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Javier Urra

Abducidos

Cuando un grupo fanático o sectario abduce a un joven, lo está secuestrando emocionalmente

JAVIER URRA

Nos encontramos con jóvenes que por circunstancias personales y/o sociales a veces sienten un cierto malestar, que puede ser personal o general, y de pronto, aparece un grupo, una asociación, una secta, que les transmite algo esencial: «Te queremos, te valoramos, te necesitamos». Y ... desde su propia libertad optan por unirse a ese grupo, que se convierte en un «grupo de hermanos». Y ahora viene la pregunta; ¿Tienen libre albedrío?; ¿saben lo que quieren hacer? ¿pueden hacer algo distinto a lo que hacen? Porque el ser humano tiene la razón, el conocimiento, pero también la emoción, los sentimientos. Y es así que nos manejamos con lo cognitivo y lo volitivo. Replanteémoslo. Paremos a pensar. ¿Un menor de 18 años sabe lo que debe hacer? ¿Lo que le puede acarrear una determinada conducta en el futuro? Se trata de menores que no tienen derecho al sufragio universal, ni a independizarse, ni a trabajar, y sin embargo, pueden unirse a un grupo dudoso, cuando no oscuro, y alejarse de sus amigos, de su familia, de su entorno, de su psicohistoria, de su futuro.

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