, la embajada ha repasado todo el listado de niños españoles de los hoteles en los que suelen alojarles y a última hora de ayer se cifraba en 150 los menores que serán repatriados.

«Mis hijos llevan más de diez días, desde que el Gobierno maltés suspendió todas las actividades lectivas (11 de julio), confinados en un hotel. Hubo una serie de positivos asintomáticos y los encerraron a todos en sus habitaciones. La situación es de abandono absoluto. No tienen limpieza, ni lavado de ropa, escasa comida, se alimentan de comida basura que piden online», denuncia el progenitor de dos de los afectados a ABC. «El comportamiento del hotel (uno de ellos es el Bellavista) es pésimo. Han hacinado a cuatro positivos en una habitación de dos. Les han dado una escoba para todo el grupo y el cepillo va pasando de habitación en habitación. Lo que les dan para comer es impresentable. En una cárcel se vive mejor porque, al menos, tienes asistencia médica», asegura, al tiempo que denuncian cierta desidia de la embajada: «La embajadora está más tiempo en España que en Malta y así es difícil cumplir con las obligaciones de su cargo».