Sobrevivir a 45º en Córdoba

«Agua y alegría es lo más importante para olvidar que estamos bajo 45 grados y a pleno sol», comenta con ironía Antonio, un operario que se dedica a la construcción desde hace 40 años.

Una de las profesiones más expuestas a las altas temperaturas es en concreto la de albañil. «¿Trabajar bajo el sol de siete de la mañana a tres de la tarde? Es lo que hay», responden al unísono una cuadrilla de operarios en una obra de la capital. Jaime, de Aguilar de la Frontera, recuerda cuando trabajó durante un mes en obras en África, «a más de 50 grados». Por ello, reconoce, «ahora puedo superar esta aleta roja mientras tenga cerca una garrafa de agua y un buen casco».

Ya sea en cantimplora o en jarra, el agua es una de las soluciones para superar los más de 40 grados previstos hasta el final de esta semana según la Agencia de Meteorología (Aemet). Al margen del líquido elemento, las cervezas bien frías y los refrescos son también un buen remedio, tal como reconocen los hosteleros de la zona del Casco Histórico, que miran con resignación cómo sus terrazas se quedan vacías y sin visos de llenarse hasta bien entrada la noche.

Alejandro, hostelero del Casco, lamenta que el dicho de «hacer el agosto» en Córdoba no existe, porque para la hostelería de la ciudad su época fuerte es la primavera. «En verano los días con más clientela son de lunes a jueves porque los fines de semana la gente se va a la playa y aquí no hay nadie». Después de la tapa y la «cervecita de las 12», no hay casi nadie que se siente a tomar café, admite Carmen, que regenta un bar en la calle Cruz Conde, en pleno centro urbano de la ciudad. «Apenas tres o cuatro mesas a partir de las ocho de la tarde, pero poca cosa», añade.

Los turistas se prodigan poco por Córdoba durante los meses de verano. El calor es un enemigo para el sector turístico una vez que el mercurio comienza a subir desde mediados de junio. Luis Álvarez, guía de Córdoba y presidente de la Asociación de Guías Turísticos, afirma que el número de clientes del turismo de Andalucía baja en esta época, pero que, aún así, hay grupos que se atreven a pisar las calles del casco histórico de la ciudad.

La principal diferencia respecto a las rutas turísticas en los otros meses del año es que «en estos caso el programa que pide el cliente, por ejemplo, tiene más visitas a la Catedral que al Museo de Medina Azahara». Además, hay menos visitas guiadas , pero no sólo aquí, sino en todo el sur de España, pues «ahora los clientes prefieren hacer tours por el norte del país».

A pesar de que el turismo baja, no es raro encontrarse foráneos curiosos por las calles de la capital en época estival. Los turistas hacen sus rutas mientras mojan sus gorras en las fuentes sin importarle que sus camisetas estén empapadas de agua. Iván, un napolitano que está celebrando el cumpleaños de su mujer en Andalucía, reconoce en un castellano muy claro que beben cada 20 minutos. Estefanía, su mujer, admite -entre risas- que ella está «muriendo con este calor que asfixia y no deja respirar».